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miércoles, 31 de diciembre de 2014

Un año de libros. Mis lecturas de 2014

Estas son sin ningún criterio cronológico (nada de los mejores libros publicados este año o algo por el estilo) las lecturas que por una u otra razón han llamado poderosamente mi atención este año y que acaso a algún lector virtual le pueda servir de referencia de algo.

- Hermanos Karamazov y Ana Karenina: dos de los clásicos rusos que me faltaban por leer y que por fin este año he cumplimentado el sueño de poder hacerlo. Dostoievski de forma más adictiva y gamberra, Tolstoi con más elegancia y nostalgia, son dos obras que todo amante de la literatura debe leer sí o sí, sin dejarse intimidar por su tamaño. Aquí los enlaces  Hermanos Karamazov    Ana Karenina

- El buen soldado de Madox Ford: Uno de esos narradores poco fiables en una construcción narrativa impecable. Un caleidoscopio narrativo donde la historia se va reinventando a sí misma.

- El vano ayer de Isaac Rosa: No es tan buena como a veces aparenta ser. Y sin embargo esta novela que narra (además de la contrucción de ella misma de manera lopesca) la brutalidad represiva del régimen franquista nos recuerda con estilo propio e interés que lo chabacano y cutre no por ello deja de ser malvado.

- Diario del año de la peste de Defoe. Grandiosa recreación a posteriori de una de las peores epidemias que sufrió la ciudad londinense. Me vino mucho a la mente cuando se hablaba del ébola. 

- La maravillosa vida de Oscar Wao de Junot Díaz. Una educación sentimental a lo caribeño, plagada de mala leche contra los desmanes dictatoriales de la república dominicana y con mucho humor moderno, ahhh.. y una guindita de vudú y maldiciones variopintas. Reseña aquí http://mundodena.blogspot.com.es/2014/05/la-maravillosa-y-breve-vida-de-oscar.html

- Una historia secreta de la consciencia de Lachmann. Sin ser tan original ni deslumbrante como Gebser, este ensayo del antiguo rockero realiza un recorrido por las diferentes etapas de la consciencia humana, parte del trabajo de autores como Nietzche, James, Ouspensky o Gebser entre otros para realizar un trabajo muy interesante y de lectura placentera.

-Universos paralelos de Kaku. Un ensayo de divulgación científica que sabe desfilar en el estrecho filo que separa lo especializado y por tanto incomprensible para el lector medio (aunque sí cae de algún lado es de ahí) y lo ramplón y simplista. Un recorrido apasionante por las teorías más recientes sobre astrofísica cuántica. 

- Huérfanos de Brooklyn de Jonathan Lethem. Divertidísima superación de los rigores de la novela negra. También con reseña http://mundodena.blogspot.com.es/2014/05/jonathan-lethem-huerfanos-de-brooklyn.html

- Gilead de Marilynne Robinson. De las mejores novelas de lo que llevamos de siglo. Reseña aquí

- Centuria de Manganelli. No sé si son novelas río como se sugiere pero sí cuentos muy muy comprimidos con una densidad conceptual deslumbrante. No son geniales los 100 pero los hay en suficiencia como para no echar un vistazo a esta obra tan peculiar. 

- Mire al pajarito. Vonnegut era un genio, y la prueba es que incluso en algunos relatos tardíos es capaz de escribir mejor que el 99% de los cuentistas actuales. http://mundodena.blogspot.com.es/2014/03/mire-al-pajarito-de-kurt-vonnegut.html

- Llamadas telefónicas/ Putas asesinas de Bolaño: Un par de libros de relatos que he releído este año y ¿qué puedo decir?... Bolaño es el escritor más importante de los últimos cincuenta años. Simplemente eso. 

- Austerlitz de Sebald. Una novela que pareciera no serlo, un recorrido visual por toda la nostalgia de la Europa del siglo XX.  Una joya exquisita y extravagante.

- La conciencia de Zeno de Svevo. Con uno de los personajes más divertidos que ha dado la literatura.

- Rock Springs de Ford. Diez relatos cortados por un patrón parecido, hechos a la horma del realismo sucio, pero hermosos pese a todo. 

- Más allá de la vida de Pommel. Un estudio sobre un cardiólogo holandés sobre pacientes que tuvieron ECM (experiencias cercanas a la muerte) y que lleva al autor a realizar un enfoque sobre la separación entre mente y consciencia, algo en lo que también profundizaba Lachmann.

