miércoles, 31 de diciembre de 2014

Un año de libros. Mis lecturas de 2014

Estas son sin ningún criterio cronológico (nada de los mejores libros publicados este año o algo por el estilo) las lecturas que por una u otra razón han llamado poderosamente mi atención este año y que acaso a algún lector virtual le pueda servir de referencia de algo.

- Hermanos Karamazov y Ana Karenina: dos de los clásicos rusos que me faltaban por leer y que por fin este año he cumplimentado el sueño de poder hacerlo. Dostoievski de forma más adictiva y gamberra, Tolstoi con más elegancia y nostalgia, son dos obras que todo amante de la literatura debe leer sí o sí, sin dejarse intimidar por su tamaño. Aquí los enlaces  Hermanos Karamazov    Ana Karenina

- El buen soldado de Madox Ford: Uno de esos narradores poco fiables en una construcción narrativa impecable. Un caleidoscopio narrativo donde la historia se va reinventando a sí misma.

- El vano ayer de Isaac Rosa: No es tan buena como a veces aparenta ser. Y sin embargo esta novela que narra (además de la contrucción de ella misma de manera lopesca) la brutalidad represiva del régimen franquista nos recuerda con estilo propio e interés que lo chabacano y cutre no por ello deja de ser malvado.

- Diario del año de la peste de Defoe. Grandiosa recreación a posteriori de una de las peores epidemias que sufrió la ciudad londinense. Me vino mucho a la mente cuando se hablaba del ébola. 

- La maravillosa vida de Oscar Wao de Junot Díaz. Una educación sentimental a lo caribeño, plagada de mala leche contra los desmanes dictatoriales de la república dominicana y con mucho humor moderno, ahhh.. y una guindita de vudú y maldiciones variopintas. Reseña aquí http://mundodena.blogspot.com.es/2014/05/la-maravillosa-y-breve-vida-de-oscar.html

- Una historia secreta de la consciencia de Lachmann. Sin ser tan original ni deslumbrante como Gebser, este ensayo del antiguo rockero realiza un recorrido por las diferentes etapas de la consciencia humana, parte del trabajo de autores como Nietzche, James, Ouspensky o Gebser entre otros para realizar un trabajo muy interesante y de lectura placentera.

-Universos paralelos de Kaku. Un ensayo de divulgación científica que sabe desfilar en el estrecho filo que separa lo especializado y por tanto incomprensible para el lector medio (aunque sí cae de algún lado es de ahí) y lo ramplón y simplista. Un recorrido apasionante por las teorías más recientes sobre astrofísica cuántica. 

- Huérfanos de Brooklyn de Jonathan Lethem. Divertidísima superación de los rigores de la novela negra. También con reseña http://mundodena.blogspot.com.es/2014/05/jonathan-lethem-huerfanos-de-brooklyn.html

- Gilead de Marilynne Robinson. De las mejores novelas de lo que llevamos de siglo. Reseña aquí

- Centuria de Manganelli. No sé si son novelas río como se sugiere pero sí cuentos muy muy comprimidos con una densidad conceptual deslumbrante. No son geniales los 100 pero los hay en suficiencia como para no echar un vistazo a esta obra tan peculiar. 

- Mire al pajarito. Vonnegut era un genio, y la prueba es que incluso en algunos relatos tardíos es capaz de escribir mejor que el 99% de los cuentistas actuales. http://mundodena.blogspot.com.es/2014/03/mire-al-pajarito-de-kurt-vonnegut.html

- Llamadas telefónicas/ Putas asesinas de Bolaño: Un par de libros de relatos que he releído este año y ¿qué puedo decir?... Bolaño es el escritor más importante de los últimos cincuenta años. Simplemente eso. 

- Austerlitz de Sebald. Una novela que pareciera no serlo, un recorrido visual por toda la nostalgia de la Europa del siglo XX.  Una joya exquisita y extravagante.

- La conciencia de Zeno de Svevo. Con uno de los personajes más divertidos que ha dado la literatura.

- Rock Springs de Ford. Diez relatos cortados por un patrón parecido, hechos a la horma del realismo sucio, pero hermosos pese a todo. 

- Más allá de la vida de Pommel. Un estudio sobre un cardiólogo holandés sobre pacientes que tuvieron ECM (experiencias cercanas a la muerte) y que lleva al autor a realizar un enfoque sobre la separación entre mente y consciencia, algo en lo que también profundizaba Lachmann.

- Díez de diciembre de Saunders. Aunque irregulares algunos de estos relatos son divertidos, perturbadores, emotivos y sobre todo profundamente originales. Merece la pena leerlos. 

- Historia abreviada de la literatura portátil de Vilamatas. Un libro precioso, una joya que homenajea un momento crucial de la cultura consiguiendo formar parte de ella misma. http://mundodena.blogspot.com.es/2014/05/historia-abreviada-de-la-literatura.html

- Relatos de Von Kleist. Construídos con gran perfección, en ellos el suspense nos va guiando entre historias donde aparece el tremendismo y la miseria humana, pero también el valor y la pureza. 

- El plantador de tábaco de Barth. Tocho del que todavía me quedan trescientas páginas pero que incluyo aquí, por original y divertidísimo, excesivo siempre y con un héroe imborrable Ebenezer Cooke. 

- Técnicas de iluminación de Tizón. Nuestro mejor cuentista. Unos relatos imperdibles que si hubieran sido escritos en inglés estarían en boca de medio planeta. http://mundodena.blogspot.com.es/2014/02/tecnicas-de-iluminacion.html

- Brilla Mar del Edén de Andrés Ibáñez. Acabo con esta obra que como ocurría con la anterior han sido publicadas este año y forman parte de lo mejor que se está publicando en cualquier idioma y que tenemos la suerte de poder leer en castellano. Esta novela es una aventura total que el tiempo debe colocar en el lugar de la historia de la literatura que le corresponda. No esperes lector a que eso ocurra para leerla. Reseña http://mundodena.blogspot.com.es/2014/03/brilla-mar-del-eden-andres-ibanez.html

viernes, 28 de noviembre de 2014

Contra la querella o hacia un mundo olvidado de sí

De todas las malas herencias que vamos recibiendo del modelo social capitalista-bienestar de los USA, la del abuso del litigio acaso sea la que más rabia me produce. Entiendo que una mente que ya no debe preocuparse para sobrevivir tienda a preocuparse en no preocuparse y se caiga fácilmente en las neuras cada vez más extendidas, entiendo también que el sueño americano nos haya hecho caer en el stress, en la competitividad y también en el miedo y la depresión. O que haya incentivado eso que en otras culturas y sociedades ya estaba allí. Entiendo que compremos miles de productos inútiles esquilmando el planeta sin sentido o que incluso usemos el acto de comprar como una forma para evadirnos. Todo eso aún siendo muy preocupante me parece con todo más aceptable que una tendencia que viene multiplicándose en los últimos veinte años y que no es otra que el amor a la denuncia.
Pareciera que nuestra única forma de sortear la frustración y la impotencia fuera con el recurso de la querella. Desgraciadamente estoy sufriendo en mis carnes un proceso judicial interminable por cometer un desliz burocrático. Y ciertamente, me parece una tortura. El propio lenguaje jurídico me pareciera tener algo de perverso, los matices y las interpretaciones algo propio del mundo de los trileros y los timadores o cuando menos de los charlatanes, y es por todo esto que me resulta más sorprendente aún que todavía haya gente que tenga ganas de meterse a uno de estos procesos (de los que me pareciera deberían rehuir como del quirófano, salvo que no quedara otro remedio).
Y sin embargo, cada vez son más los emprendedores que se embarcan en procesos de todo tipo, contra todo tipo de personas: sus exparejas, pero también sus vecinos, sus médicos, su profesores, sus centros de trabajos, sus colegas, sus hermanos, y todo lo que se les ponga por delante, y lo que es peor, por unos motivos cada vez más nimios. Antiguamente las cosas se solucionaban a palos, podrá decírseme, sí, es cierto que en ocasiones era así, pero también que muchas veces se solucionaban dialogando y con sentido común, o en el mejor de los casos, entendiendo las debilidades del otro, perdonándolas si realmente no nos causaban un perjuicio significativo. Entendimiento que hacían a la persona virtuosa, cosa que hoy parece no ser muy apetecible.
Todo este asunto me ha venido porque a la famosa Teresa Romero la ha demandado su doctora por no avisarle de que pudiera tener el ébola, y también porque esta mañana leo que a una famosa su exmarido le acusa de no se qué, por algo que publicó en twitter. Pero esto es sólo algo de actualidad, la punta del iceberg de un fenómeno que forma ya parte de nuestra cultura, como profesor veo que en la comunidad educativa hay cada vez más miedo a la denuncia, y en parte con razón, porque se multiplican las querellas, las gilipollescas querellas claro.Y no sólo es que estemos creando un mundo más estúpido y burocrático que necesita explicitar todos sus movimientos y llenarlo y emborronarlo todo con letra pequeña (que también, porque estamos llenando nuestro mundo de ese lenguaje jurídico del que hablaba antes) sino que nos estamos olvidando que buena parte de nuestros problemas se pueden solucionar con algo tan inmediato y humano como la compasión. Entiendo que alguien pueda hacer algo mál y que eso supusiera un fastidio para mí, pero antes de pedir la cárcel para esa persona, antes de tratar de hacer el mal al otro (porque eso es de lo que se trata cuando uno pone una querella personal contra una persona, y no hay razón ni mentira que pueda ocultar eso) quizá baste con ponernos levemente en su lugar, o pensar en otra situación en la que quizá nos hayamos comportado de una forma parecida. Hace poco leí esta frase : "Cuando encuentro un punto en común con el enemigo, ahí se termina la guerra", y todos estamos en contra de la guerra ¿verdad? a todos nos repugna hacer daño a los demás ¿verdad? Pues no estaría de más recordarlo cada vez que optamos por la querella facilona, por el odio gratuito. No sólo viviremos en un mundo más sensato sino también, lo que es más importante, más compasivo, más humano en el sentido positivo del adjetivo.

domingo, 12 de octubre de 2014

Otoño Cultural (II) Series

He dejado completamente de lado el género cinematográfico menor, las películas, y estoy inmerso completamente en el universo de las series. Series que siempre he querido ver, series que recién descubro, series que sigo desde hace tiempo...

Y series que tenía pendientes, ya clásicas:
The sopranos: Quizá de las grandes de todos los tiempos la que me faltaba por ver. Estoy a mitad de la segunda temporada. La primera fue recibida con mucho agrado aunque me deslumbró mucho al principio y me gustó el final, los capítulos de en medio me dejaron algo indiferente en ocasiones. Entiendo que es una serie con mucha calidad, con personajes muy interesantes y un guión redondo, pero no me parece tan buena como The Wire y está por ver si me va a gustar más que six feet under, game of thrones o breaking bad. Veremos.No comparto desde luego los que la colocan como la mejor de las series con mucha diferencia.

