domingo, 23 de febrero de 2014

Comienza Literatuya: Los hermanos Karamazov de Dostoievski

He decidido leer ciertas novelas que llevo años prorrogando leer por pereza, por su dimensión, por no haber encontrado el momento o por no haber conseguido conectar con ellas. 1 obra al mes, durante diez años, un total de 120. He hecho una lista ,incluso le he dado un nombre al proyecto: literatuya.
Pero la palabra no se compone de un posesivo sino de un adverbio, no quiero poseer nada, no quiero demostrarme nada, durante bastante tiempo la literatura se convirtió para mí por un extraño complejo en el que no me dentendré por el momento, en una forma de demostrarme a mí mismo algo, en comprobar que era algo, tengo que leer tal, tengo que disfrutarlo. No quiero ser como el personaje de Berlanga en Amanece que no es poco. Suficiente sufro a veces como aspirante a escritor como para que la lectura me remueva mis inseguridades. Este proyecto está orientado al placer única y exclusivamente, quiero disfrutar con esas maravillas que hasta hoy me perdí y que como amante de literatura quiero probar, si no me convencen las dejaré, quizá lo pruebe años más tarde o quizá no, no merezca la pena ni siquiera. He seleccionado sobre todo narrativa, pero no he querido cerrar las puertas ni a la poesía, ni al teatro ni a la filosofía.