- Díez de diciembre de Saunders. Aunque irregulares algunos de estos relatos son divertidos, perturbadores, emotivos y sobre todo profundamente originales. Merece la pena leerlos. 

- Historia abreviada de la literatura portátil de Vilamatas. Un libro precioso, una joya que homenajea un momento crucial de la cultura consiguiendo formar parte de ella misma. http://mundodena.blogspot.com.es/2014/05/historia-abreviada-de-la-literatura.html

- Relatos de Von Kleist. Construídos con gran perfección, en ellos el suspense nos va guiando entre historias donde aparece el tremendismo y la miseria humana, pero también el valor y la pureza. 

- El plantador de tábaco de Barth. Tocho del que todavía me quedan trescientas páginas pero que incluyo aquí, por original y divertidísimo, excesivo siempre y con un héroe imborrable Ebenezer Cooke. 

- Técnicas de iluminación de Tizón. Nuestro mejor cuentista. Unos relatos imperdibles que si hubieran sido escritos en inglés estarían en boca de medio planeta. http://mundodena.blogspot.com.es/2014/02/tecnicas-de-iluminacion.html

- Brilla Mar del Edén de Andrés Ibáñez. Acabo con esta obra que como ocurría con la anterior han sido publicadas este año y forman parte de lo mejor que se está publicando en cualquier idioma y que tenemos la suerte de poder leer en castellano. Esta novela es una aventura total que el tiempo debe colocar en el lugar de la historia de la literatura que le corresponda. No esperes lector a que eso ocurra para leerla. Reseña http://mundodena.blogspot.com.es/2014/03/brilla-mar-del-eden-andres-ibanez.html

domingo, 5 de octubre de 2014

Otoño cultural (I)

Me estremece el infinito flujo de información que me rodea. Cada vez que explico la comunicación a mis alumnos les hago referencia a ese hecho, la saturación de información disponible gracias a las nuevas tecnologías, el fácil acceso a ella y su infinita cantidad. Se llama internet, pero también democracia, clase media, avance social, sueldo decente y biblioteca pública. Veremos si dura. Aunque a mí esto de la información y la falta de tiempo me estremece. Algo parecido a lo que le pasaba a Pascal con los espacios infinitos. Pero lo dejo, que me pongo estupendo.

Despés de un analfabeto y feliz verano, he vuelto a la cultura. Esa es la información de la que hablaba. De los montones de libros - i must read- de las listas pendientes, de un montón de películas algunas abandonadas a medias, estrenos sugerentes o clásicos que nunca vi, o que ya he olvidado, y las series claro- Quizá el género más atractivo para mí en este momento, series que tengo que ver porque me las recomiendan amigos, o porque su argumento me arrastra, o simplemente su género. Como siempre tengo muy pero que muy poco tiempo, así que haciendo equilibrios, picoteando como el pajarillo fruto de la ansiedad y también de la nostalgia de la nueva estación me voy sumergiendo en la información, me voy enredando en los sueños que otros soñaron, esos sueños que como explico en clase nos parecieran casi condición sinequanon para vivir, para entender algo que el lenguaje no puede concretar.

