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miércoles, 31 de diciembre de 2014

Un año de libros. Mis lecturas de 2014

Estas son sin ningún criterio cronológico (nada de los mejores libros publicados este año o algo por el estilo) las lecturas que por una u otra razón han llamado poderosamente mi atención este año y que acaso a algún lector virtual le pueda servir de referencia de algo.

- Hermanos Karamazov y Ana Karenina: dos de los clásicos rusos que me faltaban por leer y que por fin este año he cumplimentado el sueño de poder hacerlo. Dostoievski de forma más adictiva y gamberra, Tolstoi con más elegancia y nostalgia, son dos obras que todo amante de la literatura debe leer sí o sí, sin dejarse intimidar por su tamaño. Aquí los enlaces  Hermanos Karamazov    Ana Karenina

- El buen soldado de Madox Ford: Uno de esos narradores poco fiables en una construcción narrativa impecable. Un caleidoscopio narrativo donde la historia se va reinventando a sí misma.

- El vano ayer de Isaac Rosa: No es tan buena como a veces aparenta ser. Y sin embargo esta novela que narra (además de la contrucción de ella misma de manera lopesca) la brutalidad represiva del régimen franquista nos recuerda con estilo propio e interés que lo chabacano y cutre no por ello deja de ser malvado.

- Diario del año de la peste de Defoe. Grandiosa recreación a posteriori de una de las peores epidemias que sufrió la ciudad londinense. Me vino mucho a la mente cuando se hablaba del ébola. 

- La maravillosa vida de Oscar Wao de Junot Díaz. Una educación sentimental a lo caribeño, plagada de mala leche contra los desmanes dictatoriales de la república dominicana y con mucho humor moderno, ahhh.. y una guindita de vudú y maldiciones variopintas. Reseña aquí http://mundodena.blogspot.com.es/2014/05/la-maravillosa-y-breve-vida-de-oscar.html

- Una historia secreta de la consciencia de Lachmann. Sin ser tan original ni deslumbrante como Gebser, este ensayo del antiguo rockero realiza un recorrido por las diferentes etapas de la consciencia humana, parte del trabajo de autores como Nietzche, James, Ouspensky o Gebser entre otros para realizar un trabajo muy interesante y de lectura placentera.

-Universos paralelos de Kaku. Un ensayo de divulgación científica que sabe desfilar en el estrecho filo que separa lo especializado y por tanto incomprensible para el lector medio (aunque sí cae de algún lado es de ahí) y lo ramplón y simplista. Un recorrido apasionante por las teorías más recientes sobre astrofísica cuántica. 

- Huérfanos de Brooklyn de Jonathan Lethem. Divertidísima superación de los rigores de la novela negra. También con reseña http://mundodena.blogspot.com.es/2014/05/jonathan-lethem-huerfanos-de-brooklyn.html

- Gilead de Marilynne Robinson. De las mejores novelas de lo que llevamos de siglo. Reseña aquí

- Centuria de Manganelli. No sé si son novelas río como se sugiere pero sí cuentos muy muy comprimidos con una densidad conceptual deslumbrante. No son geniales los 100 pero los hay en suficiencia como para no echar un vistazo a esta obra tan peculiar. 

- Mire al pajarito. Vonnegut era un genio, y la prueba es que incluso en algunos relatos tardíos es capaz de escribir mejor que el 99% de los cuentistas actuales. http://mundodena.blogspot.com.es/2014/03/mire-al-pajarito-de-kurt-vonnegut.html

- Llamadas telefónicas/ Putas asesinas de Bolaño: Un par de libros de relatos que he releído este año y ¿qué puedo decir?... Bolaño es el escritor más importante de los últimos cincuenta años. Simplemente eso. 

- Austerlitz de Sebald. Una novela que pareciera no serlo, un recorrido visual por toda la nostalgia de la Europa del siglo XX.  Una joya exquisita y extravagante.

- La conciencia de Zeno de Svevo. Con uno de los personajes más divertidos que ha dado la literatura.

- Rock Springs de Ford. Diez relatos cortados por un patrón parecido, hechos a la horma del realismo sucio, pero hermosos pese a todo. 

