jueves, 24 de abril de 2014

Lluvia de lecturas

El ansia voraz por leer me ha sacudido con tanta fuerza esta vez que apenas si saco tiempo para escribir nada. Ni siquiera el blog. Éste, mi blog. He tenido la mala suerte (en ese sentido) de leer cosas muy interesantes, como jacques el fatalista, o de leer cosas estremecedoras como llamadas telefónicas, o cosas hermosísimas como hiperion de Hölderlin o cosas prometedoras y decepcionantes a un mismo tiempo como el vano ayer de Rosa, de leer cosas ingeniosas como el pez volador de Hipólito Navarro, o cosas sombrías como Watchmen o cosas puras como las confesiones de San Agustín, inteligentes como Centuria de Manganelli o cosas abrumadoras como origen y presente de Gebser o cosas comerciales como el curioso incidente del perro a medianoche y también desordenadas como la casa verde y cosas melancólicas como Austerlitz y también densas y pesimistas como el mar y épicas como la Iliada y tiernas como grandes esperanzas. En fin, que en mes y medio he leído mucho, o al menos mucho en mi opinión, teniendo en cuenta mi capacidad y mi tiempo. Y lo peor es que he hecho una de esas enfermizas compras que sumadas a las de la feria del libro promete llenar mi despensa sobradamente para todo el verano. Quiero leer el buen soldado, Eeeee, Pálido fuego, el obispo leproso, el Persiles y a Yuri Herrera, y Whitman, y huérfanos de Brooklyn. Y quizá no sea nunca un buen escritor pero supongo que sí seré, lo soy ya, un buen lector, un lector ávido y ecléctico, un lector que le da oportunidades a sus libros, que trata de no prejuzgarlos y sacar lo bueno de ellos. 
Y sin embargo, siento que debo dejarlo, que no puedo concentrarme tanto en ello porque incluso leer puede ser una adicción un tanto empobrecedora. 