He leído muy poco en el mes de septiembre, devoré en unos pocos días la última de Murakami "Los años de peregrinación del chico sin color", que me ha sorprendido para bien, partía con pocas expectativas tras el batacazo de After Dark y, sobre todo, la ruina final  de 1Q84 que tras comenzar como sus grandes novelas terminaba siendo una reiteración sensiblera en su parte final al estilo de su famosísima Norwegian Wood. Me gustó la trama, que se desenvolvía con facilidad y también esos poderosos sentimientos de nostalgia que se desenrollan delante del protagonista, es cierto que le falta la profundidad de sus grandes obras y que más que terminada está dejada al igual que After Dark. Si terminé "La conciencia de Zeno" que me ha dejado con la boca abierta, que es una obra asombrosamente cínica, visionaria. Un enfermo imaginario con el que yo, otro enfermo imaginario durante unos cuantos años, he conectado enseguida claro, y la cosa no siempre es digerible porque el tipo es un lerdito de mucho cuidado, como si a cada saltito que diera por la vida pisara un charco y la culpa fuera del charco y no de él que no se fija. Un morrocotudo, ególatra de mucho cuidado, pero también un tipo entrañable, en la misma época de Kafka hablando de la neurosis del ciudadano medio pero de una forma muy distinta a la del checo claro, en cualquier caso Zeno, sufre mucho pero ni siquiera pareciera sospechar cual es el motivo. En función de cinco episodios o perspectivas se nos presenta a un tipo inmaduro, dependiente del tábaco, aquejado de enfermedades pensadas y dificultades con las mujeres, un títere manejado por su propia cabeza, como todos. 
Y aunque no he terminado ningún libro más recientemente, estoy inmerso en la mitad de muchos, he retomado "filosofías de la india" de Zimmer, un manual muy erudito, excelente para profundizar un poco más en religiones como el budismo o el hinduismo pero también en otras más desconocidas como el jainismo, cuya exposición más de corte cientificista que filosófica sobre la composición del mundo me ha dejado con la boca abierta. También Vidas minúsculas, el primer libro de Michon, con casi cuarenta años. Una lectura que me ha provocado amor y odio, algo más de lo segundo, porque detras de un lenguaje muy trabajado y con resonancias muy poéticas, (pareciera como si el francés se hubiera dedicado a exprimir la lengua hasta dejarla seca) no se escondiera más que vacío, o lo que es casi lo mismo, la orgullosa y fanática exhibición de que la vida es una mierda enorme. Y Michon, que es su profeta, ha venido a mostrarnoslo. Entiendo que su fama se debe sobre todo a esa exhibición formal, que ha hecho de su estilo una marca personal, y también entiendo que a veces, tras la barroca palabrería se esconden hermosas y nostálgicas imágenes que parecieran sí mostrarnos algo vívido y real, y no un artefacto mental ideológico por parte del autor. Vamos, que pese al aparente desprecio, no he dejado el libro y lo que es peor, me podría acabar leyendo otro de su autor, en no demasiado tiempo.
También Más allá de la vida y Manual portátil de filosofía. Dos hermosas joyas de Atalanta. El primero un ensayo sobre las ECM (experiencias cercanas a la muerte) por parte de un cardiólogo holandés Pim Van Lommel, me acerco al tema con precaución y curiosidad, sé que cuando me muera me acabaré como individuo y también sé que lo que no es este individuo se acaba con la muerte. Lo que no sé es como transmitir verbalmente esas certezas. El segundo es una revisión más biográfica que expositiva sobre algunos de los filósofos más importantes de la cultura occidental, el recorrido se realiza de modo inverso y de una forma muy personal por parte de Juan Arnau, un ser lleno de inteligencia pero también de sensibilidad. Meridiano de sangre, llevo un cuarto del libro más famoso de McCarthy con "No es país para viejos", de momento violencia, mierda y desolación, pero también unas cualidades narrativas innegables. Demoras poéticas con el paisaje y la luz, que crean un curioso contraste. No sé si lo termino, pero se lee rápido. 
El diamante en tu bolsillo, de Gangaji .Uno más de los libros sobre filosofía advaita que practicamente es la única perspectiva espiritual sobre la que leo algo. Precisamente aquella que más atenta con la posibilidad de llegar a entender la verdad a través del lenguaje. Azúl ruso, un relatario de Patricia Estebán Erles, una habitual en páginas de espuma a la que tenía ganas de echarle un ojo. Sus relatos me parecen entretenidos, correctos, me parece una autora inteligente y sensible, pero leido la mitad del libro ninguno se me ha quedado grabado, les falta magia.

Próxima estación: series.

martes, 2 de septiembre de 2014

Otro enfoque del Lazarillo

Amo el Lazarillo. Quizá por eso vuelvo a escribir una entrada sobre esta deliciosa obrita capaz de expandirse y expandirse hasta el infinito. Hoy quiero hablar de la pedagogía del Lazarillo. Es una entrada en la que quiero hacer referencia sobre todo a la transmisión del Lazarillo a nuestros jovenes. Muchas veces, yo lo estudié así y así viene en la mayoría de los manuales; se plantea el Lazarillo desde su importancia como género realista, los rasgos de la picaresca, su desigual estructura, su crítica eclesiástica ligada a su anonimato y poco más, acaso en el bachillerato su importancia ayudando al Quijote a consolidar la novela...
Permitanme compartir mi experiencia: Los rasgos de la novela picaresca no interesan a nadie. ¿quién de estos jovenes va a leer novela picaresca? ¿Qué profesores han leído algo más allá del Lazarillo y en el mejor de los casos el Guzmán de Alfarache o el buscón de Quevedo que según esos rasgos ni siquiera lo es? ¿Por qué tenemos que preferir el enfoque de la crítica al de la propia literatura?. 
La otra salida, para no caer en la especialización filológica pareciera remitirse a la lectura de los pasajes  grotescos, la morcilla, el golpe contra el muro, los robos al clérigo...el folclore vaya. Eso es entretenido pero es un chisme. 


