lunes, 29 de junio de 2015

¿Revolución política?

Desde comienzos de año, con las campañas y resultados electorales, con la nueva situación política y los pactos parecemos estar viviendo una nueva era política en nuestro país, aunque algunos, mejor o peor intencionados, se preguntan si no será todo esto una simple formalidad, y auguran, escépticos que estas nuevas figuras, estos nuevos alcaldes y alcaldesas que han tomado posesión en las ciudades más importantes del país, pronto caerán y nos mostrarán su verdadera naturaleza.
Hasta que eso pase, y en las turbias marrullerías de la derecha mediática por desacreditar sin razón de ser, y lo que es peor con la idea de contaminar la vida política de modo que al espectador le llegue el mensaje de que todos son iguales, que todos roban y que para qué molestarse (idea que beneficia enormemente a los partidos conservadores que cuentan con votantes fidelignos y que parecieran padecer de miopía moral a la hora de criticar los abusos cometidos), decía que hasta que eso pase, que podría pasar, me quedo con una idea muy positiva sobre los cambios ocurridos. Algunos de estos nuevos dirigentes, sean de plataformas ciudadnas o del partido moderado ciudadanos, están empezando a utilizar un nuevo lenguaje, una forma que reconocer méritos del rival político (como hace poco hizo Carmena con Cifuentes o Botella) y que prefiere basar su discurso en ideas constructivas más que en ensuciar al rival, (como si eso les diera a ellos un mérito).

Este tipo de mensaje, esta forma de entender la política supone una sanación de las  heridas que este país ha estado lamiéndose desde su guerra civil, y el hecho de que muchos de estos nuevos políticos sean gente joven, conocedoras del conflicto pero también dispuestas a dejarlo atrás, y que también los nuevos votantes que los han aupado pertenezcan a mi desencantada y apolítica generación, suponen un soplo de aire fresco y de normalidad política y en sí una verdadera revolución más allá de la consecución parcial o definitiva de algunos de los ideales planteados en el 15M.

Por ello, y pese a las heridas levantadas y las respuestas hirientes y fabuladoras antes mencionadas, mi postura con respecto a los recientes cambios políticos es entusiasta, hay mucho por hacer y conseguir, pero también mucho ya se está consiguiendo, un nuevo lenguaje y también una regeneración de los mitos caducos e inútiles del siglo XX.

viernes, 20 de febrero de 2015

House of Cards a la española

 
Aunque los latinos tenemos fama de corruptos y chapuceros, después de leer el argumento de la serie Borgen (noruega) o de ver la primera temporada de House of Cards (que me ha gustado mucho) uno se convence de que variaciones podrá haber muchas pero que la corrupción que engendra el poder y la ambición son siempre las mismas. No digo que consuele, en esos países el robo, el enchufismo y el chanchullo están peor vistos que aquí, sin punto de comparación pero simplemente comienzo haciendo ver que nuestros problemas no son sólo propios, no sé si afortunada o desgraciadamente.
 
Llego tarde, ya lo sé, a comentar el escándalo fiscal de Monedero, y llego tarde también para hablar de un capítulo intermedio de la primera temporada de House of Cards. Pero ya saben el dicho y además el hecho de que haya visto esa temporada precisamente ahora me ha llevado a comprehender con el cuerpo, con el alma y hasta con cada pelillo de la barba como es de asquerosa la política, o como la política depende casi exclusivamente del marketing o de la presentación televisiva. 
 
Antes de entrar en faena diré que no soy demasiado simpatizante de Podemos, los voté en las europeas por votar a un partido distinto y discreto sin sospechar el exito que luego alcanzarían. Los voté como castigo pero no por convencimiento, y en especial por el hecho de saber que Monedero había hecho campaña publicitaria a ciertos populistas dirigentes de latinoamerica. Precisamente este personaje tan poco atractivo ha sido el protagonista del escándalo político que ha hecho frenar un poco la trayectoria ascendente de ese partido. Dicho esto y dudando bastante que los vuelva a votar, no por este "escándalo" sino por lo grande que ya es ese partido que no me gustaría que ganase las elecciones por demasiado, quiero hablar de la nefasta confabulación de socialistas y populares para juntitos de la mano, soltar como hacía el congresista Underwood y sus secuaces en aquel episodio contra el sindicalista, la etiqueta maldita, y en este caso la etiqueta maldita era "defraudador fiscal".

Tiene, y perdonen que abandone el tono educado, santos cojones la cosa, que dos partido hundidos en la corrupción más absoluta, en la prevaricación y uso de influencia política se quejen de que un personajesno haya hecho una declaración en toda regla, santos cojones que ellos, los que primero unos propusieron y otros, tras criticarlo, llevaron a cabo, una amnistía fiscal a favor de lo que ahora llaman con saña "defraudador fiscal", santos cojones, como si en su día un etarra se hubiera quejado de que alguien le había pisado un pie andando por la calle.
Vale, Podemos ha perdido su oportunidad de haber echado a Monedero y convertirse en un partido tremendamente atractivo para el votante crítico, y me parece bien que un ciudadano de a pie que no se ha enriquecido ilícitamente critique al señor Monerdero y su partido, pero el PSOE y el PP, no, de ninguna de las maneras, y menos después de lo que ha llovido desde los años 80, que estos tipos salgan en la tele diciendo "defraudador fiscal" todos a una desde el disfraz de la puerza,  me produce un espanto sólo superado por la preocupación de que todavía haya gente que puede darles una pizca de credibilidad a estos impresentables. Espanto y preocupación, y otra cosa más; asco.