Y series que he descubierto mirando listas por internet:
Broadchurch: Me enamoré de esta serie británica de una sóla temporada, 8 capítulos, en cuanto vi los primeros minutos. Se trata de un asesinato de un niño en un pueblecito inglés. Está rodada con muchísimo estilo y conjuga muy bien el lado emocional y el suspense. Ambos detectives son grandes actores y tienen mucho magnetismo, especialmente él, que al parecer es el nuevo Doctor Who. Es adictiva y sabe sortear todos los peligros que ello implica. Es una serie que deberías estar tardando ya demasiado en ver.

Sherlock: Otra inglesa. Miniserie, temporadas de 3 capítulos, que en realidad son películas de hora y media. Sólo he visto la primera temporada.  Muy magnético el actor que interpreta al genio de la intuición y el razonamiento. Adapta a las mil maravillas el clásico de Conan Doyle, al Londrés actual. Tiene mucha gracia y aunque no es de las que te mueres por ver del tirón, es la mar de entretenida.

Shameless: Una familia en los suburbios de una gran ciudad. Adaptación americana de una serie británica del mismo nombre, como pasa tantas veces. La madre desaparecida, el padre alcohólico, una ristra de hijos, sensibles, inteligentes, casi geniales, la hermana mayor tira del carro de la familia y en su primera temporada conoce a un joven rico que dice estar enamoradísimo de ella y que está empeñado en "salvarlos". De momento entretenida y curiosa, sin grandes deslumbramientos.

Enlightened: Está Laura Dern y está lo curioso del argumento, una joven ejecutiva que sufre un ataque de nervios en su trabajo se retira dos meses a un centro espiritual tras lo cual retorna con nuevos "aires" a su centro de trabajo. 

Louie: Una especie de Seinfeld del siglo XXI. Breves capítulos de 20 minutos que alternan sketches con monólogos humorísticos pues su protagonista trabaja de ese modo, me quedo con lo segundo que me hacen realmente mucha mucha gracia. Humor negro y ácido, un poco obsesionado con lo sexual, pero aún así muy divertido. Merece mucho la pena. 

Y series a las que sigo siendo fiel:
Orange is the new black: Un placer reencontrarse con Piper y sus desventuras, sólo he visto el primer capítulo pero la cosa pinta realmente bien para la segunda temporada. Me la pienso tragar en lluviosas noches de octubre tapadito en mi sofá con una mantita después de cenar.

Downton Abbey: Sí, soy un fanático de esta serie. Aunque sea un culebroncillo, aunque cada vez pasen menos cosas y algunas se repitan. Me da igual, me hipnotiza ver a esos nobles y a esos criados conviviendo en el universo de una mansión. Me relaja, me gusta su visión cándida del mundo, antes de la malicia y la forzada complejidad, de la provocación y el mal gusto con el que tantos shows parecen complacerse. Es como Dickens. Una alegría falsamente sencilla.

Y sí, lo que está por venir, dudando si darle una oportunidad a Homeland, que tras su desastrosa tercera temporada parece haber venido más enderezada según la crítica, y esta noche comienza Walking Dead la otra decepción del año pasado pero que seguro que caerá también aunque sea por fidelidad nostálgica y Fargo, de la que mi amigo Dani Peña me habla todo el rato bien y algunos proyectos de HBO antiguos, como Roma o Deadwood, y otras que quiero ver en cuanto acabe las que estoy viendo como Black Mirror y Dead Set y The Office y Death Note...

domingo, 5 de octubre de 2014

Otoño cultural (I)

Me estremece el infinito flujo de información que me rodea. Cada vez que explico la comunicación a mis alumnos les hago referencia a ese hecho, la saturación de información disponible gracias a las nuevas tecnologías, el fácil acceso a ella y su infinita cantidad. Se llama internet, pero también democracia, clase media, avance social, sueldo decente y biblioteca pública. Veremos si dura. Aunque a mí esto de la información y la falta de tiempo me estremece. Algo parecido a lo que le pasaba a Pascal con los espacios infinitos. Pero lo dejo, que me pongo estupendo.

Despés de un analfabeto y feliz verano, he vuelto a la cultura. Esa es la información de la que hablaba. De los montones de libros - i must read- de las listas pendientes, de un montón de películas algunas abandonadas a medias, estrenos sugerentes o clásicos que nunca vi, o que ya he olvidado, y las series claro- Quizá el género más atractivo para mí en este momento, series que tengo que ver porque me las recomiendan amigos, o porque su argumento me arrastra, o simplemente su género. Como siempre tengo muy pero que muy poco tiempo, así que haciendo equilibrios, picoteando como el pajarillo fruto de la ansiedad y también de la nostalgia de la nueva estación me voy sumergiendo en la información, me voy enredando en los sueños que otros soñaron, esos sueños que como explico en clase nos parecieran casi condición sinequanon para vivir, para entender algo que el lenguaje no puede concretar.

He leído muy poco en el mes de septiembre, devoré en unos pocos días la última de Murakami "Los años de peregrinación del chico sin color", que me ha sorprendido para bien, partía con pocas expectativas tras el batacazo de After Dark y, sobre todo, la ruina final  de 1Q84 que tras comenzar como sus grandes novelas terminaba siendo una reiteración sensiblera en su parte final al estilo de su famosísima Norwegian Wood. Me gustó la trama, que se desenvolvía con facilidad y también esos poderosos sentimientos de nostalgia que se desenrollan delante del protagonista, es cierto que le falta la profundidad de sus grandes obras y que más que terminada está dejada al igual que After Dark. Si terminé "La conciencia de Zeno" que me ha dejado con la boca abierta, que es una obra asombrosamente cínica, visionaria. Un enfermo imaginario con el que yo, otro enfermo imaginario durante unos cuantos años, he conectado enseguida claro, y la cosa no siempre es digerible porque el tipo es un lerdito de mucho cuidado, como si a cada saltito que diera por la vida pisara un charco y la culpa fuera del charco y no de él que no se fija. Un morrocotudo, ególatra de mucho cuidado, pero también un tipo entrañable, en la misma época de Kafka hablando de la neurosis del ciudadano medio pero de una forma muy distinta a la del checo claro, en cualquier caso Zeno, sufre mucho pero ni siquiera pareciera sospechar cual es el motivo. En función de cinco episodios o perspectivas se nos presenta a un tipo inmaduro, dependiente del tábaco, aquejado de enfermedades pensadas y dificultades con las mujeres, un títere manejado por su propia cabeza, como todos. 
Y aunque no he terminado ningún libro más recientemente, estoy inmerso en la mitad de muchos, he retomado "filosofías de la india" de Zimmer, un manual muy erudito, excelente para profundizar un poco más en religiones como el budismo o el hinduismo pero también en otras más desconocidas como el jainismo, cuya exposición más de corte cientificista que filosófica sobre la composición del mundo me ha dejado con la boca abierta. También Vidas minúsculas, el primer libro de Michon, con casi cuarenta años. Una lectura que me ha provocado amor y odio, algo más de lo segundo, porque detras de un lenguaje muy trabajado y con resonancias muy poéticas, (pareciera como si el francés se hubiera dedicado a exprimir la lengua hasta dejarla seca) no se escondiera más que vacío, o lo que es casi lo mismo, la orgullosa y fanática exhibición de que la vida es una mierda enorme. Y Michon, que es su profeta, ha venido a mostrarnoslo. Entiendo que su fama se debe sobre todo a esa exhibición formal, que ha hecho de su estilo una marca personal, y también entiendo que a veces, tras la barroca palabrería se esconden hermosas y nostálgicas imágenes que parecieran sí mostrarnos algo vívido y real, y no un artefacto mental ideológico por parte del autor. Vamos, que pese al aparente desprecio, no he dejado el libro y lo que es peor, me podría acabar leyendo otro de su autor, en no demasiado tiempo.
También Más allá de la vida y Manual portátil de filosofía. Dos hermosas joyas de Atalanta. El primero un ensayo sobre las ECM (experiencias cercanas a la muerte) por parte de un cardiólogo holandés Pim Van Lommel, me acerco al tema con precaución y curiosidad, sé que cuando me muera me acabaré como individuo y también sé que lo que no es este individuo se acaba con la muerte. Lo que no sé es como transmitir verbalmente esas certezas. El segundo es una revisión más biográfica que expositiva sobre algunos de los filósofos más importantes de la cultura occidental, el recorrido se realiza de modo inverso y de una forma muy personal por parte de Juan Arnau, un ser lleno de inteligencia pero también de sensibilidad. Meridiano de sangre, llevo un cuarto del libro más famoso de McCarthy con "No es país para viejos", de momento violencia, mierda y desolación, pero también unas cualidades narrativas innegables. Demoras poéticas con el paisaje y la luz, que crean un curioso contraste. No sé si lo termino, pero se lee rápido. 
El diamante en tu bolsillo, de Gangaji .Uno más de los libros sobre filosofía advaita que practicamente es la única perspectiva espiritual sobre la que leo algo. Precisamente aquella que más atenta con la posibilidad de llegar a entender la verdad a través del lenguaje. Azúl ruso, un relatario de Patricia Estebán Erles, una habitual en páginas de espuma a la que tenía ganas de echarle un ojo. Sus relatos me parecen entretenidos, correctos, me parece una autora inteligente y sensible, pero leido la mitad del libro ninguno se me ha quedado grabado, les falta magia.

Próxima estación: series.

viernes, 26 de septiembre de 2014

Meditar

Meditar es una de las cosas más extraordinarias que me han pasado. Quizá junto con enamorarme la más extraordinaria. Comencé a meditar hace once años, y sinceramente no terminaba de entender qué había que conseguir meditando. Bastaba con poner la espalda recta y cerrar los ojos y luego seguir unas instrucciones que eran variables. A veces ni siquiera había instrucciones. Bastaba con sentarse y cerrar los ojos y observar. 
A veces me agobiaba meditando, a veces me aburría, casi siempre me sentía frustrado porque no conseguía nada. Y aunque seguía haciéndolo esporadicamente e incluso estaba apuntado a un curso de meditación semanal, terminé olvidándome de esa práctica. 
El año pasado volví a meditar, un poquito antes de comenzar el trabajo, un cuarto de hora, diez minutos, al principio sentí un gran cambio en mi vida y por eso supongo que seguí meditando a pesar de que esos resultados luego no fueran tan espectaculares. En junio, aquejado de un profundo dolor emocional comencé a meditar todos los días. De media hora a hora y media en diferentes sesiones, dependiendo del tiempo. Este ha sido uno de los mejores veranos de mi vida. Y es indudable que tiene que ver con la meditación, y sin embargo, durante este verano he tenido la sensación de que meditaba sin estar tan pendiente de lo que pudiera conseguir con la meditación o no. Hasta cierto punto claro. Porque eso se pasa por la cabeza con mucha facilidad ¿esto para qué? Con todas las cosas que parece ofrecernos la vida y el poco tiempo que tengo, y más teniendo en cuenta que uno de los presupuestos de la meditación es que no hay nada que conseguir ¿estoy dispuesto a renunciar a mis aficiones, mis costumbres en beneficio de sentarme durante media hora en una silla observando simplemente la respiración o los pensamientos, o las sensaciones en el cuerpo?