- Más allá de la vida de Pommel. Un estudio sobre un cardiólogo holandés sobre pacientes que tuvieron ECM (experiencias cercanas a la muerte) y que lleva al autor a realizar un enfoque sobre la separación entre mente y consciencia, algo en lo que también profundizaba Lachmann.

- Díez de diciembre de Saunders. Aunque irregulares algunos de estos relatos son divertidos, perturbadores, emotivos y sobre todo profundamente originales. Merece la pena leerlos. 

- Historia abreviada de la literatura portátil de Vilamatas. Un libro precioso, una joya que homenajea un momento crucial de la cultura consiguiendo formar parte de ella misma. http://mundodena.blogspot.com.es/2014/05/historia-abreviada-de-la-literatura.html

- Relatos de Von Kleist. Construídos con gran perfección, en ellos el suspense nos va guiando entre historias donde aparece el tremendismo y la miseria humana, pero también el valor y la pureza. 

- El plantador de tábaco de Barth. Tocho del que todavía me quedan trescientas páginas pero que incluyo aquí, por original y divertidísimo, excesivo siempre y con un héroe imborrable Ebenezer Cooke. 

- Técnicas de iluminación de Tizón. Nuestro mejor cuentista. Unos relatos imperdibles que si hubieran sido escritos en inglés estarían en boca de medio planeta. http://mundodena.blogspot.com.es/2014/02/tecnicas-de-iluminacion.html

- Brilla Mar del Edén de Andrés Ibáñez. Acabo con esta obra que como ocurría con la anterior han sido publicadas este año y forman parte de lo mejor que se está publicando en cualquier idioma y que tenemos la suerte de poder leer en castellano. Esta novela es una aventura total que el tiempo debe colocar en el lugar de la historia de la literatura que le corresponda. No esperes lector a que eso ocurra para leerla. Reseña http://mundodena.blogspot.com.es/2014/03/brilla-mar-del-eden-andres-ibanez.html

martes, 2 de septiembre de 2014

Otro enfoque del Lazarillo

Amo el Lazarillo. Quizá por eso vuelvo a escribir una entrada sobre esta deliciosa obrita capaz de expandirse y expandirse hasta el infinito. Hoy quiero hablar de la pedagogía del Lazarillo. Es una entrada en la que quiero hacer referencia sobre todo a la transmisión del Lazarillo a nuestros jovenes. Muchas veces, yo lo estudié así y así viene en la mayoría de los manuales; se plantea el Lazarillo desde su importancia como género realista, los rasgos de la picaresca, su desigual estructura, su crítica eclesiástica ligada a su anonimato y poco más, acaso en el bachillerato su importancia ayudando al Quijote a consolidar la novela...
Permitanme compartir mi experiencia: Los rasgos de la novela picaresca no interesan a nadie. ¿quién de estos jovenes va a leer novela picaresca? ¿Qué profesores han leído algo más allá del Lazarillo y en el mejor de los casos el Guzmán de Alfarache o el buscón de Quevedo que según esos rasgos ni siquiera lo es? ¿Por qué tenemos que preferir el enfoque de la crítica al de la propia literatura?. 
La otra salida, para no caer en la especialización filológica pareciera remitirse a la lectura de los pasajes  grotescos, la morcilla, el golpe contra el muro, los robos al clérigo...el folclore vaya. Eso es entretenido pero es un chisme. 