viernes, 30 de enero de 2015

Series 2014

Ahora tocan series. Es lo que hay, y es a lo bestia. El difícil trabajo de renunciar porque casi todo lo que veo tiene la calidad suficiente como para seguirlo hasta el final. He visto buena parte de lo que recomiendan blogueros, páginas y revistas sobre lo mejor del 2014. Hay cosas que espero ver en breve como Happy Valley, The Knick, The honourable woman, You're the worst, house of cards, orphan black, halt, catch & fire, o incluso penny dreadful y outlander. No sé si me convencerán y las veré hasta el final, de momento me habían llamado menos la atención que otras.

Estoy viendo The americans, ahora. Va de espías rusos en los años 80, una aparente familia feliz americana gozando de su sueño pero que se desvela por las noches en misiones ultrasecretas donde estarán dispuestos a todo con tal de no revelar su identidad. Ambos, actor y actriz, están enormes desde el magnetismo y aunque los capítulos son tan adrenalínicos como ocurría en series como the shield, aquí además quedan perfectamente equilibrados con el
Nunca ví Dexter, y si lo he intentado con Hannibal ha sido porque todo el mundo habla bien de ella, de su estética principalmente pero también de su tensión y todo eso. Y sí, está muy bien trabajada su fotografía con ese uso de los colores y esas imágenes oníricas pesadillescas, pero no va conmigo. Acaso soy demasiado neurótico como para ver episodio tras episodio como diferentes psicópatas deciden matar de formas horrendas a seres humanos y luego comérselos, pero me parece de mal gusto, por eso y porque estoy en contra de esta escalada de violencia que viven nuestros medios audiovisuales desde el nuevo siglo siglo no voy a seguirla.
Y al final vi The Affair, estuve a punto de dejarla tras dos repetitivos y densísimos capítulos (3 y 4) pero afortunadamente le di una oportunidad más y la cosa mereció la pena. Todavía falta por ver si ese punto de vista alternativo de los protagonistas saca el jugo que todavía no ha terminado de sacar, o al menos de resultar coherente en su desviación. De momento la serie tiene más de drama personal y familiar que de thriller, pese a ser planteada de esa forma en su narración. Hay que ver la segunda para ver si la cosa merece la pena del todo.
También he visto Rectify, una serie irregular tanto en ritmo como en calidad pero que tiene momentos sublimes, con personajes interesantes y un tratamiento particular de la línea que separa la vida de la muerte, o de la vida en prisión de la vida en libertad. Me pondré en breve con la segunda temporada.
Y también Les Revenants que me pareció una interesantísima perspectiva del mundo zombie, o como a veces los muertos podrían alterar la vida cotidiana de los que se quedaron con su simple presencia, sin necesidad de morder o atacar a nadie, lástima que el final me resultará poco redondo y habrá que ver si tras tres años de parón este año hay segunda temporada y la historia se pule mejor, pero sería un placer volver a esas atmósferas inquietantes con la música de Mogwai de fondo.

Y en el apartado comedia, de nuevo mencionar a Louie, que creo que es la comedia más potente en emisión. Y algunos picoteos, por la reciente Togetherness, de HBO, que sinceramente promete diversión y drama. La exquisita Transparent, que pronto acabaré donde no sólo se plantea la dificultad para un padre de familia en la tercera edad que decide identificarse con una mujer sino toda una problemática generacional encarnada en las diferentes situaciones de unos particulares hijos. Con todo, no me maravilla tanto como algunas listas sugieren al colocarla en primer lugar. También, y en la misma línea de personajes super guays, listísimos de la muerte y terriblemente neuróticos, le estoy dando un vistacillo a la nueva temporada de Girls, de Lena Dunham, y de momento me mola, aunque también me dan  un poquito de asquito sus protagonistas, especialmente ella. Y en una línea mucho más irreverente dos imperdibles, la última locura en animación para adultos Rick & Morty, con un desvarío de realidades paralelas, planetas e inventos y otras radiaciones, y la más terráquea pero igualmente loca, Broad city, que nos cuenta las peripecias de dos amigas cachondas, fumetas, tiradillas de la vida, que bien podían haber salido de cualquier ciudad moderna. 

Todo esto y mucho más que nos traerá el nuevo año, en este actual y exigente formato narrativo, que cosechó en el 2014 tres series grandiosas, cada una a su forma y que sin orden particular fueron:
Fargo, o la serie redonda equilibrando la calidad y el suspense de forma magistral, con guiñó de los mejores cohen de fondo.
True Detective, o la exquisitez estética, y a veces también filosófica con dos interpretaciones antológicas.
Game Of Thrones o el espectáculo total, no sólo ya televisivo sino audiovisual sin estar reñido con la profundidad moral y artística.