Creo que el Lazarillo presenta rasgos de suficiente conexión con nuestros jovenes como para poder sacar una lectura más positiva, aquí va un esbozo de enseñanzas que podemos ver en el Lazarillo:
- La herida personal, el desamparo y el dolor de un personaje que maltratado por las circunstancias se endurece buscando ascenso social o seguridad. ¿No es eso lo que nos pasa a la mayoría de las personas en el mundo?
- La crueldad innecesaria y abusiva por parte de otros personajes que posiblemente también sean victimas de algo parecido. El ciego se ha endurecido en su condición de personaje marginal.
- El pragmatismo y la insensibilidad que a veces se derivan de dicho proceso: Todo el relato es una justificación de un adulterio consentido. Consentido por la necesidad de tranquilidad de un personaje que se nos hace así humano y cuya confesión nos resulta especialmente patética.
- La compasión. Quizá el más hermoso pasaje del libro, cuando Lázaro se pone en el lugar de otro, el hidalgo, y comparte su poca comida con él. Esa misma compasión es la que sentimos por Lazaro pues si no de una forma tan intensa, nosotros también nos hemos sentido maltratados por circunstancias o personajes adversos.
- El anonimato necesario por hablar de las miserias de un imperio que se presentaba como cristiano y donde sus oficiales (eclesiásticos) habían perdido la conexión con el mensaje original de amor por el prójimo que Lázaro es capaz de llevar a cabo en dicho episodio.
- Y por supuesto, la modernidad, puesto que la literatura antes sólo ocupada en presentar el aspecto trágico y profundo de la existencia en las clases elevadas o ciertos aspectos aparentemente trascendentes, es capaz de hacer lo mismo hablando de un pobre diablo, con mala leche en ocasiones incluso, pero que es capaz de ser, como luego lo será en otra escala Quijote, heróico en algunas de esas decisiones, es decir, reflejo de un lector moderno que ha superado la escisión tajante medieval entre lo bajo y lo alto, social y políticamente, pero también de los géneros literarios canónicos.
De todo esto se les puede hablar a nuestros alumnos, aunque tengan quince años lo van a entender, o no lo entenderán del todo, pero mi experiencia me dice que les sabe a más que los consabidos apuntes con fechas, rasgos de la picaresca y estructura. No les privemos del placer del Lazarillo, presentemosela con el fervor y entusiasmo que merece. Si sólo nos remitimos a los apuntes, lo haremos aburriéndonos y ellos también se aburrirán.

domingo, 31 de agosto de 2014

El malestar al alcance de todos - Mercedes Cebrián.

Llegué a este libro gracias a una recomendación que le leí hace mucho a Eloy Tizón. Aunque por supuesto estos relatos no están a su nivel de calidad, se agradece la propuesta. Aunque el libro de Mercedes esté centrado en las debilidades y miserias de sus personajes, el tono es completamente distinto al de la mayoría de relatos post-carverianos que sufre la cuentística española. Ya saben, llegó Carver y se apagaron las luces, quizá algún día escriba un post, hablando de la pésima influencia que la literatura de ese señor, no exenta de calidad y cierta gracia, ha hecho con nuestra literatura breve. O no. 

Hablemos del malestar. Catorce relatos y casi tantos poemas intercalados. A medida que leía el libro me gustaban más los últimos que los primeros. Los tres primeros relatos me deslumbraron mucho, pero hay que decir que luego el esquema se repite casi infaliblemente: el narrador no fiable. El lector luego comienza avisado de que el punto de vista del narrador, (siempre en primera persona claro, necesario para el propósito) dará un giro para hacernos ver que las cosas no son como nos las había hecho parecer. Creo que la calidad de los relatos es bastante desigual, por el final hay alguno de relleno, poco preparado que no tiene más que cierta chispa o ingenio pero que se llevó mal a la práctica. Pienso por ejemplo en el de los prólogos del libro sobre como reparar familias, o en el final poco redondo de la mujer a la que los pandilleros hacen mobbing, que por lo demás es un relato con muchísima fuerza.