Una definición que me parece ajustada de meditación podría ser la escisión entre conciencia y mente. Cuando eso ocurre, no estamos en el lado habitual desde el que vemos el mundo sino desde un lugar nuevo, entonces surge un conocimiento particular, es un conocimiento que no se acumula, que ni siquiera podremos recuperar más tarde desde el recuerdo, y sin embargo es verdadera sabiduría. Al contrario que el conocimiento intelectual que tiene axiomas contrarios que funcionan de forma efectiva en según qué circunstancias, el conocimiento de la meditación es perenne. Y sus certezas no funcionan de forma lógica o empírica sino de modo, aunque la palabra es muy inexacta y no refleja lo que quiero decir, intuitivo. 
Meditar suele relajarnos, suele hacernos menos esclavos de nuestras pasiones y pensamientos irracionales, nos hace más sabios y mejores personas y sin embargo suele conseguir todo eso cuando perdemos nuestro sentido habitual de yo, cuando precisamente no nos importa nuestra imagen como personas, ni comparamos nuestra sapiencia con la del resto y cuando permitimos a nuestras pasiones y pensamientos irracionales que campen a sus anchas por nosotros. Es una contradicción claro, pero es que el mundo de la meditación está lleno de ellas, un lenguaje cifrado y ambiguo para algo tan evidente. Otra contradicción más. 
Además de estas ventajas que experimento cuando menos me importa experimentarlas, hay una cosa que cimenta mi práctica meditativa diaria. Durante mucho tiempo he tenido la sensación de que debía hacer algo útil con mi vida, escribir, o ser un buen profesor, ayudar a la gente, ser un buen hijo y un buen padre y un buen amigo, ser sensible y amoroso, combatir la injusticia. Y durante toda mi vida he tenido la sensación de que no lo conseguía, que no conseguía hacer eso todo lo bien que me gustaría. Qué nunca era suficiente. Que lo hacía mal, que no era buena persona. Meditar ha calmado esa inquietud. Sólo me preocupo de tener al menos media hora al día para meditar, ese es mi único compromiso auténtico, mi aportación al mundo, mi humilde aportación. Estar media hora cada día con la espalda recta, los ojos cerrados, observando.

domingo, 14 de septiembre de 2014

Inside LLewyn Davis

Cómo me gustán los hermanos Cohen. Creo que no lo había dicho nunca por aquí. Cómo me gustaron Fargo, Muerte entre las flores, Burton Fink, El gran Lebowski (la mejor comedia de los últimos veinte años), como me decepcionaron algunos de sus titulos de los años 2000. Me refiero a todo eso después de el hombre que nunca estuvo allí, (ladykillers, crueldad intolerable, quemar después de leer, incluso también un poco la premiada No es país para viejos). 
Y como me han vuelto a gustar los Cohen otra vez desde entonces; Un tipo serio, True grit y ésta, su última película. Quizá salvo en la adaptación del western no hayan alcanzado sus cotas más altas de los años 90, pero están de nuevo en el buen camino. 
Inside Lleywn Davis, es como en muchos de sus trabajos, la historia de un perdedor, una historia sencilla, llena de momentos extraños, personajes rocambolescos, situaciones que sobreviven a lo inverosimil por los pelos, material onírico que nos parece más "verdadero" que el fingido realismo de otras películas. El secreto de los Cohen. Creo que los Cohen me gustan sobre todo porque aunque nos presentan a personajes perdedores, (maravilloso el diálogo sobre perdedores y personas que dividen a las personas en grupos dentro de la película) son bastante amigables y humanos con ellos. Aquí tenemos a un cantante de folk que trata de hacerse un hueco en el difícil mundo de contratos precarios e inestables, actuaciones en pubs que también son frecuentados a su vez por otros perdedores. Toda la película está envuelta de una profunda melancolía, un viaje de ida a vuelta a ningún sitio, sin principio ni fin. Un mundo donde la fama y el exito que parecieran inalcanzables siguen resultando tentadores porque todo depende de los caprichosos de un azaroso destino. 


Nuestro antihéroe apenas  si parece tener otra opción que sobrevivir. Sigue a un gato por las calles, trata de mantenerse fiel a un código moral que apenas esboza en toda la película y que no parece muy coherente. Se parece bastante a personas que he conocido, a mí mismo, y adoro que los Cohen cuenten su historia y que no le traten como una caricatura ni como a un personaje moral, sino como a uno más, una persona llena de mediocridad y de interés. Esa democracia compasiva que comenzó con el Quijote y que todavía hoy sigue funcionando.

martes, 2 de septiembre de 2014

Otro enfoque del Lazarillo

Amo el Lazarillo. Quizá por eso vuelvo a escribir una entrada sobre esta deliciosa obrita capaz de expandirse y expandirse hasta el infinito. Hoy quiero hablar de la pedagogía del Lazarillo. Es una entrada en la que quiero hacer referencia sobre todo a la transmisión del Lazarillo a nuestros jovenes. Muchas veces, yo lo estudié así y así viene en la mayoría de los manuales; se plantea el Lazarillo desde su importancia como género realista, los rasgos de la picaresca, su desigual estructura, su crítica eclesiástica ligada a su anonimato y poco más, acaso en el bachillerato su importancia ayudando al Quijote a consolidar la novela...
Permitanme compartir mi experiencia: Los rasgos de la novela picaresca no interesan a nadie. ¿quién de estos jovenes va a leer novela picaresca? ¿Qué profesores han leído algo más allá del Lazarillo y en el mejor de los casos el Guzmán de Alfarache o el buscón de Quevedo que según esos rasgos ni siquiera lo es? ¿Por qué tenemos que preferir el enfoque de la crítica al de la propia literatura?. 
La otra salida, para no caer en la especialización filológica pareciera remitirse a la lectura de los pasajes  grotescos, la morcilla, el golpe contra el muro, los robos al clérigo...el folclore vaya. Eso es entretenido pero es un chisme. 


Creo que el Lazarillo presenta rasgos de suficiente conexión con nuestros jovenes como para poder sacar una lectura más positiva, aquí va un esbozo de enseñanzas que podemos ver en el Lazarillo:
- La herida personal, el desamparo y el dolor de un personaje que maltratado por las circunstancias se endurece buscando ascenso social o seguridad. ¿No es eso lo que nos pasa a la mayoría de las personas en el mundo?
- La crueldad innecesaria y abusiva por parte de otros personajes que posiblemente también sean victimas de algo parecido. El ciego se ha endurecido en su condición de personaje marginal.
- El pragmatismo y la insensibilidad que a veces se derivan de dicho proceso: Todo el relato es una justificación de un adulterio consentido. Consentido por la necesidad de tranquilidad de un personaje que se nos hace así humano y cuya confesión nos resulta especialmente patética.
- La compasión. Quizá el más hermoso pasaje del libro, cuando Lázaro se pone en el lugar de otro, el hidalgo, y comparte su poca comida con él. Esa misma compasión es la que sentimos por Lazaro pues si no de una forma tan intensa, nosotros también nos hemos sentido maltratados por circunstancias o personajes adversos.
- El anonimato necesario por hablar de las miserias de un imperio que se presentaba como cristiano y donde sus oficiales (eclesiásticos) habían perdido la conexión con el mensaje original de amor por el prójimo que Lázaro es capaz de llevar a cabo en dicho episodio.
- Y por supuesto, la modernidad, puesto que la literatura antes sólo ocupada en presentar el aspecto trágico y profundo de la existencia en las clases elevadas o ciertos aspectos aparentemente trascendentes, es capaz de hacer lo mismo hablando de un pobre diablo, con mala leche en ocasiones incluso, pero que es capaz de ser, como luego lo será en otra escala Quijote, heróico en algunas de esas decisiones, es decir, reflejo de un lector moderno que ha superado la escisión tajante medieval entre lo bajo y lo alto, social y políticamente, pero también de los géneros literarios canónicos.
De todo esto se les puede hablar a nuestros alumnos, aunque tengan quince años lo van a entender, o no lo entenderán del todo, pero mi experiencia me dice que les sabe a más que los consabidos apuntes con fechas, rasgos de la picaresca y estructura. No les privemos del placer del Lazarillo, presentemosela con el fervor y entusiasmo que merece. Si sólo nos remitimos a los apuntes, lo haremos aburriéndonos y ellos también se aburrirán.

domingo, 31 de agosto de 2014

El malestar al alcance de todos - Mercedes Cebrián.

Llegué a este libro gracias a una recomendación que le leí hace mucho a Eloy Tizón. Aunque por supuesto estos relatos no están a su nivel de calidad, se agradece la propuesta. Aunque el libro de Mercedes esté centrado en las debilidades y miserias de sus personajes, el tono es completamente distinto al de la mayoría de relatos post-carverianos que sufre la cuentística española. Ya saben, llegó Carver y se apagaron las luces, quizá algún día escriba un post, hablando de la pésima influencia que la literatura de ese señor, no exenta de calidad y cierta gracia, ha hecho con nuestra literatura breve. O no. 

Hablemos del malestar. Catorce relatos y casi tantos poemas intercalados. A medida que leía el libro me gustaban más los últimos que los primeros. Los tres primeros relatos me deslumbraron mucho, pero hay que decir que luego el esquema se repite casi infaliblemente: el narrador no fiable. El lector luego comienza avisado de que el punto de vista del narrador, (siempre en primera persona claro, necesario para el propósito) dará un giro para hacernos ver que las cosas no son como nos las había hecho parecer. Creo que la calidad de los relatos es bastante desigual, por el final hay alguno de relleno, poco preparado que no tiene más que cierta chispa o ingenio pero que se llevó mal a la práctica. Pienso por ejemplo en el de los prólogos del libro sobre como reparar familias, o en el final poco redondo de la mujer a la que los pandilleros hacen mobbing, que por lo demás es un relato con muchísima fuerza.