lunes, 7 de abril de 2014

Diario del año de la peste: Daniel Defoe

La editorial Impedimenta nos ha regalado este clásico de la literatura en sus siempre bellos libros, con esas imágenes, ese tacto y esa fuente de letras tan ajustada a lo que todo lector desea. Desgraciadamente la edición contiene unos cuantos errores de descuido, incluido un terribe tubo del verbo tener que parece mentira haya sido pasado por alto. Además la introducción está escrita por un tipo cuyo desprecio por Defoe sólo parece encontrar parangón con la propia obra que tenemos entre manos. Y yo me pregunto... ¿no se podría elegir a un prologuista que ame la historia que luego se nos va a presentar? Es cierto que como casi siempre leí el prólogo después de la obra, pero si por un casual lo hubiera hecho antes acaso no me hubiera adentrado en la misma. Vale que el prólogo no es estrategia de marketing y que no influye tanto como la contraportada o las recomendaciones de otros autores, en este caso Márquez, pero toda edición gana con un prologuista que quiera la obra y que se presenta y más cuando la misma es un clásico ya. Y ya lo dejo. Este diario, que es falso, porque Defoe era niño cuando ocurrió la peste de 1665 en Londrés y sólo lo escribió cuando la peste arrasó media ciudad de Marsella y digamos que era un tema de moda (oportunismo avivado oportunamente en el citado prólogo), este diario, decía, narra los acontecimientos que tuvieron lugar durante dicho año como consecuencia de la epidemia que sufrió la ciudad de Londrés. Como periodista que fue, Defoe utiliza diferentes datos, especialmente los del número de muertos e infectados, su progresión y tendencias, pero también anécdotas, pequeñas historias, opiniones sobre el origen y la forma de transmisión de la enfermedad así como, pensamiento ilustrado, diferentes críticas a los pseudoreligiosos que especulaban sobre la enfermedad, inventaban remedios y protectores pero también a clérigos que salieron pitando a las primeras de cambio y por supuesto a la Corte de la que se dice no hizo absolutamente nada para combatir el mal. Es cierto, comó también dice el prologuista que hay muchas repeticiones y mucho caos en la narración, que la breve aventura de los jovenes que salieron al campo huyendo de la ciudad es interrumpida bruscamente y que el conjunto en general de cierta impresión de descuido en la empresa de la narración. Pero Diario del año de la peste es una obra de un gran interés, las primeras cincuenta páginas en las que se detalla como la enfermedad va surgiendo y extendiéndose ante el pánico de todo el mundo son una lección magistral de lo que el cine apocalíptico de holywood trata en vano de conseguir, esa sensación que padecimos en parte, (a otra escala claro) cuando la OMS aliada con el periodismo y las farmacéuticas nos alertaron en vano sobre la gripe A, esa sensación de que algo espantoso está a punto de suceder, algo que nos arrebatará nuestras vidas despiadadamente. De igual modo me han parecido muy conseguidas y emotivas las reacciones de la gente enferma, sus gritos, su desesperación, su locura y sus suicidios, en general todo ese muestrario que supone una auténtica guía del alma desesperada capaz de matar, de saltar por la ventana, de abandonarlo todo, pero también del alma heróica capaz de sobreponerse al miedo, y sobre todo esa descripción en ciertos pasajes de como la vida a pesar de todo continuó, en medio de la desgracia, la gente salvo en los momentos más extremos, seguía trabajando, paseando y tratando de normalizar su vida, en parte porque la desesperación termina por extrema que sea y al final en medio de ella se alza la cotidianidad, y eso se expresa muy bien cuando la peste remite su mortalidad y la gente descuida sus precauciones. El ser humano se precipita rápidamente a tomar medidas en la desesperación y rápidamente se precipita a abandonarlas. Eso, la ambientación de la calamidad, y la pintura del alma humana a través de la misma hacen que esta sea una narración tan imperecedera. Por unos días viajé por ese horror, me sobrecogí y me sentí feliz de no haber pasado por algo así. Por unos días aprendí algo más sobre el alma humana. Tras haber leído de Defoe y estar leyendo a Diderot, siento cierta envidia como profesor de literatura castellana de esas obras literarias. En nuestro temario no contamos con esos aliados que sin duda colaborarían mucho más a fomentar la lectura entre los jovenes. Por supuesto que tenemos grandes obras literarias, pero su lenguaje por antiguo se hace difícil a nuestros jovenes y la novela española salvo excepciones, que a veces sobrepasan por su estilo el entendimiento de un lector común, no consigue motivar el amor por la lectura de nuestros jovenes.

miércoles, 2 de abril de 2014

True Detective

Lo primero... ¿es realmente True Detective tan buena como la pintan algunos? ¿es realmente la serie del momento?
No. 