Creo que el Lazarillo presenta rasgos de suficiente conexión con nuestros jovenes como para poder sacar una lectura más positiva, aquí va un esbozo de enseñanzas que podemos ver en el Lazarillo:
- La herida personal, el desamparo y el dolor de un personaje que maltratado por las circunstancias se endurece buscando ascenso social o seguridad. ¿No es eso lo que nos pasa a la mayoría de las personas en el mundo?
- La crueldad innecesaria y abusiva por parte de otros personajes que posiblemente también sean victimas de algo parecido. El ciego se ha endurecido en su condición de personaje marginal.
- El pragmatismo y la insensibilidad que a veces se derivan de dicho proceso: Todo el relato es una justificación de un adulterio consentido. Consentido por la necesidad de tranquilidad de un personaje que se nos hace así humano y cuya confesión nos resulta especialmente patética.
- La compasión. Quizá el más hermoso pasaje del libro, cuando Lázaro se pone en el lugar de otro, el hidalgo, y comparte su poca comida con él. Esa misma compasión es la que sentimos por Lazaro pues si no de una forma tan intensa, nosotros también nos hemos sentido maltratados por circunstancias o personajes adversos.
- El anonimato necesario por hablar de las miserias de un imperio que se presentaba como cristiano y donde sus oficiales (eclesiásticos) habían perdido la conexión con el mensaje original de amor por el prójimo que Lázaro es capaz de llevar a cabo en dicho episodio.
- Y por supuesto, la modernidad, puesto que la literatura antes sólo ocupada en presentar el aspecto trágico y profundo de la existencia en las clases elevadas o ciertos aspectos aparentemente trascendentes, es capaz de hacer lo mismo hablando de un pobre diablo, con mala leche en ocasiones incluso, pero que es capaz de ser, como luego lo será en otra escala Quijote, heróico en algunas de esas decisiones, es decir, reflejo de un lector moderno que ha superado la escisión tajante medieval entre lo bajo y lo alto, social y políticamente, pero también de los géneros literarios canónicos.
De todo esto se les puede hablar a nuestros alumnos, aunque tengan quince años lo van a entender, o no lo entenderán del todo, pero mi experiencia me dice que les sabe a más que los consabidos apuntes con fechas, rasgos de la picaresca y estructura. No les privemos del placer del Lazarillo, presentemosela con el fervor y entusiasmo que merece. Si sólo nos remitimos a los apuntes, lo haremos aburriéndonos y ellos también se aburrirán.

viernes, 22 de agosto de 2014

Ana Karenina

Como siempre, esta es mi opinión, aunque todavía no sé qué diablos soy yo. Esto quizá no sea ortodoxo, ni siquiera inteligente, pero es lo que me sale ahora, en este rato, tras cuarenta días de amor y odio con Ana Karenina, uno de los "tengo que leerla más presente de los últimos dieciocho años". 
Me costó entrar. mucha huerta y agricultura. Pero me gustó Levin, un tipo gris algo avinagradillo que me recordaba bastante a mí, la cosa es que a Levin le dejá plantado su querida enamorada de un galán llamado Vronski. Pero Vronski de quién se enamora es de una mujer casada, Ana. Hasta aquí el culebrón, ciento cincuenta páginas. En medio y después, mucha huerta, mucha reflexión sobre los problemas sociopolíticos de la Rusia del siglo XIX que no importan ya a nadie y también de costumbrismo de la alta clase social rusa que me resultó bastante apetitoso. Es Tolstoi, y por eso mola, supongo. O porque el tengo que es demasiado poderoso. He escuchado a mis dos grandes maestros literarios hablar de Tolstoi bien día sí día también. Días antes casi me saco la plaza gracias a la novela realista. Hay que seguir, y sigo a trancas y barrancas, pero también porque me muevo mucho durante el verano y pareciera que al tocho de lumen, de nuevo maravillosa edición le cuesta seguirme de vacaciones. Me gusta Levin, y también me gusta Vronski, y Ana. Los personajes de Tolstoi están tan bien dibujados que pierden su esencia y se convierten en seres de nuestro mundo. No hay demasiado misterio, no estoy 100 por cien seguro pero me huelo el final, ésta era la que moría en un tren, ¿no? se lo he leído a algún cabróncete que me la ha destripado, quedan seiscientas cincuenta páginas y ya me cuesta hasta recordar de que hablaba el libro entonces, pero sigo leyendo, Ana ya es una adúltera y está a punto de morirse pero no, los personajes dan giros psicológicos poco creíbles, en eso me resulta más convincente Dostoievski, del que habrá que decir algo porque Steiner dedicó quinientas páginas de un libro a compararlos así que si se habla de Karenina habrá que sacar al otro ruso a colación. Vale, Dostoievski con personajes más caricaturescos pero con mucho mayor dominio de las transformaciones psicológicas. No me resulta convincente ni la conversión de Aleksei Aleksandrovich (marido de Ana), ni el cambio de rumbo de los protagonistas en las últimas cien páginas. Pero antes, vamos a poner las cosas claras. Rolletes aparte, el libro está lleno de elegancia, Dostoievski está lleno de artificio literario (delicioso), pero Tolstoi es capaz de trascender la cotidianidad de la vida a través de un enfoque que nunca resulta forzado, sólo cambia el punto de vista ligeramente para presentarnos ciertas estampas y así construir un conjunto solido, cristalino, falsamente sencillo. Tolstoi se convierte en un Dios de verdad, tal y como necesita el narrador omnisciente en tercera persona de la novela realista, y quizá no es transgresor ni anticipa tanto otras cosas que luego ocurriran en la literatura, pero lo que lo hace lo hace perfecto, como un Dios ya digo. 
Hablemos de momentos: la escena de la muerte del hermano de Levin, el parto de su mujer, las discusiones de Ana con el conde, toda la secuencia que antecede a su suicidio, y que es un monólogo interior tan tan acertado, tan capaz de reproducir la neurosis y la desesperación, la estupidez, y la esperanza, todo unido en ese discurso tan desgarrador. Pero es que también escenas menos "trascendentes", todo el episodio de caza de Levin con su cuñado y ese jovencito que le hizo la corte a su Kitty, está lleno de una tensión y una hermosura en un momento en el que realmente no parece estar pasando nada pero que acaso resume buena parte de la idelogía de la obra, la integridad frente al deseo, la honestidad y la búsqueda del bien, frente a la vanidad y la apariencia. Todo eso que luego Tolstoi trató de llevar a la práctica en sus años espirituales. 
Una cosa más en éste por llamarlo de alguna forma, análisis, Gran parte de la literatura del siglo XX, llamese Gatsby, Cheever, Carver, Updike, han tratado de plasmar el desmoronamiento del sueño burgués frente a las dificultades de la vida. Todos, acaso sin saberlo, andan parodiando a Tolstoi.