Aunque no voy a comentar todas, lo haré con aquellas cuyo resultado me haya resultado más satisfactorio o quizá más decepcionante, en general, como casi siempre en general he hecho tenderé a la crítica positiva. Me gustó escuchar a Andrés Ibáñez, que en tantas cosas ha sido un maestro para mí, que el trabajo de escritor es tan poco satisfactorio en la mayor parte de las ocasiones que es algo desproporcionado que otros colegas de profesión te critiquen, y no puedo estar más de acuerdo. Si lo haré aquí alguna vez será para dar mi opinión sincera sobre una obra que supuestamente es canónica y no fui capaz de encontarle ese valor. En cualquier caso trataré de ser benevolente con aquellas partes que no hayan sido tan bien tratadas por el paso del tiempo y me centraré en lo universal e imperecedero que en ellas encuentre. Dos cosas más, no pienso leer crítica sobre esa obra hasta haber terminado de leerla para evitar la predisposición y en mi selección on incluiré (a pesar de tener ganas de leer muchas obras recientes que ya son casi canónicas) ninguna obra anterior a mi nacimiento.
La primera obra que he leído es los hermanos Karamazov de Fiodor Dostoevski. Es una novela de 1000 páginas que he leído en 18 días y con eso ya digo buena parte de lo que me ha gustado.La escribió en un par de años, salió por entregas como era costumbre en la época en 1880, un año antes de la muerte del autor ruso y según la mayoría es su mejor novela. Yo sólo he leído crimén y castigo, muy jovencito y me pareció que Dostoievski era un pintor maravilloso del alma humana, sobre todo las atormentadas, y especialemente cuando el tormento viene por las culpas. Eso era crimén y castigo y eso también está en esta obra, pero mucho más. Aunque una novela de 1000 páginas tiene inevitables momentos densos, a mí personalmente no me ha conquistado demasiado la historia secundaria de Iliusha, he de decir que practicamente no decae, y que tiene momentos de absoluta grandeza y emoción literaria que sin duda no desmerecen la ristra de elogios que lectores bien variopintos le han dedicado. Es la novela perfecta para comenzar este proyecto, emoción, maestría narrativa y gran inteligencia. Puede que Tolstoi sea más elegante, pero es innegable que Dostoievski es un genio.
En mi opinión, como todo lo que voy a decir por otra parte, porque no he leído ninguna crítica sobre esta novela, es una novela cuyo tema es la fé o la falta de ella, en unos personajes en particular, muy extremos y en una situación extrema, pero también en un momento en que la falta de fé comenzaba a arraigar con profundidad, especialmente en los círculos intelectuales, estamos a finales del siglo y tener creencias religiosas es sinónimo de ingenuidad por no decir ignorancia. La primera parte aún siendo más lenta es para mí tan valiosa o más que la segunda. Hablo de partes hipotéticas dividiendo el libro por la mitad. El problema quizá es que en esta primera parte los personajes son algo más caricaturescos y bastante maltratados por parte del autor, aspecto este que no me suele gustar en los narradores omniscientes, acaso porque aspiro a divinidades compasivas. El único que se salva es Aliosha que es el héroe de la novela, o al menos el personaje más idealizado, por momentos incluso casi cercano al Starets zosima, al que venera. Digamos para los que no han leído la novela que es un hombre santo, una especie de gurú de la iglesia ortodoxa rusa. Ellos representan la fé y en contraposición tendríamos a Miusov, que luego desaparece pues sus ideas eclipsadas son sustituidas por la exposición más nihilista que ateista de Iván. De hecho este tiene una larga conversación con Aliosha, que encarna el trasunto principal de la novela. Me gusta el personaje de Fiodor al final de esta parte porque pasa de ser un personaje bufonesco y caricaturesco por un personaje más complejo, un epícureo dispuesto a llevárselo todo por delante. En la época caótica en una novela de misterio, el asesino hubiera sido el santo Aliosha, en los tiempos de Dostoievski no se puede llegar a tanto, es fácil adivinar quién ha sido el culpable, sin embargo el autor es capaz de darle las suficientes vueltas de tuerca como para hacernos dudar en algún momento lo cual tiene mucho mérito para un lector del siglo XXI. Me decepcionó un poco el juicio en la parte final, no me funcionó que se mencionara el resultado de antemano, y se me hizo casi indigerible el parlamento larguísimo del fiscal convenciendo al pueblo de algo que sabemos que es mentira, aunque a lo mejor eso es lo que quería el autor, sacarnos de quicio haciéndonos ver como de obstinada, ciega e injusta es la humanidad. La misantropía en la primera parte era una caricatura, en la segunda, unos acontecimientos. Hablando de caricaturas Smerdiakov se lleva la palma. Es el asesino, pero también, otro Karamazov, el ilegítimo, de él Iván dice una frase memorable "ésta mala bestia, y encima con gafas". Eso es Dostoievski en su salsa. La novela también habla de padres e hijos, de la sociedad rusa y por supuesto de las apariencias y la realidad, y no sólo por la trama principal sino porque aunque Dmitri es inocente del parricidio es culpable de un crimén acaso más horrible que es el de la ofensa al capitán y su hijo.
Mis momentos favoritos y llenos de esa grandeza a la que antes me refería son:
El comienzo del libro y esa síntesis maravillosa que nos pone en escena a Fiodor y su vida. El esperpéntico encuentro con el Starets, lleno de gran tensión y al mismo tiempo sirviendo al autor para plantear el conflicto de la historia en un marco en el que aparentemente no tiene nada que ver (sólo aparentemente), la vida del starets magníficamente narrada y sobre todo esa historia del asesino que se le confiesa (de nuevo la culpa) y por supuesto, y en esto no creo que sea muy original, la historia de Dmitri desde que es engañado por Samsonov hasta que es detenido por la policíaen la que se consigue un efecto de climax de más de setenta páginas, lo tiene todo, los momentos en la taberna tratando de despertar al borracho, el empeño de las armas, la locura, la desesperación, la culpa, pero también la lucidez ebria, el amor y la esperanza. El interrogatorio así como las dos noches en las tabernas son un antecedente de la literatura kafkiana y por tanto de la modernidad. En otra línea, pero muy sobrecogedora y patética también es la entrevista particular de Iván tras su última visita a Smerdiakov.
Podría seguir hablando líneas y líneas de esta novela. Es una maravilla, no sólo porque sea literatura adictiva, esa virtud maltratada estúpidamente por la modernidad, si no por la brillantez y al mismo tiempo la naturalidad con la que está escrita. Lo único malo de leerla es que no podrás volver a leerla por primera vez.          