Es muchísimo mejor que todo eso. Desde que entra la música de la cabecera uno ya ha abierto los ojos sabedor de que tiene algo de muy alta calidad delante. A los cinco minutos de comenzar, cuando se nos presenta a la primera vícitma y a los detectives tomando datos, cuando hemos tenido los primeros picados y planos abiertos de esa zona pantanosa, no sólo estamos viendo imágenes, estamos saboreándolas, degustándolas. He leído por ahí en la red que la serie tuvo buena aceptación pero que empezó a ser tomada como una de las grandes tras el plano secuencia final de la cuarta temporada, un plano de acción de seis minutos de duración. A mí personalmente no me hizo falta llegar hasta ese punto, aunque también admiro y valoro ese plano secuencia. A mí la serie se me hizo grande con McCounaghey, con su actuación y con su personaje. Por supuesto que Harrelson está genial y que su personaje que vive en la contradicción hipócrita de la sociedad estadounidense (lo genial es que realmente se crea superior a su compañero que es un rarito)pero lo de Rust son palabras mayores. Ese discurso que pronuncia cuando su compañero le pide su opinión sobre sus ideas religiosas es tan sobrecogedor que uno no puede menos que sentirse fascinado por ese personaje. Es un héroe de novela negra, un tipo duro, un tipo que no confía en mujeres ni en emociones, un tipo honesto con un código ético propio que no concuerda con el colectivo pero que piensa seguir jugándose la vida, hasta aquí todo siguiendo el arquetipo, pero ese nihilismo, esa desesperación... esa necritud. Estamos ante un personaje que no parece humano, que no se inmuta, que vive anestesiado en su mundo ideológico y no se permite sentir absolutamente nada, consecuencia del peor dolor posible, el de haber perdido una hija. A partir de ese discurso y hasta los títulos de crédito del capítulo 8 de la primera temporada, he seguido a este personaje con una complicidad que me resultaba al mismo tiempo muy molesta. No me gusta el nihilismo ni las ideas existencialistas, ¿Cómo es posible que este tipejo me resulte tan atractivo? El propio Harrelson le dice que se calle la puta boca, y una parte de mí tampoco le quiere oír, y sin embargo es demasiado atractivo. Mc Counaghey (ya lo dije cuando hablé de mi favorito para ganar el Oscar y no es por dármelas de adivin) estás en estado de gracia para el cine, estás on fire, no pares, si tuviera unos cuantos años menos te ponía un poster en mi cuarto. Gracias. 

¿Y qué más?, la serie. La serie es una delicia visual. Yo no soy muy del cine contemplativo pero esos planos de las marismas, esas casas sordidas perdidas en medio del pantano, ese prostíbulo en mitad de la vegetación. Esas trampillas para pájaros. Creo que eso va más allá de la buena ambientación, es algo diferente. Lo voy a decir, ya que hoy estoy algo sensible, es poesía visual. Es el contraste con la sórdida morada del héroe, llena de libros de serial killers, de esquemas, de hilos y flechas. El ritmo es perfecto, el guión en mi opinión perfecto, hay quién dice que es pretencioso, luego iré con esos que dicen, a mí no me parece un guión que busca ser oscuro, no me parece un guión pretencioso. La forma de presentar la historia con esos interrogatorios a posteriori me parece elegante y muy eficaz narrativamente. Practicamente me ha gustado todo en la serie, la música, los secundarios. Quizá se podría reforzar un poco la idea propia de la novela negra de los fallos del sistema y hay algo en el final, que no diré para no destripar nada, que no me funciona del todo, pero aparte de eso, todo es sobresaliente. Dicho esto, y teniendo en cuenta que cada temporada cambiará de actores y de director, no es esta una defensa de la serie tanto como de su primer temporada, no sé si se podrá igualar lo que hemos visto en esta inicial. 

Y termino con los críticos. Primero, algunos se abalanzan a situar la serie por debajo de otras grandes como los soprano, Breaking bad, six feet under. Ya saben aquello de excusa no pedida acusación manifiesta. Nadie les pide que la sitúen en el número 1. Creo que eso va en gustos. Segundo, tratar de mediocrizar una serie de este calibre es simplemente padecer la fobia a la mediocridad, es decir tratar de ir en contra de opiniones generalizadas para tratar de sentirse superior a una media. Tercero, dicen que es pretenciosa. Claro, pretende ser una magnífica serie y lo consigue sobradamente, y... Eso es como decir que la mitad de las obras maestras del cine son pretenciosas porque son realmente geniales. Siguiendo a estos iluminados habría que hacer cine de mierda, que sólo tratara de cosas ligeras y que no innovase en nada para no ser tildado de pretencioso. Cuarto, hay muchas alternativas, si no les gusta, peor para ellos, otros la disfrutamos más que sobradamente, nos gusta, nos encanta, nos ereccionamos con ella en nuestros sueños más profundos. Sentimos que no os pase lo mismo. Una lástima.