domingo, 23 de febrero de 2014

Comienza Literatuya: Los hermanos Karamazov de Dostoievski

He decidido leer ciertas novelas que llevo años prorrogando leer por pereza, por su dimensión, por no haber encontrado el momento o por no haber conseguido conectar con ellas. 1 obra al mes, durante diez años, un total de 120. He hecho una lista ,incluso le he dado un nombre al proyecto: literatuya.
Pero la palabra no se compone de un posesivo sino de un adverbio, no quiero poseer nada, no quiero demostrarme nada, durante bastante tiempo la literatura se convirtió para mí por un extraño complejo en el que no me dentendré por el momento, en una forma de demostrarme a mí mismo algo, en comprobar que era algo, tengo que leer tal, tengo que disfrutarlo. No quiero ser como el personaje de Berlanga en Amanece que no es poco. Suficiente sufro a veces como aspirante a escritor como para que la lectura me remueva mis inseguridades. Este proyecto está orientado al placer única y exclusivamente, quiero disfrutar con esas maravillas que hasta hoy me perdí y que como amante de literatura quiero probar, si no me convencen las dejaré, quizá lo pruebe años más tarde o quizá no, no merezca la pena ni siquiera. He seleccionado sobre todo narrativa, pero no he querido cerrar las puertas ni a la poesía, ni al teatro ni a la filosofía.