viernes, 21 de febrero de 2014

Gilead. Marilynne Robinson

La sinopsis de este libro no puede ser más sencilla, son las ficticias memorias de un párroco en mitad de un pueblo de la América profunda. Materializadas en forma de larga epístola como testamento vital para su hijo. Se casó siendo muy mayor y se decide a escribir a su joven retoño porque su débil corazón le avisa de la presencia de la muerte. Poco cuenta en realidad, habla de sus ascendientes también párrocos, de cómo conoció a su mujer, de la materialización de la parábola del hijo pródigo en torno al hijo de un párroco amigo suyo. Poco más. 
Le basta con eso para llevarnos por el suave ritmo de las reflexiones de un hombre honesto y humilde, acaso por ser menos ambicionadas que otras, las virtudes más difíciles y más valiosas. Casi por momentos nos pareciera que estuviéramos escuchando a un hombre iluminado, superior, pero todo esto se nos presenta de forma muy sútil porque como ya digo es la modestia personificada. 
No se engañe el que lee esta nota pensando que no se trata de una novela interesante por quizá no
verse atrapado por el argumento aquí esbozado. Gilead fue un auténtico bombazo el año de su aparición en 2004 (Pulitzer y National Book Award) y también aquí en España, cuando Galaxia la publicó en el 2010 y razones no faltan. Habían pasado 24 años entre housekeeping (primera novela de Robinson) y ésta tan esperada novela, y en ese tiempo desde luego Robinson miró la vida, hace falta mucha profundidad, mucha inteligencia emocional y espiritual para destilar lo que aquí se nos presenta, porque ésta es una novela alegre, un canto a la vida lleno de esperanza, la condición maravillosa de la existencia está en Gilead como puede estar en cualquier lado, es fácil decirlo en teoría pero difícil llevarlo a la práctica, y entre otras muchas cosas, esta novela viene a probarnos esta atractiva tesis.

jueves, 6 de febrero de 2014

Las cien mejores novelas del Siglo XX

Bueno, es evidente que no son las "mejores", y no lo son por diferentes razones, no he leído todas las novelas del siglo XX y aún así no existe un criterio objetivo para asegurar que es peor y que es mejor. Creo que en cualquier caso ninguna es una mala novela, al menos son interesantes o buenas, si están aquí es que para mí resultaron lecturas gozosas o muy gozosas, en algunos casos, he procurado que no demasiados ha imperado lo subjetivo, hay lecturas que se sobredimensionan por nuestro momento de vida, especialmente feliz o lúcido, y esa imparcialidad poca justicia hace a la novela, pero claro, somos humanos.

Hay ausencias notables (hay gente que lee las listas buscando esas ausencias), no he leído a Lawrence, no he leído el Ulises (y en general Joyce no me apasiona demasiado), me gustó mucho Catch 22 pero por circunstancias no la terminé y también lo mismo con el señor de los anillos, en la lista sólo están las novelas que he terminado. No está Hemingway del que no he leído casi narrativa larga, no he considerado el viejo y el mar novela aunque sí lo he hecho con Franny and Zooey, seguramente porque esta obra es una de mis fvoritas. Tampoco está 1984 que traté de leer en inglés y no terminé, pero lo que leí no me resultó tan maravilloso como la mayoría dice y que suele sitúar esa novela entre las diez mejores. Hay autores que tienen varias novelas, y otros grandes que sólo tienen una, a veces no son las habitualmente más significativas pero en cualquier caso fueron las que "yo" disfruté.