Aunque los personajes son torpes, malos o medio locos, me gusta el papel que adopta con ellos su creadora, se ríe de ellos claro, pero tiernamente, el lector se sentirá como por encima, pero, y ahí está la gracia, se encontrará a sí mismo en algunos de sus tics, en sus bajezas y miserias, sus miedos. Son humanos, terriblemente humanos. Me gustaron especialmente el del novio cojo, el de la madre que rellenaba su fracaso matrimonial a base de catálogo, el del adicto a la cultura... También unos cuantos poemas, desconcertantes, sutiles dentro de la aparente cotidianidad. 

¿Qué quieren que les diga? Me gustó el libro, nada como para volverse loco claro, pero sí como una buena lectura de verano. Una lectura interesante, distinta. Una mujer sentada a mi lado en el metro, me cotilleó una página mientras leía y me pidió la referencia. Me hizo gracia la anécdota, me pareció uno de los personajes de Cebrian. Yo también lo soy.

lunes, 25 de agosto de 2014

Rojo Aceituna. De viaje con Ronaldo Menéndez

Este es básicamente un libro de viajes. El escritor cubano emprendió hace un par de años tras un viaje a China el proyecto de visitar con su novia, aquellos países donde el comunismo está o estuvo presente en las últimas décadas. Así comienza por su natal Cuba y pasa por Sudamérica (donde en muchos países la izquierda está afiancada en el poder). En realidad el proyecto es un poco chapucero. No tanto porque se mencione Venezuela a través de una tercera persona saltándose ese país, sino porque tampoco se visita Corea, ni lo que pudo quedar de la antigua URRS, pero sobre todo es que el asunto del comunismo es, y me parece completamente lícito, una excusa para que Ronaldo nos narre sus vivencias sobre su periplo por diferentes latitudes sudamericanas y asiáticas. Eso sí, de fondo, como una música que vuelve aparecen reflexiones sobre los abusos y crímenes, de algunos de los regímenes comunistas, así como la impresión, algo superficial y pobre, de que la solidaridad está presente en muchos países donde precisamente la ideología no está tan marcada hacia la izquierda como en Chile o Brasil.

Y tampoco el libro pretende ser un catálogo exhaustivo del viajero que intenta aprehender ese lugar que se está visitando y que lleva a veces a moverse incansablemente, en busca de la veta que nos muestre, la idiosincrasia de ese lugar. A veces hay atisbos de ello, como en el viaje por las minas de Bolivia, ese descenso a los infiernos que tuve la suerte o la mala suerte de vivenciar yo también en primera persona. Pero Ronaldo se limita a dejar, y en parte no puede ser de otra manera cuando se visitan tantos países en tan poco espacio de tiempo, un simple apunte, una anécdota que sirva para ilustrar brevemente, fugaz pero intensamente el país que se ha visitado.

Más que en lo político, el viaje resulta interesante en lo vivencial, sin adentrarse en cotidianidades ni utilizar un tono demasiado confesional, Ronaldo nos muestra las anécdotas del camino, las borracheras, los amigos, los incidentes, los momentos de crisis. Porque el libro va digámoslo de una vez por todas de Ronaldo. De su forma de entender el viaje y de su forma de entender la literatura. Hay una contención en lo que se está contando, como bien dice, todo viajero tiende a pensar que lo que le está ocurriendo es muy especial, hasta que descubre que es lo mismo que le está pasando al resto de turistas. Tiene mucho cuidado el autor en elegir bien donde meter la tijera y aunque el resultado a veces de muestra de estar muy tijereteado peor hubiera sido un desbarre emocional que diera rienda suelta a lo "cotidiano", a lo personal. El tono en general es cínico, y he de decir que me ha resultado un poco molesto, no que lo hiciera por supuesto, sino que lo contara tan repetidamente, tanta farra noctura, tanto hincapie en las cervezas, puesto que el viaje creo, estaba en otra parte, y como lector me hubiera gustado con todo esa frivolidad y escape contrasta bien con las miserias que aparecen, lugar de tortura incluido en el sudeste asiático. 