Aunque no voy a comentar todas, lo haré con aquellas cuyo resultado me haya resultado más satisfactorio o quizá más decepcionante, en general, como casi siempre en general he hecho tenderé a la crítica positiva. Me gustó escuchar a Andrés Ibáñez, que en tantas cosas ha sido un maestro para mí, que el trabajo de escritor es tan poco satisfactorio en la mayor parte de las ocasiones que es algo desproporcionado que otros colegas de profesión te critiquen, y no puedo estar más de acuerdo. Si lo haré aquí alguna vez será para dar mi opinión sincera sobre una obra que supuestamente es canónica y no fui capaz de encontarle ese valor. En cualquier caso trataré de ser benevolente con aquellas partes que no hayan sido tan bien tratadas por el paso del tiempo y me centraré en lo universal e imperecedero que en ellas encuentre. Dos cosas más, no pienso leer crítica sobre esa obra hasta haber terminado de leerla para evitar la predisposición y en mi selección on incluiré (a pesar de tener ganas de leer muchas obras recientes que ya son casi canónicas) ninguna obra anterior a mi nacimiento.
La primera obra que he leído es los hermanos Karamazov de Fiodor Dostoevski. Es una novela de 1000 páginas que he leído en 18 días y con eso ya digo buena parte de lo que me ha gustado.La escribió en un par de años, salió por entregas como era costumbre en la época en 1880, un año antes de la muerte del autor ruso y según la mayoría es su mejor novela. Yo sólo he leído crimén y castigo, muy jovencito y me pareció que Dostoievski era un pintor maravilloso del alma humana, sobre todo las atormentadas, y especialemente cuando el tormento viene por las culpas. Eso era crimén y castigo y eso también está en esta obra, pero mucho más. Aunque una novela de 1000 páginas tiene inevitables momentos densos, a mí personalmente no me ha conquistado demasiado la historia secundaria de Iliusha, he de decir que practicamente no decae, y que tiene momentos de absoluta grandeza y emoción literaria que sin duda no desmerecen la ristra de elogios que lectores bien variopintos le han dedicado. Es la novela perfecta para comenzar este proyecto, emoción, maestría narrativa y gran inteligencia. Puede que Tolstoi sea más elegante, pero es innegable que Dostoievski es un genio.
En mi opinión, como todo lo que voy a decir por otra parte, porque no he leído ninguna crítica sobre esta novela, es una novela cuyo tema es la fé o la falta de ella, en unos personajes en particular, muy extremos y en una situación extrema, pero también en un momento en que la falta de fé comenzaba a arraigar con profundidad, especialmente en los círculos intelectuales, estamos a finales del siglo y tener creencias religiosas es sinónimo de ingenuidad por no decir ignorancia. La primera parte aún siendo más lenta es para mí tan valiosa o más que la segunda. Hablo de partes hipotéticas dividiendo el libro por la mitad. El problema quizá es que en esta primera parte los personajes son algo más caricaturescos y bastante maltratados por parte del autor, aspecto este que no me suele gustar en los narradores omniscientes, acaso porque aspiro a divinidades compasivas. El único que se salva es Aliosha que es el héroe de la novela, o al menos el personaje más idealizado, por momentos incluso casi cercano al Starets zosima, al que venera. Digamos para los que no han leído la novela que es un hombre santo, una especie de gurú de la iglesia ortodoxa rusa. Ellos representan la fé y en contraposición tendríamos a Miusov, que luego desaparece pues sus ideas eclipsadas son sustituidas por la exposición más nihilista que ateista de Iván. De hecho este tiene una larga conversación con Aliosha, que encarna el trasunto principal de la novela. Me gusta el personaje de Fiodor al final de esta parte porque pasa de ser un personaje bufonesco y caricaturesco por un personaje más complejo, un epícureo dispuesto a llevárselo todo por delante. En la época caótica en una novela de misterio, el asesino hubiera sido el santo Aliosha, en los tiempos de Dostoievski no se puede llegar a tanto, es fácil adivinar quién ha sido el culpable, sin embargo el autor es capaz de darle las suficientes vueltas de tuerca como para hacernos dudar en algún momento lo cual tiene mucho mérito para un lector del siglo XXI. Me decepcionó un poco el juicio en la parte final, no me funcionó que se mencionara el resultado de antemano, y se me hizo casi indigerible el parlamento larguísimo del fiscal convenciendo al pueblo de algo que sabemos que es mentira, aunque a lo mejor eso es lo que quería el autor, sacarnos de quicio haciéndonos ver como de obstinada, ciega e injusta es la humanidad. La misantropía en la primera parte era una caricatura, en la segunda, unos acontecimientos. Hablando de caricaturas Smerdiakov se lleva la palma. Es el asesino, pero también, otro Karamazov, el ilegítimo, de él Iván dice una frase memorable "ésta mala bestia, y encima con gafas". Eso es Dostoievski en su salsa. La novela también habla de padres e hijos, de la sociedad rusa y por supuesto de las apariencias y la realidad, y no sólo por la trama principal sino porque aunque Dmitri es inocente del parricidio es culpable de un crimén acaso más horrible que es el de la ofensa al capitán y su hijo.
Mis momentos favoritos y llenos de esa grandeza a la que antes me refería son:
El comienzo del libro y esa síntesis maravillosa que nos pone en escena a Fiodor y su vida. El esperpéntico encuentro con el Starets, lleno de gran tensión y al mismo tiempo sirviendo al autor para plantear el conflicto de la historia en un marco en el que aparentemente no tiene nada que ver (sólo aparentemente), la vida del starets magníficamente narrada y sobre todo esa historia del asesino que se le confiesa (de nuevo la culpa) y por supuesto, y en esto no creo que sea muy original, la historia de Dmitri desde que es engañado por Samsonov hasta que es detenido por la policíaen la que se consigue un efecto de climax de más de setenta páginas, lo tiene todo, los momentos en la taberna tratando de despertar al borracho, el empeño de las armas, la locura, la desesperación, la culpa, pero también la lucidez ebria, el amor y la esperanza. El interrogatorio así como las dos noches en las tabernas son un antecedente de la literatura kafkiana y por tanto de la modernidad. En otra línea, pero muy sobrecogedora y patética también es la entrevista particular de Iván tras su última visita a Smerdiakov.
Podría seguir hablando líneas y líneas de esta novela. Es una maravilla, no sólo porque sea literatura adictiva, esa virtud maltratada estúpidamente por la modernidad, si no por la brillantez y al mismo tiempo la naturalidad con la que está escrita. Lo único malo de leerla es que no podrás volver a leerla por primera vez.          