Aunque los personajes son torpes, malos o medio locos, me gusta el papel que adopta con ellos su creadora, se ríe de ellos claro, pero tiernamente, el lector se sentirá como por encima, pero, y ahí está la gracia, se encontrará a sí mismo en algunos de sus tics, en sus bajezas y miserias, sus miedos. Son humanos, terriblemente humanos. Me gustaron especialmente el del novio cojo, el de la madre que rellenaba su fracaso matrimonial a base de catálogo, el del adicto a la cultura... También unos cuantos poemas, desconcertantes, sutiles dentro de la aparente cotidianidad. 

¿Qué quieren que les diga? Me gustó el libro, nada como para volverse loco claro, pero sí como una buena lectura de verano. Una lectura interesante, distinta. Una mujer sentada a mi lado en el metro, me cotilleó una página mientras leía y me pidió la referencia. Me hizo gracia la anécdota, me pareció uno de los personajes de Cebrian. Yo también lo soy.

lunes, 25 de agosto de 2014

Rojo Aceituna. De viaje con Ronaldo Menéndez

Este es básicamente un libro de viajes. El escritor cubano emprendió hace un par de años tras un viaje a China el proyecto de visitar con su novia, aquellos países donde el comunismo está o estuvo presente en las últimas décadas. Así comienza por su natal Cuba y pasa por Sudamérica (donde en muchos países la izquierda está afiancada en el poder). En realidad el proyecto es un poco chapucero. No tanto porque se mencione Venezuela a través de una tercera persona saltándose ese país, sino porque tampoco se visita Corea, ni lo que pudo quedar de la antigua URRS, pero sobre todo es que el asunto del comunismo es, y me parece completamente lícito, una excusa para que Ronaldo nos narre sus vivencias sobre su periplo por diferentes latitudes sudamericanas y asiáticas. Eso sí, de fondo, como una música que vuelve aparecen reflexiones sobre los abusos y crímenes, de algunos de los regímenes comunistas, así como la impresión, algo superficial y pobre, de que la solidaridad está presente en muchos países donde precisamente la ideología no está tan marcada hacia la izquierda como en Chile o Brasil.

Y tampoco el libro pretende ser un catálogo exhaustivo del viajero que intenta aprehender ese lugar que se está visitando y que lleva a veces a moverse incansablemente, en busca de la veta que nos muestre, la idiosincrasia de ese lugar. A veces hay atisbos de ello, como en el viaje por las minas de Bolivia, ese descenso a los infiernos que tuve la suerte o la mala suerte de vivenciar yo también en primera persona. Pero Ronaldo se limita a dejar, y en parte no puede ser de otra manera cuando se visitan tantos países en tan poco espacio de tiempo, un simple apunte, una anécdota que sirva para ilustrar brevemente, fugaz pero intensamente el país que se ha visitado.

Más que en lo político, el viaje resulta interesante en lo vivencial, sin adentrarse en cotidianidades ni utilizar un tono demasiado confesional, Ronaldo nos muestra las anécdotas del camino, las borracheras, los amigos, los incidentes, los momentos de crisis. Porque el libro va digámoslo de una vez por todas de Ronaldo. De su forma de entender el viaje y de su forma de entender la literatura. Hay una contención en lo que se está contando, como bien dice, todo viajero tiende a pensar que lo que le está ocurriendo es muy especial, hasta que descubre que es lo mismo que le está pasando al resto de turistas. Tiene mucho cuidado el autor en elegir bien donde meter la tijera y aunque el resultado a veces de muestra de estar muy tijereteado peor hubiera sido un desbarre emocional que diera rienda suelta a lo "cotidiano", a lo personal. El tono en general es cínico, y he de decir que me ha resultado un poco molesto, no que lo hiciera por supuesto, sino que lo contara tan repetidamente, tanta farra noctura, tanto hincapie en las cervezas, puesto que el viaje creo, estaba en otra parte, y como lector me hubiera gustado con todo esa frivolidad y escape contrasta bien con las miserias que aparecen, lugar de tortura incluido en el sudeste asiático. 

Lo mejor del libro es el humor, un humor alegre nada hiriente, una visión alegre de la vida, lúdica. Es en esas ocasiones donde el libro se hace libro, y también en las acertadísimas reflexiones sobre el viaje del mochilero, sobre los abusos y el borreguismo del negocio turístico pero también de la autocrítica del viajero alternativo, especialmente divertida me pareció, y el buen uso que hace al utilizarlo recurrentemente, su reflexión sobre el concepto de "auténtico". Es en esa autocrítica, en ese reírse de uno mismo donde en mi opinión se encuentra lo más valioso del libro. El lector encontrará en cualquier caso en su conjunto, un libro entretenido, terriblemente agradable, no tanto como una reflexión política, ni por ser un libro de viajes al uso, sino como un divertimento, especialmente para viajeros pero también para los no tanto.

viernes, 22 de agosto de 2014

Ana Karenina

Como siempre, esta es mi opinión, aunque todavía no sé qué diablos soy yo. Esto quizá no sea ortodoxo, ni siquiera inteligente, pero es lo que me sale ahora, en este rato, tras cuarenta días de amor y odio con Ana Karenina, uno de los "tengo que leerla más presente de los últimos dieciocho años". 
Me costó entrar. mucha huerta y agricultura. Pero me gustó Levin, un tipo gris algo avinagradillo que me recordaba bastante a mí, la cosa es que a Levin le dejá plantado su querida enamorada de un galán llamado Vronski. Pero Vronski de quién se enamora es de una mujer casada, Ana. Hasta aquí el culebrón, ciento cincuenta páginas. En medio y después, mucha huerta, mucha reflexión sobre los problemas sociopolíticos de la Rusia del siglo XIX que no importan ya a nadie y también de costumbrismo de la alta clase social rusa que me resultó bastante apetitoso. Es Tolstoi, y por eso mola, supongo. O porque el tengo que es demasiado poderoso. He escuchado a mis dos grandes maestros literarios hablar de Tolstoi bien día sí día también. Días antes casi me saco la plaza gracias a la novela realista. Hay que seguir, y sigo a trancas y barrancas, pero también porque me muevo mucho durante el verano y pareciera que al tocho de lumen, de nuevo maravillosa edición le cuesta seguirme de vacaciones. Me gusta Levin, y también me gusta Vronski, y Ana. Los personajes de Tolstoi están tan bien dibujados que pierden su esencia y se convierten en seres de nuestro mundo. No hay demasiado misterio, no estoy 100 por cien seguro pero me huelo el final, ésta era la que moría en un tren, ¿no? se lo he leído a algún cabróncete que me la ha destripado, quedan seiscientas cincuenta páginas y ya me cuesta hasta recordar de que hablaba el libro entonces, pero sigo leyendo, Ana ya es una adúltera y está a punto de morirse pero no, los personajes dan giros psicológicos poco creíbles, en eso me resulta más convincente Dostoievski, del que habrá que decir algo porque Steiner dedicó quinientas páginas de un libro a compararlos así que si se habla de Karenina habrá que sacar al otro ruso a colación. Vale, Dostoievski con personajes más caricaturescos pero con mucho mayor dominio de las transformaciones psicológicas. No me resulta convincente ni la conversión de Aleksei Aleksandrovich (marido de Ana), ni el cambio de rumbo de los protagonistas en las últimas cien páginas. Pero antes, vamos a poner las cosas claras. Rolletes aparte, el libro está lleno de elegancia, Dostoievski está lleno de artificio literario (delicioso), pero Tolstoi es capaz de trascender la cotidianidad de la vida a través de un enfoque que nunca resulta forzado, sólo cambia el punto de vista ligeramente para presentarnos ciertas estampas y así construir un conjunto solido, cristalino, falsamente sencillo. Tolstoi se convierte en un Dios de verdad, tal y como necesita el narrador omnisciente en tercera persona de la novela realista, y quizá no es transgresor ni anticipa tanto otras cosas que luego ocurriran en la literatura, pero lo que lo hace lo hace perfecto, como un Dios ya digo. 
Hablemos de momentos: la escena de la muerte del hermano de Levin, el parto de su mujer, las discusiones de Ana con el conde, toda la secuencia que antecede a su suicidio, y que es un monólogo interior tan tan acertado, tan capaz de reproducir la neurosis y la desesperación, la estupidez, y la esperanza, todo unido en ese discurso tan desgarrador. Pero es que también escenas menos "trascendentes", todo el episodio de caza de Levin con su cuñado y ese jovencito que le hizo la corte a su Kitty, está lleno de una tensión y una hermosura en un momento en el que realmente no parece estar pasando nada pero que acaso resume buena parte de la idelogía de la obra, la integridad frente al deseo, la honestidad y la búsqueda del bien, frente a la vanidad y la apariencia. Todo eso que luego Tolstoi trató de llevar a la práctica en sus años espirituales. 
Una cosa más en éste por llamarlo de alguna forma, análisis, Gran parte de la literatura del siglo XX, llamese Gatsby, Cheever, Carver, Updike, han tratado de plasmar el desmoronamiento del sueño burgués frente a las dificultades de la vida. Todos, acaso sin saberlo, andan parodiando a Tolstoi.

lunes, 18 de agosto de 2014

Verano

Aunque ya lo vengo experimentando en los últimos, este verano, con los niños un poco menos bebés y mucho kilómetro, estoy teniendo realmente sensación de eso que los ingleses llaman break y nosotros falsamente descanso y que ahora llamamos ya desconectar. 
Sí, estoy desconectando de lo que he hecho durante el invierno, de lo laboral por supuesto, pero también de mi forma de vida durante el curso, de estar conectado a internet por ejemplo, de la obsesión por la lectura, de no preocuparme por escribir o no, de los horarios, de ver películas por la noche, estoy haciendo otras cosas y lo mejor es que estoy consiguiendo aceptar que no pasa absolutamente nada por dejar de hacer algunas de las cosas que tanto me gusta hacer por una temporada. Me estoy moviendo a través del tiempo. 
Medito, hago yoga, me ocupo de los niños, leo un rato, apenas tomo té, me baño en la playa, paseo en bici con mi hijo, vuelvo a meditar, aprendo un poco de inglés, hago excursiones, voy restando otro destino de la larga lista de destinos de este verano, charlo con un amigo, escribo algún what's up. Todo está bien, todo tiene su valor, como si las fronteras entre lo elevado y lo superficial se hubieran relajado un poco, como si diera igual que hubiera algo detrás de esto. Simplemente ahora estoy en esto. Leo a un jovén maestro advaita. Realizo un baile como si me hubiera tragado un bicho volador que se mueve por dentro de mi cuerpo con el objetivo de hacer reir a mis pequeños.
He llegado a un destino que me permite contactar con un ordenador y escribo esta entrada que acaso no tiene mucha profundidad, pero no me importa porque lo ligero es hermoso, estar tumbado en la playa sin hacer nada (que no es mi caso por exigencias del guión) es tan importante como meditar profundamente, escribir un libro, perfeccionarse en el trabajo. Los límites se difuminan, todo cobra su importancia, las grandes verdades se relativizan, las creencias se difuminan en la brisa nocturna de la playa. Paso la tarde con un amigo, tomo una cerveza con limón y una fritura malagueña y no hay nada tan arrebatador, mi hijo me abraza y me besa y no hay nada más importante, leo Ana Karenina y disfruto enormemente, ese arte está lleno de cotidianidades, de escenas de caza, de neurosis y contradicciones. 
En el muro de mi facebook se suceden reflexiones, estados de ánimo, todo alegre, fácil, falsamente intrascendente. Nada es lo que parecía, todo funciona, desde el anverso y el reverso, la cara y la cruz, como esas chaquetas que son reversibles, esto está muy bien pero lo otro también está muy bien.
Deja de hacerte preguntas, dice Jeff Foster, pero la mente es incapaz de aceptar esa orden. Siento un gran placer repitiendo la palabra publé tal y como la dice mi hija y también me gusta decir mucho patalenis que es una especie de mantra que utiliza mi hijo cuando la excitación se apoderá de él. 
Toda mi vida he sido muy serio.