Lo mejor del libro es el humor, un humor alegre nada hiriente, una visión alegre de la vida, lúdica. Es en esas ocasiones donde el libro se hace libro, y también en las acertadísimas reflexiones sobre el viaje del mochilero, sobre los abusos y el borreguismo del negocio turístico pero también de la autocrítica del viajero alternativo, especialmente divertida me pareció, y el buen uso que hace al utilizarlo recurrentemente, su reflexión sobre el concepto de "auténtico". Es en esa autocrítica, en ese reírse de uno mismo donde en mi opinión se encuentra lo más valioso del libro. El lector encontrará en cualquier caso en su conjunto, un libro entretenido, terriblemente agradable, no tanto como una reflexión política, ni por ser un libro de viajes al uso, sino como un divertimento, especialmente para viajeros pero también para los no tanto.

viernes, 22 de agosto de 2014

Ana Karenina

Como siempre, esta es mi opinión, aunque todavía no sé qué diablos soy yo. Esto quizá no sea ortodoxo, ni siquiera inteligente, pero es lo que me sale ahora, en este rato, tras cuarenta días de amor y odio con Ana Karenina, uno de los "tengo que leerla más presente de los últimos dieciocho años". 
Me costó entrar. mucha huerta y agricultura. Pero me gustó Levin, un tipo gris algo avinagradillo que me recordaba bastante a mí, la cosa es que a Levin le dejá plantado su querida enamorada de un galán llamado Vronski. Pero Vronski de quién se enamora es de una mujer casada, Ana. Hasta aquí el culebrón, ciento cincuenta páginas. En medio y después, mucha huerta, mucha reflexión sobre los problemas sociopolíticos de la Rusia del siglo XIX que no importan ya a nadie y también de costumbrismo de la alta clase social rusa que me resultó bastante apetitoso. Es Tolstoi, y por eso mola, supongo. O porque el tengo que es demasiado poderoso. He escuchado a mis dos grandes maestros literarios hablar de Tolstoi bien día sí día también. Días antes casi me saco la plaza gracias a la novela realista. Hay que seguir, y sigo a trancas y barrancas, pero también porque me muevo mucho durante el verano y pareciera que al tocho de lumen, de nuevo maravillosa edición le cuesta seguirme de vacaciones. Me gusta Levin, y también me gusta Vronski, y Ana. Los personajes de Tolstoi están tan bien dibujados que pierden su esencia y se convierten en seres de nuestro mundo. No hay demasiado misterio, no estoy 100 por cien seguro pero me huelo el final, ésta era la que moría en un tren, ¿no? se lo he leído a algún cabróncete que me la ha destripado, quedan seiscientas cincuenta páginas y ya me cuesta hasta recordar de que hablaba el libro entonces, pero sigo leyendo, Ana ya es una adúltera y está a punto de morirse pero no, los personajes dan giros psicológicos poco creíbles, en eso me resulta más convincente Dostoievski, del que habrá que decir algo porque Steiner dedicó quinientas páginas de un libro a compararlos así que si se habla de Karenina habrá que sacar al otro ruso a colación. Vale, Dostoievski con personajes más caricaturescos pero con mucho mayor dominio de las transformaciones psicológicas. No me resulta convincente ni la conversión de Aleksei Aleksandrovich (marido de Ana), ni el cambio de rumbo de los protagonistas en las últimas cien páginas. Pero antes, vamos a poner las cosas claras. Rolletes aparte, el libro está lleno de elegancia, Dostoievski está lleno de artificio literario (delicioso), pero Tolstoi es capaz de trascender la cotidianidad de la vida a través de un enfoque que nunca resulta forzado, sólo cambia el punto de vista ligeramente para presentarnos ciertas estampas y así construir un conjunto solido, cristalino, falsamente sencillo. Tolstoi se convierte en un Dios de verdad, tal y como necesita el narrador omnisciente en tercera persona de la novela realista, y quizá no es transgresor ni anticipa tanto otras cosas que luego ocurriran en la literatura, pero lo que lo hace lo hace perfecto, como un Dios ya digo. 
Hablemos de momentos: la escena de la muerte del hermano de Levin, el parto de su mujer, las discusiones de Ana con el conde, toda la secuencia que antecede a su suicidio, y que es un monólogo interior tan tan acertado, tan capaz de reproducir la neurosis y la desesperación, la estupidez, y la esperanza, todo unido en ese discurso tan desgarrador. Pero es que también escenas menos "trascendentes", todo el episodio de caza de Levin con su cuñado y ese jovencito que le hizo la corte a su Kitty, está lleno de una tensión y una hermosura en un momento en el que realmente no parece estar pasando nada pero que acaso resume buena parte de la idelogía de la obra, la integridad frente al deseo, la honestidad y la búsqueda del bien, frente a la vanidad y la apariencia. Todo eso que luego Tolstoi trató de llevar a la práctica en sus años espirituales. 
Una cosa más en éste por llamarlo de alguna forma, análisis, Gran parte de la literatura del siglo XX, llamese Gatsby, Cheever, Carver, Updike, han tratado de plasmar el desmoronamiento del sueño burgués frente a las dificultades de la vida. Todos, acaso sin saberlo, andan parodiando a Tolstoi.