miércoles, 29 de agosto de 2012

Clásicos Hispánicos: El lazarillo de Tormes

Pocos quedarán ya que no lo hayan leído, porque es una obra accesible y de corta lectura, pero si alguno no lo ha hecho ha de saber que el título tiene su ironía, porque son pocas las fortunas que contiene. En ella se recoge eso que ya se mete dentro de la idiosincrasia española: la picaresca. Algunas de las primeras historias con el ciego, casi todas sacadas del folklore, han quedado ya en el imaginario colectivo español.
La novela tiene dos mensajes terribles: Para sobrevivir uno se tiene que mimetizar con el entorno, Lázaro que era tierno ha tenido que hacerse pícaro para sobrevivir a los excesos de sus amos. El otro, que es el que justifica en modo espistolar la obra, nos presenta a un hombre resignado que prefiere perder la honra y ser objeto de habladuría por parte de sus vecinos a perder la condición social a la que tanto le ha costado llegar. Es de algún modo, el precio que tiene que pagar la burguesía, por baja que sea. 
Siempre me ha resultado conmovedor, esa forma en que Lázaro cuenta su vida, tratando de ilustrar su resignación, es como si nos dijera después de todo lo que he pasado, dejadme tranquilo. Lo merezco.
Pero siempre que explico el Lazarillo a mis alumnos les hablo del que sin duda es mi pasaje favorito, y que supone una isla de ternura en medio de tanto despropósito, me refiero a ese episodio con el escudero en el que Lázaro conmovido por el hambre que pasa su amo, se compadece de él y decide compartir su uña de vaca, y no sólo eso, sino que facilita el envite alabando el manjar, pues sabe que ha de vivir acorde a la apariencia. 
Ese gesto redime a Lázaro, y a la obra entera, de todo su pesimismo, es lo que distinguirá a Lázaro de los decadentes pícaros que nos presentará la literatura posterior, Lázaro es un humano, capaz de descalabrar a un ciego, pero dar de comer a uno que ha sufrido lo que él. Se nos dice explícitamente: "Tanta lástima haya Dios de mí como yo había dél, porque sentí lo que sentía, y muchas veces había por ello pasado y pasaba cada día. Pensaba si sería bien comedirme a convidalle; mas, por me haber dicho que había comido, temíame no aceptaría el convite. Finalmente, yo deseaba que el pecador ayudase a su trabajo del mío, y se desayunase como el día antes hizo, pues había mejor aparejo, por ser mejor la vianda y menos mi hambre". 
Pienso muchísimo en este pasaje del Lazarillo, no sólo porque sea una joya dentro de la obra maestra que lo encierra sino porque me alivia la depresión. Por ejemplo ahora con la crisis, en que todo apesta tanto, en que sufrimos a políticos ineficientes que sólo la ignorancia y la desesperación pueden explicar que estén ahí , pienso en ese episodio del Lazarillo, y en esa compasión tan maravillosa, y creo que es ahí, en esos episodios de lo que Unamuno llamaba la intrahistoria, donde podemos encontrar asideros.