En principio me parecía casi imposible hacer una lista de este tipo, ni siquiera sabía si iba a llegar a 100 pero la verdad es que finalmente he tenido problemas teniendo que dejar otras novelas que también me gustaron mucho y que no han podido estar (pienso en el árbol de la ciencia, en algo de Delibes que no me gusta demasiado pero que durante una época disfruté, en algo de Philip K. Dick, en más novelas de Faulkner, Woolf, Calvino, Perec, Coetzee, Murakami, del boom), pero en cualquier caso es lo que tienen las listas, que tienen límites. Poco a poco me fui animando con la idea porque al consultar otras listas me sentí profundamente decepcionado por el chovinismo con que se elaboraban listas supuestamente tan "magistrales" como la de Le Monde (donde la mitad de novelas son en francés, ja) o de Times, donde la literatura anglosajona avasalla de forma tan brutal al resto. Por supuesto que en mi lista hay muchas novelas en castellano, que durante muchos años formó parte una limitación lectora pero aunque haya menciones lejanas a un canón universal (muy lejanas en ocasiones) me mentiría a mí mismo si no dijera que de un modo u otro, todas fueron lecturas que disfruté mucho. Si algo tiene de bueno es que es bastante ecléctica, es lo que más me ha gustado al componerla, comprobar que soy capaz de disfrutar de tan diferentes géneros y  estilos, y no he tratado de forzar las cosas, es que realmente he disfrutado muchísimo esas obras tan diferentes. Pero basta de justificarse y explicarse y vamos con la lista.



1- El árbol de la ciencia
2- Camino de perfección.
3- Sonatas. Valle Inclán.
4- Niebla. Miguel de Unamuno.
5- El gran Gatsby. Fitzgerald.
6- Las olas. virginia Woolf.
7- La metamorfosis. Kafka.
8- El proceso. Kafka.
9- La montaña mágina. Thomas Mann.
10- Al faro. Woolf.
11- Por el camino de Swann. Proust
12- El extranjero. Camus.
13- El gran Meaulness. Tournier.
14- El sabueso de los Baskerville. Conan Doyle.
15- Los monederos falsos. Gide.
16- Muerte en Venecia. Thomas Mann.
17- Siddharta. Hesse.
18- Molloy. Beckett.
19- Impresiones de Africa. Roussel.
 20- El amante. Duras.
21- Memorias de Adriano. Yourcenar.
22- El gatopardo. Lampedusa
23- Mientras agonizo. Faulkner.
24- Retrato de un artista adolescente. Joyce.
25- Lolita. Nabpkov.
26- Pnin. Nabokov.
27- Ada o el ardor. Nabokov.
28- Bajo el volcán. Lowry.
29- En el camino. Kerouac.
30- El maestro y margarita. Bulgakov.
31- El nombre de la rosa. Umberto Eco.
32- El guardian entre el centeno. Salynger.
33- Franny and Zoeey. Salynger.
34-El desierto de los tártaros. Buzzati.
35- Poderes terrenales. Burguess.
36- Confesiones de un payaso. Boll.
37- V. Pynchon.
38- El hobbit. Tolkien.
39- Tiempo de silencio. Santos.
40- Primera Memoria. Matute.
41- Alfanhui. Ferlosio.
42- Mortal y rosa. Umbral.
43- La colmena. Cela.
44- Nada. Laforet.
45- El sueño eterno. Chandler.
46- El halcón maltés. Hammet.
47- Crónicas de Narnia. C.S. Lewis
48- La ciudad y los perros. Vargas Llosa.
49- Cien años de soledad. García Márquez.
50- Rayuela. Cortázar.
51- Paradiso. Lezama Lima.
52- El astillero. Onetti.
53- El amor en los tiempos de cólera. García Márquez.
54- Un mundo para Julius. Bryce Echenique.
55- El obsceno pájaro de la noche. Donoso.
56- La tregua. Benedetti.
57- El barón rampante. Calvino.
58- Si una noche de invierno un viajero. Calvino.
59- La vida instrucciones de uso. Perec.
60- Matadero 5. Vonnegut.
61- Cuna de gato. Vonnegut.
62- Las enseñanzas de Don Juan. Castaneda.
63- La conjura de los necios. Toole.
64- Mujeres. Bukowski.
65- La historia interminable. Ende.
66- Corre Conejo. Updike
67- Los tipos duros no bailan. Mailer.
68- Pequeño grande. Crowley.
69- Aegypto. Crowley.
70- Dinero. Amis.
71- Justine. Durrell.
72- El mal de Portnoy. Roth.
73- Las vírgenes suicidas. Eugenides.
74- Ensayo sobre la ceguera. Saramago.
75- El orden natural de las cosas. Antunes.
76- El niño del jueves negro. Jodorowski.
77- Vida y Destino. Grossman.
78- Esperando a los bárbaros. Coetzee.
79- El palacio de la luna. Auster.
80- Trastorno. Bernhard.
81- Seda. Baricco.
82- Fuegos con limón. Aramburu.
83- Amado monstruo. Tomeo.
84- Mañana en la batalla piensa en mí. Marías.
85- La música del mundo. Ibáñez.
86- El mundo en la era de Varick. Ibáñez.
87- El mapa de las aguas. Galiano.
88- Diario de un ama de casa desquiciada. Kaufman.
89- El quinto en discordia. Davies.
90- El Dios de las pequeñas cosas. Arundhati Roy.
91- El lector. Schlink.
92- Vurt. Noon.
93- Al sur de la frontera al oeste del sol. Murakami.
94- Crónica del pájaro que da cuerda al mundo. Murakami.
95- La montaña del alma. Xingjian.
96- La literatura nazi en América. Bolaño.
97- Los detectives salvajes. Bolaño.
98- Los restos del día. Ishiguro.
99- De Madrid al cielo. Grasa.
100- Botchan. Soseki.