martes, 5 de agosto de 2014

El ladrón de morfina - Cuenca Sandoval

Esta, digámoslo ya, es una excelente novela bélica, una excelente novela sin distinción de género. Pareciera que el posmoderno juego de autoría que recorre el libro fuera literal porque realmente pareciera obra de un autor americano y no español. En España, con una guerra tan espantosa como la civil, nunca hemos cultivado el subgénero bélico, en realidad ningún subgénero con demasiada eficacia. ¿existía antes de ésta alguna novela decente bélica? Pero es que además y a riesgo de ser considerado apátrida esta novela es tan buena que no pareciera española. Sí, hay buenos autores en nuestro país, pero grandes grandes se cuentan con los dedos de una mano, y aquí estamos ante algo grande. Mario Cuenca Sandoval, integrante de segunda fila de la llamada generación nocilla (lo de segunda tiene que ver con la aparente fama)presentó, esta, su segunda novela hace cuatro años, un delirio hermosísimo lleno de bellas y terribles imágenes en torno a la figura de un soldado, mitad ángel mitad humano inmerso en la barbarie de la guerra de Corea. Una guerra que por supuesto podría ser cualquier guerra. Novela lírica, por momentos pareciera un largo poema en prosa donde la acción que es reducida se ve salpicada por hermosísimas imágenes que se abren con la del paracaidista descendienco a los infiernos selváticos con su biblia personal, los cuentos completos de Poe. Hay otros homenajes literarios además de éste, desde Conrad a García Márquez, pues su Wilson Reyes pareciera salido de una de las aldeas del realismo mágico. Pero por encima de los guiños, de los juegos, está la personalísima voz del autor, una voz poderosa y sobre todo derrochadora de belleza. Mientras la mayoría de autores son capaces de escribir cuentos, incluso novelas, en torno a una imagen, a una reflexión, en la prosa de Sandoval, las imágenes se empujan y se regalan al lector de un modo tan generoso y rico que por momentos no podemos sino sentirnos deslumbrados ante el gozo extático de una literatura tan rica. A pesar de todas las cosas tan terribles que se cuentan, como no puede ser de otro modo en una obra del género, la voz poética siempre se encuentra en las alturas, como uno de esos ángeles de Rilke y nunca se entrega al gusto por lo burdo ni por lo grotesco como hace en ocasiones la mala literatura, el mal arte, con tal de alarmar, de impresionar, de magníficar el horror tratando de conseguir la relevancia a través de la exageración o del feísmo. En Cuenca las cosas son fascinantes, simplemente, aunque sean terribles no se pierde ese halo de misterio o de mirada virgen. Esperaba cosas buenas de este libro y de este autor por la fuente de la recomendación, pero mis expectativas se han visto superadas. Pronto escribiré otras entradas sobre este interesante autor, porque éste es el comienzo de una nueva amistad.

jueves, 22 de mayo de 2014

Historia abreviada de la literatura portatil

Voy a tratar de escribir esta entrada sin utilizar el apelativo, ya tan manoseado, "pequeña joya".
Esta novelita de 120 páginas juega con una historia de la literatura inventada, una sociedad que agrupaba a un montón de artistas, muchos de ellos malditos, o al menos raritos, reales casi todos, alguno inventado. Requisitos: Estar un poco loco, abogar por la literatura liviana o portatil, la soltería. El mundo de entreguerras fue tan rico en figuras y personalidades artísticas que pareciera que una conjunción astral hubiera intervenido. ¿Una conjura?


