domingo, 12 de octubre de 2014

Otoño Cultural (II) Series

He dejado completamente de lado el género cinematográfico menor, las películas, y estoy inmerso completamente en el universo de las series. Series que siempre he querido ver, series que recién descubro, series que sigo desde hace tiempo...

Y series que tenía pendientes, ya clásicas:
The sopranos: Quizá de las grandes de todos los tiempos la que me faltaba por ver. Estoy a mitad de la segunda temporada. La primera fue recibida con mucho agrado aunque me deslumbró mucho al principio y me gustó el final, los capítulos de en medio me dejaron algo indiferente en ocasiones. Entiendo que es una serie con mucha calidad, con personajes muy interesantes y un guión redondo, pero no me parece tan buena como The Wire y está por ver si me va a gustar más que six feet under, game of thrones o breaking bad. Veremos.No comparto desde luego los que la colocan como la mejor de las series con mucha diferencia.

Y series que he descubierto mirando listas por internet:
Broadchurch: Me enamoré de esta serie británica de una sóla temporada, 8 capítulos, en cuanto vi los primeros minutos. Se trata de un asesinato de un niño en un pueblecito inglés. Está rodada con muchísimo estilo y conjuga muy bien el lado emocional y el suspense. Ambos detectives son grandes actores y tienen mucho magnetismo, especialmente él, que al parecer es el nuevo Doctor Who. Es adictiva y sabe sortear todos los peligros que ello implica. Es una serie que deberías estar tardando ya demasiado en ver.

Sherlock: Otra inglesa. Miniserie, temporadas de 3 capítulos, que en realidad son películas de hora y media. Sólo he visto la primera temporada.  Muy magnético el actor que interpreta al genio de la intuición y el razonamiento. Adapta a las mil maravillas el clásico de Conan Doyle, al Londrés actual. Tiene mucha gracia y aunque no es de las que te mueres por ver del tirón, es la mar de entretenida.

Shameless: Una familia en los suburbios de una gran ciudad. Adaptación americana de una serie británica del mismo nombre, como pasa tantas veces. La madre desaparecida, el padre alcohólico, una ristra de hijos, sensibles, inteligentes, casi geniales, la hermana mayor tira del carro de la familia y en su primera temporada conoce a un joven rico que dice estar enamoradísimo de ella y que está empeñado en "salvarlos". De momento entretenida y curiosa, sin grandes deslumbramientos.

Enlightened: Está Laura Dern y está lo curioso del argumento, una joven ejecutiva que sufre un ataque de nervios en su trabajo se retira dos meses a un centro espiritual tras lo cual retorna con nuevos "aires" a su centro de trabajo. 

Louie: Una especie de Seinfeld del siglo XXI. Breves capítulos de 20 minutos que alternan sketches con monólogos humorísticos pues su protagonista trabaja de ese modo, me quedo con lo segundo que me hacen realmente mucha mucha gracia. Humor negro y ácido, un poco obsesionado con lo sexual, pero aún así muy divertido. Merece mucho la pena. 

Y series a las que sigo siendo fiel:
Orange is the new black: Un placer reencontrarse con Piper y sus desventuras, sólo he visto el primer capítulo pero la cosa pinta realmente bien para la segunda temporada. Me la pienso tragar en lluviosas noches de octubre tapadito en mi sofá con una mantita después de cenar.

Downton Abbey: Sí, soy un fanático de esta serie. Aunque sea un culebroncillo, aunque cada vez pasen menos cosas y algunas se repitan. Me da igual, me hipnotiza ver a esos nobles y a esos criados conviviendo en el universo de una mansión. Me relaja, me gusta su visión cándida del mundo, antes de la malicia y la forzada complejidad, de la provocación y el mal gusto con el que tantos shows parecen complacerse. Es como Dickens. Una alegría falsamente sencilla.

Y sí, lo que está por venir, dudando si darle una oportunidad a Homeland, que tras su desastrosa tercera temporada parece haber venido más enderezada según la crítica, y esta noche comienza Walking Dead la otra decepción del año pasado pero que seguro que caerá también aunque sea por fidelidad nostálgica y Fargo, de la que mi amigo Dani Peña me habla todo el rato bien y algunos proyectos de HBO antiguos, como Roma o Deadwood, y otras que quiero ver en cuanto acabe las que estoy viendo como Black Mirror y Dead Set y The Office y Death Note...

domingo, 5 de octubre de 2014

Otoño cultural (I)

Me estremece el infinito flujo de información que me rodea. Cada vez que explico la comunicación a mis alumnos les hago referencia a ese hecho, la saturación de información disponible gracias a las nuevas tecnologías, el fácil acceso a ella y su infinita cantidad. Se llama internet, pero también democracia, clase media, avance social, sueldo decente y biblioteca pública. Veremos si dura. Aunque a mí esto de la información y la falta de tiempo me estremece. Algo parecido a lo que le pasaba a Pascal con los espacios infinitos. Pero lo dejo, que me pongo estupendo.

