viernes, 20 de junio de 2014

¿Era el cine el séptimo arte?

Tras un intenso período personal y profesional, vuelvo con una pequeña entrada en la que expongo algo que cada vez pienso más y más. ¿Es Casablanca, supuestamente una obra maestra, una película a la altura de Guerra y paz, Rayuela, En busca del tiempo perdido o las sinfonías de Beethoven? ¿Se puede comparar centauros del desierto con la sagrada familia, la piedad de Miguel Ángel o la égloga primera de Garcilaso? ¿Está Psicosis al nivel de los techos del vaticano, la obra de Keats o los conciertos de Brandenburgo? ¿Es el cine un arte al nivel del resto de las grandes artes? La música, la arquitectura, la escultura, la pintura, la literatura? (me cuesta incluír supongo que por prejuicios, la danza)Y si lo es, también lo podrían ser los comic, la fotografía o el origami. Me niego a añadir al ingenio publicitario. Pero vamos a imaginar, que sí, que incluso la publicidad pueda ser un arte. Todo esto ya está muy hablado, y está superado, el deconstructivismo crítico, Madonna bailando en la misma división que Rilke, el valor de lo moderno. No quiero contestar a esas preguntas, no tajantemente, simplemente diré que al igual que en la antiguedad hay artes mayores y menores y que el ingenio del que se nutre el arte moderno, es ingenio y no esplendor. Volvamos al cine, ¿es el cine un arte mayor? mi respuesta es No. Y eso que adoro el cine, me gusta esa síntesis de fotografía, música, literatura e interpretación, amo el cine pero hasta hace poco no me había dado cuenta de que era un arte menor. Hace unos años hubiera dicho que sí, que el cine es arte mayor, como no con películas como el viaje de chihiro, Magnolia, American Beauty... Ahora respondo que no, porque han aparecido las series, unas series maravillosas, capaces de recrear mundos complejos y personajes fascinantes de un modo que el largometraje no había sido capaz. Y han sido capaces además de devolver al cine a su sitio real: un escalón por debajo, eso que antes nos parecían los cortos cuando los comparábamos con las películas, ingenios hermosos, entretenimientos, espectáculos fugaces. Sé que hay gran cine de autor, y hermosísimas películas, pero, tanto en literatura como en música (en mi opinión con la arquitectura las grandes artes), los generos más prestigiosos desde hace ya unas centurias son la ópera o la sinfonía y la novela, la gran novela o como se llama desde el escaparate de las contraportadas la novela total. Ese género que inventa Cervantes y que tras sus titubeos dieciochescos se consolida ya en el XIX como el gran arte literario. Ese género que aspira a crear un universo propio (como lo hace una sinfonía o una catedral gótica) donde a su vez caben otras artes donde a su vez caben otras artes...Eso, lo están consiguiendo las series, y cada vez más. Dudo que este año haya una película, por muchos oscar que gane o mucho que deslumbre que tenga más repercusión que True detective o lo que ha hecho Game of Thrones en su cuarta temporada. En este último caso, a la esencia de espectáculo total del cine holywoodiense, el asalto al muro, el ataque con los esqueletos, se une un guión con momentos realmente emocionantes (ese momento de Tyrion en el juicio o ese monólogo sobre el primo idiota que machacaba escarabajos y que Shakespeare hubiera firmado sin problemas). Me alegró leer que García Galiano, profesor y mentor hablaba de The Wire como una obra maestra sin paliativos de nuestro tiempo. Lo es. Comparar Casablanca o algunos otros clásicos del cine con una serie de esa envergadura es un sacrilegio. En este caso cualquier tiempo pasado fue peor, y es normal, porque el cine no era más que el germen, el comienzo de algo que se podía materializar en lo que ahora lo está haciendo. Todavía el cine mueve mucho más dinero en algunas producciones que las series, pero a medida que esa diferencia se ha ido acortando se están produciendo estos resultados y vaticino que con el tiempo, todavía llegarán más joyas que añadir a Breaking bad, six feet under, Lost, The wire, Game of thrones y tantas otras. También habrá decepciones claro, ideas que se alargan tratando de hacer caja, como el caso de Homeland, pero eso tiene una importancia secundaria. Viva el cine, claro. Pero si el cine era una fábrica de sueños, las series no se conforman con menos que mundos, mundos claro, llenos de sueños que a su vez contienen otros mundos.