martes, 5 de agosto de 2014

El ladrón de morfina - Cuenca Sandoval

Esta, digámoslo ya, es una excelente novela bélica, una excelente novela sin distinción de género. Pareciera que el posmoderno juego de autoría que recorre el libro fuera literal porque realmente pareciera obra de un autor americano y no español. En España, con una guerra tan espantosa como la civil, nunca hemos cultivado el subgénero bélico, en realidad ningún subgénero con demasiada eficacia. ¿existía antes de ésta alguna novela decente bélica? Pero es que además y a riesgo de ser considerado apátrida esta novela es tan buena que no pareciera española. Sí, hay buenos autores en nuestro país, pero grandes grandes se cuentan con los dedos de una mano, y aquí estamos ante algo grande. Mario Cuenca Sandoval, integrante de segunda fila de la llamada generación nocilla (lo de segunda tiene que ver con la aparente fama)presentó, esta, su segunda novela hace cuatro años, un delirio hermosísimo lleno de bellas y terribles imágenes en torno a la figura de un soldado, mitad ángel mitad humano inmerso en la barbarie de la guerra de Corea. Una guerra que por supuesto podría ser cualquier guerra. Novela lírica, por momentos pareciera un largo poema en prosa donde la acción que es reducida se ve salpicada por hermosísimas imágenes que se abren con la del paracaidista descendienco a los infiernos selváticos con su biblia personal, los cuentos completos de Poe. Hay otros homenajes literarios además de éste, desde Conrad a García Márquez, pues su Wilson Reyes pareciera salido de una de las aldeas del realismo mágico. Pero por encima de los guiños, de los juegos, está la personalísima voz del autor, una voz poderosa y sobre todo derrochadora de belleza. Mientras la mayoría de autores son capaces de escribir cuentos, incluso novelas, en torno a una imagen, a una reflexión, en la prosa de Sandoval, las imágenes se empujan y se regalan al lector de un modo tan generoso y rico que por momentos no podemos sino sentirnos deslumbrados ante el gozo extático de una literatura tan rica. A pesar de todas las cosas tan terribles que se cuentan, como no puede ser de otro modo en una obra del género, la voz poética siempre se encuentra en las alturas, como uno de esos ángeles de Rilke y nunca se entrega al gusto por lo burdo ni por lo grotesco como hace en ocasiones la mala literatura, el mal arte, con tal de alarmar, de impresionar, de magníficar el horror tratando de conseguir la relevancia a través de la exageración o del feísmo. En Cuenca las cosas son fascinantes, simplemente, aunque sean terribles no se pierde ese halo de misterio o de mirada virgen. Esperaba cosas buenas de este libro y de este autor por la fuente de la recomendación, pero mis expectativas se han visto superadas. Pronto escribiré otras entradas sobre este interesante autor, porque éste es el comienzo de una nueva amistad.

viernes, 20 de junio de 2014

¿Era el cine el séptimo arte?

Tras un intenso período personal y profesional, vuelvo con una pequeña entrada en la que expongo algo que cada vez pienso más y más. ¿Es Casablanca, supuestamente una obra maestra, una película a la altura de Guerra y paz, Rayuela, En busca del tiempo perdido o las sinfonías de Beethoven? ¿Se puede comparar centauros del desierto con la sagrada familia, la piedad de Miguel Ángel o la égloga primera de Garcilaso? ¿Está Psicosis al nivel de los techos del vaticano, la obra de Keats o los conciertos de Brandenburgo? ¿Es el cine un arte al nivel del resto de las grandes artes? La música, la arquitectura, la escultura, la pintura, la literatura? (me cuesta incluír supongo que por prejuicios, la danza)Y si lo es, también lo podrían ser los comic, la fotografía o el origami. Me niego a añadir al ingenio publicitario. Pero vamos a imaginar, que sí, que incluso la publicidad pueda ser un arte. Todo esto ya está muy hablado, y está superado, el deconstructivismo crítico, Madonna bailando en la misma división que Rilke, el valor de lo moderno. No quiero contestar a esas preguntas, no tajantemente, simplemente diré que al igual que en la antiguedad hay artes mayores y menores y que el ingenio del que se nutre el arte moderno, es ingenio y no esplendor. Volvamos al cine, ¿es el cine un arte mayor? mi respuesta es No. Y eso que adoro el cine, me gusta esa síntesis de fotografía, música, literatura e interpretación, amo el cine pero hasta hace poco no me había dado cuenta de que era un arte menor. Hace unos años hubiera dicho que sí, que el cine es arte mayor, como no con películas como el viaje de chihiro, Magnolia, American Beauty... Ahora respondo que no, porque han aparecido las series, unas series maravillosas, capaces de recrear mundos complejos y personajes fascinantes de un modo que el largometraje no había sido capaz. Y han sido capaces además de devolver al cine a su sitio real: un escalón por debajo, eso que antes nos parecían los cortos cuando los comparábamos con las películas, ingenios hermosos, entretenimientos, espectáculos fugaces. Sé que hay gran cine de autor, y hermosísimas películas, pero, tanto en literatura como en música (en mi opinión con la arquitectura las grandes artes), los generos más prestigiosos desde hace ya unas centurias son la ópera o la sinfonía y la novela, la gran novela o como se llama desde el escaparate de las contraportadas la novela total. Ese género que inventa Cervantes y que tras sus titubeos dieciochescos se consolida ya en el XIX como el gran arte literario. Ese género que aspira a crear un universo propio (como lo hace una sinfonía o una catedral gótica) donde a su vez caben otras artes donde a su vez caben otras artes...Eso, lo están consiguiendo las series, y cada vez más. Dudo que este año haya una película, por muchos oscar que gane o mucho que deslumbre que tenga más repercusión que True detective o lo que ha hecho Game of Thrones en su cuarta temporada. En este último caso, a la esencia de espectáculo total del cine holywoodiense, el asalto al muro, el ataque con los esqueletos, se une un guión con momentos realmente emocionantes (ese momento de Tyrion en el juicio o ese monólogo sobre el primo idiota que machacaba escarabajos y que Shakespeare hubiera firmado sin problemas). Me alegró leer que García Galiano, profesor y mentor hablaba de The Wire como una obra maestra sin paliativos de nuestro tiempo. Lo es. Comparar Casablanca o algunos otros clásicos del cine con una serie de esa envergadura es un sacrilegio. En este caso cualquier tiempo pasado fue peor, y es normal, porque el cine no era más que el germen, el comienzo de algo que se podía materializar en lo que ahora lo está haciendo. Todavía el cine mueve mucho más dinero en algunas producciones que las series, pero a medida que esa diferencia se ha ido acortando se están produciendo estos resultados y vaticino que con el tiempo, todavía llegarán más joyas que añadir a Breaking bad, six feet under, Lost, The wire, Game of thrones y tantas otras. También habrá decepciones claro, ideas que se alargan tratando de hacer caja, como el caso de Homeland, pero eso tiene una importancia secundaria. Viva el cine, claro. Pero si el cine era una fábrica de sueños, las series no se conforman con menos que mundos, mundos claro, llenos de sueños que a su vez contienen otros mundos.

lunes, 26 de mayo de 2014

De fútbol, política y esas cosas....

Uno de esos lunes en los que no hace falta hablar del tiempo, y eso que ha vuelto un poquito el calor. Pero hubo fútbol, el sábado, gran partido, se supone, y ayer se votó y alguna sorpresa. Da para hablar, un rato, sin mojarse demasiado quizá, pero un rato, en este país hablar se habla muchísimo, nos gusta. Está bien. Me apetecía ver un buen partido de fútbol el sábado. Y bueno, en la primera parte apenas si hubo una ocasión y el gol, un gol raro, que yo creo que nadie gritó mucho porque parecía fuera de juego, o un ensayo, pero no, era gol. El atletí corría mucho y daba patadas. El Madrid corría menos. De partido del siglo nada, un poco rollo, pero estaba la emoción. Me olvidé que nuestra televisión que tanto engalanó el partido con nostalgia de futbolín, nos ha privado de ver partidos históricos de tenis, o recientemente la final de la copa de europa de baloncesto. O sea que te echan lo que quieren y aquí si no te gusta el fútbol pues haces como que sí. Comienza la segunda parte y entonces me doy cuenta de que mi pasado como aficionado madridista tira un poco de mí, fui a muchos partidos al Bernabeu cuando era un jovencito y ese poso está ahí, tirando de la manga, y venga que marque el Madrid. Y entonces comenzaron las ocas.iones. El atlético se metió en su area y se puso a mirar el reloj que no corría, y el Madrid falló unas cuantas, algunas claras y rezó por tener una más de esas. Se me pasó por la cabeza en el minuto 90 que el Atlético era capaz de liarla, el pupas, en el 92 alguién comenzó a tirar cohetes en mi barrio, y yo pensé cuidado que el Madrid achucha. Y marcó: Ramos, el jugador de campo del Madrid que más parecía anhelar el trofeo, (el otro posiblemente fuera Xabi que no podía jugar)y me puso contento el gol, porque también me apetecía seguir viendo fútbol, pero ya en la prorroga seguía dividido porque quería que el Atleti, un equipo mucho más modesto de presupuesto se viera recompensado, porque quiero mucho a ciertas personas que son del Atleti y es un club que merece tener una copa de Europa y era una oportunidad única. Pero no, estaban muertos y la prorroga sirvió para hacer sangría de un equipo extenuado, ante el cansancio la calidad prevalece. Y la calidad se compra con millones de euros, muchos. Y luego ayer votamos, no sabía muy bien a quien votar y comprobé asombrado que mucha gente que voto cuando yo, buscaba entre los montones partidos diferentes, siempre que voy a votar miro con curiosidad a ver si los dos montones del comienzo de la fila de papeletas son ignorados en beneficio de los otros, raros, desconocidos muchos, y salvo ayer nunca había visto el efecto que luego se materializó en las urnas. Me alegra que partidos embriagados de su poder y que no se molestan en echar a sus funcionarios corruptos y mentirosos sean tirados de las orejas, que personas nuevas entren en política, es lo que debería ser sin necesidad de crisis, pero el ser humano le tiene un gran miedo al cambio, especialmente pocos años después de que pueda votar. Voté en el cole de mi hijo, en su aula contigüa, en las mesas que se apoyan las urnas, él está aprendiendo a dibujar unos y doses, y en un rinconcito para que no molesten habían apilado los juguetes con los que juega con sus compañeros cada día.

jueves, 22 de mayo de 2014

Historia abreviada de la literatura portatil

Voy a tratar de escribir esta entrada sin utilizar el apelativo, ya tan manoseado, "pequeña joya".
Esta novelita de 120 páginas juega con una historia de la literatura inventada, una sociedad que agrupaba a un montón de artistas, muchos de ellos malditos, o al menos raritos, reales casi todos, alguno inventado. Requisitos: Estar un poco loco, abogar por la literatura liviana o portatil, la soltería. El mundo de entreguerras fue tan rico en figuras y personalidades artísticas que pareciera que una conjunción astral hubiera intervenido. ¿Una conjura?