Despés de un analfabeto y feliz verano, he vuelto a la cultura. Esa es la información de la que hablaba. De los montones de libros - i must read- de las listas pendientes, de un montón de películas algunas abandonadas a medias, estrenos sugerentes o clásicos que nunca vi, o que ya he olvidado, y las series claro- Quizá el género más atractivo para mí en este momento, series que tengo que ver porque me las recomiendan amigos, o porque su argumento me arrastra, o simplemente su género. Como siempre tengo muy pero que muy poco tiempo, así que haciendo equilibrios, picoteando como el pajarillo fruto de la ansiedad y también de la nostalgia de la nueva estación me voy sumergiendo en la información, me voy enredando en los sueños que otros soñaron, esos sueños que como explico en clase nos parecieran casi condición sinequanon para vivir, para entender algo que el lenguaje no puede concretar.

He leído muy poco en el mes de septiembre, devoré en unos pocos días la última de Murakami "Los años de peregrinación del chico sin color", que me ha sorprendido para bien, partía con pocas expectativas tras el batacazo de After Dark y, sobre todo, la ruina final  de 1Q84 que tras comenzar como sus grandes novelas terminaba siendo una reiteración sensiblera en su parte final al estilo de su famosísima Norwegian Wood. Me gustó la trama, que se desenvolvía con facilidad y también esos poderosos sentimientos de nostalgia que se desenrollan delante del protagonista, es cierto que le falta la profundidad de sus grandes obras y que más que terminada está dejada al igual que After Dark. Si terminé "La conciencia de Zeno" que me ha dejado con la boca abierta, que es una obra asombrosamente cínica, visionaria. Un enfermo imaginario con el que yo, otro enfermo imaginario durante unos cuantos años, he conectado enseguida claro, y la cosa no siempre es digerible porque el tipo es un lerdito de mucho cuidado, como si a cada saltito que diera por la vida pisara un charco y la culpa fuera del charco y no de él que no se fija. Un morrocotudo, ególatra de mucho cuidado, pero también un tipo entrañable, en la misma época de Kafka hablando de la neurosis del ciudadano medio pero de una forma muy distinta a la del checo claro, en cualquier caso Zeno, sufre mucho pero ni siquiera pareciera sospechar cual es el motivo. En función de cinco episodios o perspectivas se nos presenta a un tipo inmaduro, dependiente del tábaco, aquejado de enfermedades pensadas y dificultades con las mujeres, un títere manejado por su propia cabeza, como todos. 
Y aunque no he terminado ningún libro más recientemente, estoy inmerso en la mitad de muchos, he retomado "filosofías de la india" de Zimmer, un manual muy erudito, excelente para profundizar un poco más en religiones como el budismo o el hinduismo pero también en otras más desconocidas como el jainismo, cuya exposición más de corte cientificista que filosófica sobre la composición del mundo me ha dejado con la boca abierta. También Vidas minúsculas, el primer libro de Michon, con casi cuarenta años. Una lectura que me ha provocado amor y odio, algo más de lo segundo, porque detras de un lenguaje muy trabajado y con resonancias muy poéticas, (pareciera como si el francés se hubiera dedicado a exprimir la lengua hasta dejarla seca) no se escondiera más que vacío, o lo que es casi lo mismo, la orgullosa y fanática exhibición de que la vida es una mierda enorme. Y Michon, que es su profeta, ha venido a mostrarnoslo. Entiendo que su fama se debe sobre todo a esa exhibición formal, que ha hecho de su estilo una marca personal, y también entiendo que a veces, tras la barroca palabrería se esconden hermosas y nostálgicas imágenes que parecieran sí mostrarnos algo vívido y real, y no un artefacto mental ideológico por parte del autor. Vamos, que pese al aparente desprecio, no he dejado el libro y lo que es peor, me podría acabar leyendo otro de su autor, en no demasiado tiempo.
También Más allá de la vida y Manual portátil de filosofía. Dos hermosas joyas de Atalanta. El primero un ensayo sobre las ECM (experiencias cercanas a la muerte) por parte de un cardiólogo holandés Pim Van Lommel, me acerco al tema con precaución y curiosidad, sé que cuando me muera me acabaré como individuo y también sé que lo que no es este individuo se acaba con la muerte. Lo que no sé es como transmitir verbalmente esas certezas. El segundo es una revisión más biográfica que expositiva sobre algunos de los filósofos más importantes de la cultura occidental, el recorrido se realiza de modo inverso y de una forma muy personal por parte de Juan Arnau, un ser lleno de inteligencia pero también de sensibilidad. Meridiano de sangre, llevo un cuarto del libro más famoso de McCarthy con "No es país para viejos", de momento violencia, mierda y desolación, pero también unas cualidades narrativas innegables. Demoras poéticas con el paisaje y la luz, que crean un curioso contraste. No sé si lo termino, pero se lee rápido. 
El diamante en tu bolsillo, de Gangaji .Uno más de los libros sobre filosofía advaita que practicamente es la única perspectiva espiritual sobre la que leo algo. Precisamente aquella que más atenta con la posibilidad de llegar a entender la verdad a través del lenguaje. Azúl ruso, un relatario de Patricia Estebán Erles, una habitual en páginas de espuma a la que tenía ganas de echarle un ojo. Sus relatos me parecen entretenidos, correctos, me parece una autora inteligente y sensible, pero leido la mitad del libro ninguno se me ha quedado grabado, les falta magia.

Próxima estación: series.