viernes, 20 de abril de 2012

Niebla - Miguel Unamuno

Niebla es un libro del que hablo mucho a mis alumnos y nunca me había leído, como eso me parece impropio, he decidido por fin leerlo. Mi relación con Unamuno siempre ha sido de amor, odio. Por un lado, todo lo que dice me parece bastante interesante, es como si un alemán se hubiera encarnado en un hombrecillo barbudo de Bilbao y este país hubiera tenido uno de esos personajes complejos y atormentados a los que tanto se presta la literatura alemana. Por otro lado, por su arrogancia y algunas meteduras de pata política, Unamuno siempre me ha parecido un personaje algo insolente, un poco rancio como si dijéramos, en el peor sentido de la palabra. Y por último, por su miedo tan reptiliano a la muerte, sus complejos y debilidades, me ha parecido una figura entrañable.



Niebla es una novela interesantísima, es una especie de experimento vivíparo, que de raíces cervantinas se adelanta a la literatura española del momento, y también mundial, para presentarnos un experimento posmoderno donde el personaje y el autor dialogan sobre la libertad de uno y otro en sus páginas más celebres. ¿Tenemos acaso nosotros más libertad que un personaje de novela? parece hacernos cuestionar Unamuno, ¿tenemos algo de libertad?.
La novela supone además una reflexión sobre la propia concepción de la novela, porque en boca de uno de sus personajes, Victor, (un personaje de Amor y pedagogía) esboza cual es para él la novela ideal, que, voilá, es la que estamos leyendo. 

Es una lástima que Unamuno fuera tan mal narrador, que los personajes sean tan inconsistentes, (aunque eso no desluzca demasiado en esta ocasión por la ideología de la obra) y sobre todo que la trama resulte más bien insulsa y muchas veces aburrida con páginas muy prescindibles. Si no fuera por eso, Niebla estaría en el escalón más alto de la narrativa, aún así es una novela divertida, precursora y terriblemente inteligente, que cualquier persona con inquietudes existenciales no debería perderse.

miércoles, 11 de abril de 2012

La muerte en Venecia de Thomas Mann (Clasicos Literarios)

Habré pensado en leerme este libro una decena de veces y a pesar de que es una novela pequeña y accesible no ha sido hasta esta semana santa, en que eso que llamamos azar, lo puso en mis manos.
A pesar de que es una novela relativamente temprana en vida del autor, menos de cuarenta años, parece estar escrita por alguien a quien los años le han dado, diriase incluso excesiva, sabiduría. Como buena novela corta, la trama es muy simple, un escritor cincuentón, viudo, aburrido de su rutina en Munich se decide a viajar al sur, tras estar en una isla en el adriático, llega a Venecia donde se ve sorprendido por la presencia de un joven de catorce años por el que siente una pasión irresistible, dicha turbación se verá enmarcada por un brote de cólera mortal que aparece en la ciudad.

Lo malo: No me ha gustado mucho el estilo del lenguaje de Mann, a veces es artificiosamente denso o bien empapa en excesos de adjetivos algo redundantes su narración.

Lo bueno: Practicamente todo, coincido con la crítica general que habla de obra maestra. Al igual que otras compañeras del subgénero como la metamorfosis o el viejo y el mar, tras la aparente anécdota de la trama se resuelven algunas de las esencias del alma humana. Es la vieja historia de civilización versus barbarie, o en terminos Freudianos, del ello y el superyo, aquello que nos destruye y que paradójicamente es lo único que parece conectarnos con la vida.
Me ha gustado mucho el tono melancólico del relato, la tristeza que lo impregna todo, y sobre todo esa crítica despiadada al orden burgués. Ese vacío que engulle al personaje dispuesto a sacrificarlo todo por lo que siente como una verdadera pasión.