Quizá esa sea la idea base de la que parte la novela para luego ser regada con la prodigiosa imaginación del autor, una imaginación que se dispara pero que al mismo tiempo se contiene lo suficiente como para presentar una historia verosímil, que nos hace por momentos dudar si lo que estamos leyendo es una ficción parcial, si las obras mencionadas al menos serán reales,  o si casi todo, como es el caso es producto del ingenio del autor. No basta con tener una buena idea y tener buena imaginación, además hace falta tener talento con la prosa y con la narración, y Vila Matas posee ambos, el estilo es exquisito, las frases tienen una capacidad sintetizante prodigiosa, y que recuerdan la prosa de Borges, que no es tanto por  su estilo una referencia para la obra, que también, como por su capacidad para inventar obras ficticias acontecimientos irreales que bien pudieran serlo.
El uso de la condensación, el uso de la elipsis, el detalle englobador, la riqueza expresiva enemistada de florituras innecesarias son sólo algunas de las virtudes de esta excelente obra que debería figurar ya como clásico de nuestras letras. Es una muestra canónica de la historia de la literatura que ella misma inventa. 

lunes, 12 de mayo de 2014

Estamos de elecciones (parece)

Siempre me he imaginado como retorcidas y siniestras esas reuniones de especialistas en marketing que buscan con dar con un slogan que atraiga a los compradores/votantes hacia su producto/partido. Esta mañana descubro que de nuevo ensucian con sus caras, como si estas fueran importantes, las calles de la ciudad, y me alegra saber que ni siquiera sé para que nos piden el voto esta vez estos frotamanos rechonchetes y mujeres afiladas. Porque nos lo piden, sí, nos lo exigen, vótame, y algo de chabacano ya en esa orden, en ese pedirme a mí algo, ciudadano, que ni siquiera te conozco de nada, y nada menos que te vote, que confíe en ti, que deje la administración de lo público en tus manos, ni siquiera te conformas más humildemente con que lea tu programa, no que te escuche, que te preste atención. No, directamente, vótame, vota mi barba, mi feminidad, mis siglas caro. Al carajo. 

Me importa menos que nada. Pero me dio que pensar en los creadores de lemas y eslóganes. “Está en juego el futuro”. A ver, a estas alturas en que a nadie se le oculta (a cualquiera que le interese un poco informarse objetivamente) que nuestros partidos políticos están esposados al mercantilismo con las grandes empresas y que son estas por tanto las que dirigen nuestras vidas, que los partidos principales están llenos de corruptos, o sea ladrones, que son protegidos por los partidos por necesidad de favores o simple amiguismo, o porque confiados se saben amparados en una masa ciega y estúpida que les vota pase lo que pase. A estas alturas digo, conviene supongo pensar que esto no es serio, sino que es un juego, apueste, como en los deportes, hágase de este equipo (político) para ver si ganamos el partido (contrario). Hagan juego, no va más, es el futuro lo que se puede ganar. Pero no habíamos quedado en que el futuro no existe, si eso no es más que una abstracción, ahh, que el futuro es la esperanza de otra cosa, es lo contrario acaso del presente que está hecho una mierda, que lo hemos dejado hecho una mierda robándoos con vuestro consentimiento. Claro el presente no puede estar en juego, porque el presente es lo que existe, es lo importante, en el futuro ya habrá dado igual lo que se haya hecho o votado, esa es la trampa a la que asistimos desde hace tiempo, una de las deficiencias claves de esta democracia. Al presente ni me lo nombre, record de paro, y al pasado no digamos, nos dice que cada vez vamos a peor, mejor hablar del futuro. Futuro y juego. El futuro parece que va con responsabilidad, y en el pp tenemos la vitola de ser muy responsables, hombres de mañana, responsables, nada de rayitas ni atropellos a motos de policías. Eso ya es pasado, locuras de jovencitos descarriados inmaduros. 

Otro día podría hablar de los lemas de los otros partidos, pero me interesa este por el momento, es el que va a ganar supongo, porque siempre gana y más cuando las cosas van tan mal, que es cuando más se piensa curiosamente en el futuro. 
Resumiendo: te mando que me votes, apuesta por mí, hay un divertido juego en esto de votarme, y el premio es tatachán, el futuro, esa entelequia abstracta que no existe pero que sueña otras realidades posibles, perfectas a veces, en cuyo nombre se ha masacrado a otras personas, o mal menor, se ha cogido una papeletita con unas siglas y se ha depositado en una urna. Esta gente de los lemas sabe lo que se hace, funciona. Aunque visto lo visto, podrían haber puesto: Seguiremos haciendo lo mismo gracias a ti. Les iban a votar lo mismo.

miércoles, 7 de mayo de 2014

La maravillosa y breve vida de Oscar Wao- Junot Díaz

Uno entra en la novela de Díaz con algo de recelo, una novela que ha ganado el pulitzer amén de otros muchos premios de distinta relevancia, una novela que figura en casi todas las listas intercionales de mejores novelas en lo que llevamos de siglo. Tanta unanimidad, a veces uno piensa que se trata de uno de esos productos en los que nadie se atreve a afirmar lo contrario de lo que una ristra de premios y opiniones avalan.

 Bueno, no sé yo el que vaya a romper la cadena, lo dejo para los provocríticos que abundan mucho desde el anonimato moderno que proporcionan los blogs y la envidia de toda la vida que ha acompañado a buena parte del sector de la crítica. La vida de Oscar me parece un pedazo de novela. Una de esas novelas que se disfruta leyendo, liviana, desenfadada, falsamente simple. Narrada a partir de un "amigo" del protagonista que permite al autor este estilo tan peculiar y que es uno de los grandes méritos de la novela. Eso y la disección de la sociedad dominicana, donde los hombres gobernados por sus impulsos sexuales y las mujeres gobernadas por impulsos sentimentales que las llevan a pensar que pueden fiarse de esos hombres parecen estar todos bajo una maldición, fukú, que aparentemente no se conforma con la familia de Oscar. Su hermana, su madre y su abuelo, además del propio Oscar son los protagonistas de esta novela americana, que tantas reminiscencias tiene con otras latinas por su uso acertado de los coloquialismos, las sagas familiares, la presencia de lo sensual y la omnipresente victoria de la emoción o lo sexual frenmte a la razón.

Me resulta muy curioso que esté escrita en inglés. Aunque sea spanglish, porque es como estar leyendo novelística del boom pero adaptada y bien adaptada a los tiempos actuales. Hay mucho de educación sentimental en la primera parte de la novela, no es casual que un capítulo se llame así, educación de cada uno de los protagonistas con la excepción del abuelo donde lo que predomina es lo político que ya había venido anticipado en ciertas notas, ácidas, inteligentes (como toda la novela lo es en realidad) sobre los desmanes de la dictadura de Trujillo, Fukú de la isla, consecuencia acaso de ese Fukú, dice Díaz, que fue la conquista española. Creo que da mucho juego esa idea la de latinoamérica presa de una maldición. También funciona muy bien que Óscar sea un atípico nerd, escritor desde casi la infancia, emulador de Tolkien, gordito, enamoradizo pero lleno de sangre caribeña dispuesta a dejarse a la vida con tal de encontrar el amor, aunque sea el de una prostituta.

La violencia aunque contenida en la primera parte es protagonista de la segunda, y es contenida en su crudeza por un humor que ese sí, se desenvuelve por toda la novela, un humor interesantísimo en mi opinión que sobrepasa al de los otros referentes de la novelística del nuevo siglo, pienso en Franzen y otras vacas sagradas de la novelística actual norteamericana. Porque, parece que sólo la nostalgia es memorable y digna de perdurar en la literatura pero no el humor, cuando quizá éste sea más dificil de conseguir. Pero es que también la novela de Díaz está llena de melancolía, una tristeza infinita que acompaña al ser humano, condenado por llámalo fukú, pecado original, exceso de materia gris o como quieras, desde el comienzo de los tiempos. Y ambas cosas, posee la novela de Díaz, y también inteligencia, ya lo dije ¿no? y una pizquita de épica. Una joya, vaya.

lunes, 5 de mayo de 2014

Jonathan Lethem- Huérfanos de Brooklyn

Huérfanos de Brooklyn ha sido un alegre reencuentro con la novela negra. Una novela negra que aún respetando los moldes del género clásico; trama llena de giros abruptos, personajes que van y vienen, nombres, encañonamientos, golpes en la nuca, amores que no irán más lejos de una breve consumación sexual... trasciende los límites presentándonos a un héroe muy particular no porque sea huérfano sino porque padece el síndrome de Gilles de la Tourette, que es un fallo en el sistema nervioso que le lleva a uno, por ejemplo, a necesitar tocar el hombro de la persona que tiene delante, contar las chocolatinas que se apelotonan tras el metacrilato de una estantería o esbozar toda serie de ridículos tics, eso sin contar la incontintente verborrea, que sólo en los casos más graves (wikipedia dixit), y éste lo es, lleva al paciente a un parloteo de palabras, a veces jugando con sus sonoritdad, otras veces malsonantes o prohibidas para la voluntad del paciente que se queda casi sin la misma como consecuencia del síndrome. ¿Se hacen una idea?
 Mejor leerla, está maravillosamente bien escrita, da gusto perderse por su trama enrevesada hasta casi perderse en ella misma (como en casi toda novela negra) para presentarnos a este degustador de comida basura, bien jodido, esperpento para muchos pero que presenta los rasgos heróicos propios del protagonista de la "negra" clásica: valentía, lealtad e inteligencia. Y también obstinación claro, para seguir hasta el final aunque el resto del universo parezca sugerirle lo contrario. Personaje maravilloso, éste Lionel Essrog que acaso influyese en el fumeta de Pynchon en Vicio Propio. Es muy divertida, es muy inteligente. Aunque acaso decir lo segundo es una obviedad porque casi siempre el divertimento no puede estar reñido con la inteligencia. Es interesante y un ejercicio de contención muy gratificante, se tiene la impresión de que Lethem no está echando toda la carne en el asador para mantenerse fiel a su homenaje al género y sin embargo todo funciona perfectamente. Creo que gustará a los fieles de novela negra como a aquellos más ajenos al género.