martes, 4 de febrero de 2014

Técnicas de iluminación

Que Eloy Tizón es uno de los mejores narradores en castellano ya lo sabíamos, que su último libro corroboré y confirme esta idea es la novedad. Como ocurrió con Velocidad de los jardines, el libro ha tenido una excelente acogida por parte de la crítica y del público en general. Tras un irregular segundo libro (Parpadeos), con momentos de genialidad absoluta y otros algo más flojos, aparece este tercer libro de relatos, donde el autor fiel a su estética nos ofrece un recorrido, a ratos cotidiano, a ratos onírico de gente ordinaria, que en realidad es extraordinaria, y de ahí el título del libro y de ahí el mérito del escritor (iba a poner poeta y creo que es un lapsus que revela mucho de su literatura). Por que Tizón no es un cuentista en el sentido canónico del término, de relatos cerrados, perfectos a la manera de Salynger o Chejov por citar ejemplos variopintos, ni siquiera lo es por aquello que no cuenta (ya conocen la técnica del iceberg, Hemingway, Carver...), no predomina la anécdota como en Cortazar ni la inteligencia superior a la hora de crear universos como en Borges. Y sin embargo sus universos son hermosísimos, sentimos una profunda tristeza al terminar cada uno de sus relatos porque tenemos la sensación de que es un mundo que se termina. El mismo ha revelado la doble naturaleza del libro, en algunos predominan relatos más convencionales y narrativos, en otros la sutileza se confunde con el lirismo, y la trama se pierde en un vaporoso esplendor poético, sin embargo nunca se descompone, reconocemos el tono del relato aunque en este se desdibuje la causalidad y las leyes habituales narrativas. También expone el autor algunas de sus técnicas, la enumeración en la que un elemento sorprende y cautiva, desordenándolo todo por ejemplo, y claro que es reconocible en sus cuentos, pero uno tiene la sensación de que sus bellos relatos están integrados a su vez por obras más minúsculas que a veces engloban un pasaje completo, un párrafo o una simple frase. Uno tiene la sensación de estar siendo golpeado varias veces en unas pocas líneas y eso sólo se consigue fruto del talento y el trabajo (siete años han pasado entre este libro y el anterior). Trabajo que nunca importuna la naturalidad, el fluir del relato, su unitaria composición. Da igual que se trate de un paseo, de la mano de Eloy Walser, una orquesta en un bosque, una caja, una maleta, una pastilla que también es una naranaja o un viaje a una boda, diferentes estilos, diferentes tonos, el mismo autor. 
 Lean ustedes este libro, lean a Eloy Tizón, todos sus cuentos. Es ya uno de los narradores de referencia para todos los cuentistas y un disfrute para cualquier lector.