jueves, 24 de abril de 2014

Lluvia de lecturas

El ansia voraz por leer me ha sacudido con tanta fuerza esta vez que apenas si saco tiempo para escribir nada. Ni siquiera el blog. Éste, mi blog. He tenido la mala suerte (en ese sentido) de leer cosas muy interesantes, como jacques el fatalista, o de leer cosas estremecedoras como llamadas telefónicas, o cosas hermosísimas como hiperion de Hölderlin o cosas prometedoras y decepcionantes a un mismo tiempo como el vano ayer de Rosa, de leer cosas ingeniosas como el pez volador de Hipólito Navarro, o cosas sombrías como Watchmen o cosas puras como las confesiones de San Agustín, inteligentes como Centuria de Manganelli o cosas abrumadoras como origen y presente de Gebser o cosas comerciales como el curioso incidente del perro a medianoche y también desordenadas como la casa verde y cosas melancólicas como Austerlitz y también densas y pesimistas como el mar y épicas como la Iliada y tiernas como grandes esperanzas. En fin, que en mes y medio he leído mucho, o al menos mucho en mi opinión, teniendo en cuenta mi capacidad y mi tiempo. Y lo peor es que he hecho una de esas enfermizas compras que sumadas a las de la feria del libro promete llenar mi despensa sobradamente para todo el verano. Quiero leer el buen soldado, Eeeee, Pálido fuego, el obispo leproso, el Persiles y a Yuri Herrera, y Whitman, y huérfanos de Brooklyn. Y quizá no sea nunca un buen escritor pero supongo que sí seré, lo soy ya, un buen lector, un lector ávido y ecléctico, un lector que le da oportunidades a sus libros, que trata de no prejuzgarlos y sacar lo bueno de ellos. 
Y sin embargo, siento que debo dejarlo, que no puedo concentrarme tanto en ello porque incluso leer puede ser una adicción un tanto empobrecedora. 

lunes, 7 de abril de 2014

Diario del año de la peste: Daniel Defoe

La editorial Impedimenta nos ha regalado este clásico de la literatura en sus siempre bellos libros, con esas imágenes, ese tacto y esa fuente de letras tan ajustada a lo que todo lector desea. Desgraciadamente la edición contiene unos cuantos errores de descuido, incluido un terribe tubo del verbo tener que parece mentira haya sido pasado por alto. Además la introducción está escrita por un tipo cuyo desprecio por Defoe sólo parece encontrar parangón con la propia obra que tenemos entre manos. Y yo me pregunto... ¿no se podría elegir a un prologuista que ame la historia que luego se nos va a presentar? Es cierto que como casi siempre leí el prólogo después de la obra, pero si por un casual lo hubiera hecho antes acaso no me hubiera adentrado en la misma. Vale que el prólogo no es estrategia de marketing y que no influye tanto como la contraportada o las recomendaciones de otros autores, en este caso Márquez, pero toda edición gana con un prologuista que quiera la obra y que se presenta y más cuando la misma es un clásico ya. Y ya lo dejo. Este diario, que es falso, porque Defoe era niño cuando ocurrió la peste de 1665 en Londrés y sólo lo escribió cuando la peste arrasó media ciudad de Marsella y digamos que era un tema de moda (oportunismo avivado oportunamente en el citado prólogo), este diario, decía, narra los acontecimientos que tuvieron lugar durante dicho año como consecuencia de la epidemia que sufrió la ciudad de Londrés. Como periodista que fue, Defoe utiliza diferentes datos, especialmente los del número de muertos e infectados, su progresión y tendencias, pero también anécdotas, pequeñas historias, opiniones sobre el origen y la forma de transmisión de la enfermedad así como, pensamiento ilustrado, diferentes críticas a los pseudoreligiosos que especulaban sobre la enfermedad, inventaban remedios y protectores pero también a clérigos que salieron pitando a las primeras de cambio y por supuesto a la Corte de la que se dice no hizo absolutamente nada para combatir el mal. Es cierto, comó también dice el prologuista que hay muchas repeticiones y mucho caos en la narración, que la breve aventura de los jovenes que salieron al campo huyendo de la ciudad es interrumpida bruscamente y que el conjunto en general de cierta impresión de descuido en la empresa de la narración. Pero Diario del año de la peste es una obra de un gran interés, las primeras cincuenta páginas en las que se detalla como la enfermedad va surgiendo y extendiéndose ante el pánico de todo el mundo son una lección magistral de lo que el cine apocalíptico de holywood trata en vano de conseguir, esa sensación que padecimos en parte, (a otra escala claro) cuando la OMS aliada con el periodismo y las farmacéuticas nos alertaron en vano sobre la gripe A, esa sensación de que algo espantoso está a punto de suceder, algo que nos arrebatará nuestras vidas despiadadamente. De igual modo me han parecido muy conseguidas y emotivas las reacciones de la gente enferma, sus gritos, su desesperación, su locura y sus suicidios, en general todo ese muestrario que supone una auténtica guía del alma desesperada capaz de matar, de saltar por la ventana, de abandonarlo todo, pero también del alma heróica capaz de sobreponerse al miedo, y sobre todo esa descripción en ciertos pasajes de como la vida a pesar de todo continuó, en medio de la desgracia, la gente salvo en los momentos más extremos, seguía trabajando, paseando y tratando de normalizar su vida, en parte porque la desesperación termina por extrema que sea y al final en medio de ella se alza la cotidianidad, y eso se expresa muy bien cuando la peste remite su mortalidad y la gente descuida sus precauciones. El ser humano se precipita rápidamente a tomar medidas en la desesperación y rápidamente se precipita a abandonarlas. Eso, la ambientación de la calamidad, y la pintura del alma humana a través de la misma hacen que esta sea una narración tan imperecedera. Por unos días viajé por ese horror, me sobrecogí y me sentí feliz de no haber pasado por algo así. Por unos días aprendí algo más sobre el alma humana. Tras haber leído de Defoe y estar leyendo a Diderot, siento cierta envidia como profesor de literatura castellana de esas obras literarias. En nuestro temario no contamos con esos aliados que sin duda colaborarían mucho más a fomentar la lectura entre los jovenes. Por supuesto que tenemos grandes obras literarias, pero su lenguaje por antiguo se hace difícil a nuestros jovenes y la novela española salvo excepciones, que a veces sobrepasan por su estilo el entendimiento de un lector común, no consigue motivar el amor por la lectura de nuestros jovenes.

miércoles, 2 de abril de 2014

True Detective

Lo primero... ¿es realmente True Detective tan buena como la pintan algunos? ¿es realmente la serie del momento?
No. 

Es muchísimo mejor que todo eso. Desde que entra la música de la cabecera uno ya ha abierto los ojos sabedor de que tiene algo de muy alta calidad delante. A los cinco minutos de comenzar, cuando se nos presenta a la primera vícitma y a los detectives tomando datos, cuando hemos tenido los primeros picados y planos abiertos de esa zona pantanosa, no sólo estamos viendo imágenes, estamos saboreándolas, degustándolas. He leído por ahí en la red que la serie tuvo buena aceptación pero que empezó a ser tomada como una de las grandes tras el plano secuencia final de la cuarta temporada, un plano de acción de seis minutos de duración. A mí personalmente no me hizo falta llegar hasta ese punto, aunque también admiro y valoro ese plano secuencia. A mí la serie se me hizo grande con McCounaghey, con su actuación y con su personaje. Por supuesto que Harrelson está genial y que su personaje que vive en la contradicción hipócrita de la sociedad estadounidense (lo genial es que realmente se crea superior a su compañero que es un rarito)pero lo de Rust son palabras mayores. Ese discurso que pronuncia cuando su compañero le pide su opinión sobre sus ideas religiosas es tan sobrecogedor que uno no puede menos que sentirse fascinado por ese personaje. Es un héroe de novela negra, un tipo duro, un tipo que no confía en mujeres ni en emociones, un tipo honesto con un código ético propio que no concuerda con el colectivo pero que piensa seguir jugándose la vida, hasta aquí todo siguiendo el arquetipo, pero ese nihilismo, esa desesperación... esa necritud. Estamos ante un personaje que no parece humano, que no se inmuta, que vive anestesiado en su mundo ideológico y no se permite sentir absolutamente nada, consecuencia del peor dolor posible, el de haber perdido una hija. A partir de ese discurso y hasta los títulos de crédito del capítulo 8 de la primera temporada, he seguido a este personaje con una complicidad que me resultaba al mismo tiempo muy molesta. No me gusta el nihilismo ni las ideas existencialistas, ¿Cómo es posible que este tipejo me resulte tan atractivo? El propio Harrelson le dice que se calle la puta boca, y una parte de mí tampoco le quiere oír, y sin embargo es demasiado atractivo. Mc Counaghey (ya lo dije cuando hablé de mi favorito para ganar el Oscar y no es por dármelas de adivin) estás en estado de gracia para el cine, estás on fire, no pares, si tuviera unos cuantos años menos te ponía un poster en mi cuarto. Gracias. 

¿Y qué más?, la serie. La serie es una delicia visual. Yo no soy muy del cine contemplativo pero esos planos de las marismas, esas casas sordidas perdidas en medio del pantano, ese prostíbulo en mitad de la vegetación. Esas trampillas para pájaros. Creo que eso va más allá de la buena ambientación, es algo diferente. Lo voy a decir, ya que hoy estoy algo sensible, es poesía visual. Es el contraste con la sórdida morada del héroe, llena de libros de serial killers, de esquemas, de hilos y flechas. El ritmo es perfecto, el guión en mi opinión perfecto, hay quién dice que es pretencioso, luego iré con esos que dicen, a mí no me parece un guión que busca ser oscuro, no me parece un guión pretencioso. La forma de presentar la historia con esos interrogatorios a posteriori me parece elegante y muy eficaz narrativamente. Practicamente me ha gustado todo en la serie, la música, los secundarios. Quizá se podría reforzar un poco la idea propia de la novela negra de los fallos del sistema y hay algo en el final, que no diré para no destripar nada, que no me funciona del todo, pero aparte de eso, todo es sobresaliente. Dicho esto, y teniendo en cuenta que cada temporada cambiará de actores y de director, no es esta una defensa de la serie tanto como de su primer temporada, no sé si se podrá igualar lo que hemos visto en esta inicial. 

Y termino con los críticos. Primero, algunos se abalanzan a situar la serie por debajo de otras grandes como los soprano, Breaking bad, six feet under. Ya saben aquello de excusa no pedida acusación manifiesta. Nadie les pide que la sitúen en el número 1. Creo que eso va en gustos. Segundo, tratar de mediocrizar una serie de este calibre es simplemente padecer la fobia a la mediocridad, es decir tratar de ir en contra de opiniones generalizadas para tratar de sentirse superior a una media. Tercero, dicen que es pretenciosa. Claro, pretende ser una magnífica serie y lo consigue sobradamente, y... Eso es como decir que la mitad de las obras maestras del cine son pretenciosas porque son realmente geniales. Siguiendo a estos iluminados habría que hacer cine de mierda, que sólo tratara de cosas ligeras y que no innovase en nada para no ser tildado de pretencioso. Cuarto, hay muchas alternativas, si no les gusta, peor para ellos, otros la disfrutamos más que sobradamente, nos gusta, nos encanta, nos ereccionamos con ella en nuestros sueños más profundos. Sentimos que no os pase lo mismo. Una lástima.

miércoles, 26 de marzo de 2014

Estreno de la semana: Gran hotel Budapest de Wes Anderson

La última de Wes Anderson es una de sus mejores películas.

 En mi opinión la película trata sobre la nostalgia de un tiempo mejor. Para ello el guión se centra en un pequeño hotel decadente, poblado por extraños seres solitarios (el mundo actual). Es una de esas historias de Anderson llenas de detalle y llenas de humor. Es una historia contada con muchísima elegancia, en la que asistimos a un juego de muñecas rusas a la hora de presentarnos su voz narrativa,  (el que cuenta la historia contiene al narrador que cuenta la historia), es la historia, decía, de un hotel decadente, del regente de un director decadente y su mozo de portería, pero más bien de unos valores de fraternidad y nobleza que se terminaron con la segunda guerra mundial. Todo ello encarnado en la muerte de una condesa, su testamento, el robo de un cuadro, la trampa de sus malvados familiares, la fuga de la cárcel, el restablecimiento del orden...


Tiene la misma factura marca de la casa que hace que su cine sea fácilmente distinguible. Mi amigo Raúl me pasa un enlace en el que se analiza el gusto que tiene este director por la fotografía centrada en una línea vertical centra. Aquí lo tienen http://vimeo.com/89302848
Pero no me refiero tanto al encuadre, ni tampoco al colorido, ni a los personajes golpeados, ni a los secundarios hilarantes ni a la trama que se desdibuja. Todo eso es Anderson pero sobre todo su facilidad para caminar por la cuerda floja, es como si al director le motivara especialmente llevar su historia hasta el límite de la caricatura, de la situación hilarante, la jocosidad y nos hiciera creer que, aunque nos hizo reir y mucho, la película no podría recuperar una cierta seriedad y sin embargo lo hace. La escena de la fuga de la cárcel es una buena muestra, es como estar viendo a Chaplin o una de esas comedias de la época, pareciera que el mal es ridículo, fácilmente vencible por parte de los protagonistas para luego sorprendernos haciéndonos ver que eso no está tan claro. No me pregunten como se hace eso, no lo sé, es el misterio Anderson, es capaz de mezclar, no diré ya géneros que eso lo hacen muchos, tonos tan distintos que pareciera que la película se fuera a  convertir en un esperpento, pero al final la película se alza por encima de todo eso con una consistencia de película tierna, hermosa y perdurable. Una gran película. Será sin duda de lo mejor del año.

lunes, 24 de marzo de 2014

Mire al pajarito de Kurt Vonnegut

Cuando leí matadero 5 lo flipé en colorines. La verdad es que como mi nivel de inglés no es muy bueno (y entonces lo era aún peor) pensé que quizá se trataba de eso, que aquella novela me parecía tan salvajemente extraordinaria como consecuencia de un proceso traductor deficiente pero al mismo tiempo excitado por la sensación de estar llevándose a cabo. No era eso. Después leí otras obras en inglés, de otros autores, leí cat's craddle también en inglés y corroboré que la literatura de Vonnegut es diferente a todo. Tiene rasgos de ciencia ficción pero no se parece en absoluto a otras obras del género. Es literatura inteligente, pero también emocional, llena de ternura, ( por explicar la innecesaria adversativa, diré que no se trata de los vacuos ingenios que asolan nuestra cuentística y cientos de salas de exposición de arte moderno). He leído otras obras de Vonnegut después Un hombre sin patria, desayuno de campeones y tengo a medias mother night, que son, aunque en menor grado que las otras, obras muy interesantes. Vonnegut es el tipo que necesitas si estás en un periodo lector en el que todo te parece lo mismo y estás cansado de solemnidad y artificio. Sexto piso ha publicado hace cuatro años unos cuentos póstumos que se pregunta Dave Eggers en la contracubierta, cómo no fueron publicados antes. Comparto la opinión de Eggers, no me parece una simple obra que haga negocio postumamente a costa de una merecida fama en vida. Mire al pajarito es un gran libro de relatos, no se trata de relatos redondos, fácil de predecir, ni tampoco de relatos de realismo sucio, también fácil de suponer (aunque una pizquita de eso hay en uno de ellos), es un libro de relatos al estilo de Vonnegut, lo cual es la mejor noticia que cualquier aficionado a Vonnegut que esté leyendo esto puede tener. 


Si quieres leer el libro sin saber nada, acaso sea mejor que dejes de leer porque aún sin destripar nada hablo de la temática de los mismos ampliamente. 
Los tres primeros relatos recogen el tema de la hipocresía de la sociedad norteamericana. El primero se parece a ese relato de Cheever de la radio, pero aquí se trata de un aparatito muy del gusto de Vonnegut capaz de mostrarnos lo que veraderamente pensamos de las cosas. O al menos también. El tercero es el que me parece que contiene alguno de los elementos del realismo que inauguró Carver, aunque no esperen leer a Carver, ni a Ford, ni a ningún otro de la escuela claro. El cuarto relato, el más largo, un extrañísimo relato de pesadilla kafkiana en el que un tipo sufreel acoso de un poderosísimo gangster, también tiene que ver con la hipocresía pero sobre todo con un nuevo elemento que aparece en muchos relatos, el abuso de poder por parte de un poderoso frente a un inocente, que es por supuesto uno de los grandes temas de literatura de denuncia americana, aunque no esperen tener la sensación al leer estos relatos de que están leyendo algo así como literatura comprometida. Este abuso de poder aparece en muchas historias de distinta forma, dos mirmecólogos descubren que las hormigas formaron sociedades análogas a las humanas pero ven como sus descubrimientos afean la ideología comunista, un hipnotizador con poderes sobrenaturales se enfrenta a un par de policías que sueñan con tener la situción controlada, un matón de un pueblo trata de ridiculizar al padre de un repartidor de periódicos, un pobre hombre sufre la amenaza de un criminal que utiliza a psicóticos para extorsionarle, una inocente y perfecta pareja descubre como son los culpables fortuitamente de que el mayor deseo de un hombre no sea satisfecho. and so it goes. 
También aparece la venganza, en el relato del cuchillo y los marcianitos, en la alumna de la que se aprovechó el profesor de canto y por supuesto, en el interesantísimo último relato cuya ascensión climática está maravillosamente conseguida. 
La venganza, la hipocresía y el abuso de poder. Un retrato crítico del mundo americano. Pero no se encontrarán con nada ácido, ni nada descorazonador y eso a pesar de que la presencia del mal es realmente poderosa en algunos relatos, ¿cómo es posible? Ese es uno de los secretos de Vonnegut, que es absolutamente encantador.

miércoles, 19 de marzo de 2014

Utopía: Seis capítulos llenos de color y conspiración

 Aunque Misfits no terminó de convencerme, esta segunda incursión en las series británicas irreverentes ha terminado de forma muy distinta. 



Utopía entra en esa categoría de thriller conspirativo. Aquí "los poderosos" se revelan través de la lectura de un comic. Un grupo de jovenes más o menos frikis habrán de hacer frente a una poderosa organización que planea desestabilizar el orden demográfico mundial. Y ya no cuento más. 
Utopía tiene un primer episodio majestuoso, algo abusivo en la violencia, pero absolutamente fascinante. Es una delicia ver como se nos va presentando poco a poco la historia, hay que esforzarse para conectar las cosas un poco en sus primeros minutos y sobre todo cuando planea sobre el espectador la sombra de esa pareja tan espeluznante que nos demuestran desde la primera escena de lo que son capaces con tal de conseguir sus objetivos. El esfuerzo merecerá la pena, una vez que se entra ya no se va a salir, como las mejores series es capaz de haber creado un mundo propio, con sus reglas particulares, su tono propio, sus colores...
Desde el primer momento se nos hace patente la importancia del colorido en el diseño de la fotografía, la sangre, el cielo copado de nubes, los vestuarios, esos trigales y granjas perdidas en el campo donde se está dirimiendo el destino de la humanidad. Le viene bien, muy bien, ese empacho de color porque el universo de utopia es el de un mundo desequilibrado, lleno de excesos, agudo, esquizoide, bipolar. Es un mundo lleno de dolor pero también de arrebatos de honor y nobleza.



Tras el frenesí del primero y la aparición estelar en el segundo de un personaje magnético, los capítulos intermedios bajan un poco la intensidad, la serie se hace más convencional, más previsible, quizá todo se podría haber arreglado eliminando un capítulo, sin necesidad de redundar en ciertas ideas sobre el carácter de los personajes que ya nos han quedado claros. Aún así es de agradecer y mucho que se rebaje el maniqueismo para presentarnos otra perspectiva ¿no será que la organización que conspira en realidad está tratando de hacer las cosas bien? ¿no tienen acaso algo de razón? Así llegamos al último que vuelve a alcanzar grandes cotas de magistralidad, con un sentido del suspense y del ritmo muy interesante, son especialmente emocionantes esas escenas en las que el niño tiene que escribir unos números para salvar a su madre, como se combina y enlaza con las otras acciones que llevan a cabo el resto de personajes. 
No hablaré sobre el final. Es un final digno para una gran serie que tendrá continuación este año y que seguirán sin duda, todos los que han disfrutado y mucho de esta primera entrega.