Quizá esa sea la idea base de la que parte la novela para luego ser regada con la prodigiosa imaginación del autor, una imaginación que se dispara pero que al mismo tiempo se contiene lo suficiente como para presentar una historia verosímil, que nos hace por momentos dudar si lo que estamos leyendo es una ficción parcial, si las obras mencionadas al menos serán reales,  o si casi todo, como es el caso es producto del ingenio del autor. No basta con tener una buena idea y tener buena imaginación, además hace falta tener talento con la prosa y con la narración, y Vila Matas posee ambos, el estilo es exquisito, las frases tienen una capacidad sintetizante prodigiosa, y que recuerdan la prosa de Borges, que no es tanto por  su estilo una referencia para la obra, que también, como por su capacidad para inventar obras ficticias acontecimientos irreales que bien pudieran serlo.
El uso de la condensación, el uso de la elipsis, el detalle englobador, la riqueza expresiva enemistada de florituras innecesarias son sólo algunas de las virtudes de esta excelente obra que debería figurar ya como clásico de nuestras letras. Es una muestra canónica de la historia de la literatura que ella misma inventa. 

miércoles, 7 de mayo de 2014

La maravillosa y breve vida de Oscar Wao- Junot Díaz

Uno entra en la novela de Díaz con algo de recelo, una novela que ha ganado el pulitzer amén de otros muchos premios de distinta relevancia, una novela que figura en casi todas las listas intercionales de mejores novelas en lo que llevamos de siglo. Tanta unanimidad, a veces uno piensa que se trata de uno de esos productos en los que nadie se atreve a afirmar lo contrario de lo que una ristra de premios y opiniones avalan.

 Bueno, no sé yo el que vaya a romper la cadena, lo dejo para los provocríticos que abundan mucho desde el anonimato moderno que proporcionan los blogs y la envidia de toda la vida que ha acompañado a buena parte del sector de la crítica. La vida de Oscar me parece un pedazo de novela. Una de esas novelas que se disfruta leyendo, liviana, desenfadada, falsamente simple. Narrada a partir de un "amigo" del protagonista que permite al autor este estilo tan peculiar y que es uno de los grandes méritos de la novela. Eso y la disección de la sociedad dominicana, donde los hombres gobernados por sus impulsos sexuales y las mujeres gobernadas por impulsos sentimentales que las llevan a pensar que pueden fiarse de esos hombres parecen estar todos bajo una maldición, fukú, que aparentemente no se conforma con la familia de Oscar. Su hermana, su madre y su abuelo, además del propio Oscar son los protagonistas de esta novela americana, que tantas reminiscencias tiene con otras latinas por su uso acertado de los coloquialismos, las sagas familiares, la presencia de lo sensual y la omnipresente victoria de la emoción o lo sexual frenmte a la razón.

Me resulta muy curioso que esté escrita en inglés. Aunque sea spanglish, porque es como estar leyendo novelística del boom pero adaptada y bien adaptada a los tiempos actuales. Hay mucho de educación sentimental en la primera parte de la novela, no es casual que un capítulo se llame así, educación de cada uno de los protagonistas con la excepción del abuelo donde lo que predomina es lo político que ya había venido anticipado en ciertas notas, ácidas, inteligentes (como toda la novela lo es en realidad) sobre los desmanes de la dictadura de Trujillo, Fukú de la isla, consecuencia acaso de ese Fukú, dice Díaz, que fue la conquista española. Creo que da mucho juego esa idea la de latinoamérica presa de una maldición. También funciona muy bien que Óscar sea un atípico nerd, escritor desde casi la infancia, emulador de Tolkien, gordito, enamoradizo pero lleno de sangre caribeña dispuesta a dejarse a la vida con tal de encontrar el amor, aunque sea el de una prostituta.

La violencia aunque contenida en la primera parte es protagonista de la segunda, y es contenida en su crudeza por un humor que ese sí, se desenvuelve por toda la novela, un humor interesantísimo en mi opinión que sobrepasa al de los otros referentes de la novelística del nuevo siglo, pienso en Franzen y otras vacas sagradas de la novelística actual norteamericana. Porque, parece que sólo la nostalgia es memorable y digna de perdurar en la literatura pero no el humor, cuando quizá éste sea más dificil de conseguir. Pero es que también la novela de Díaz está llena de melancolía, una tristeza infinita que acompaña al ser humano, condenado por llámalo fukú, pecado original, exceso de materia gris o como quieras, desde el comienzo de los tiempos. Y ambas cosas, posee la novela de Díaz, y también inteligencia, ya lo dije ¿no? y una pizquita de épica. Una joya, vaya.

lunes, 5 de mayo de 2014

Jonathan Lethem- Huérfanos de Brooklyn

Huérfanos de Brooklyn ha sido un alegre reencuentro con la novela negra. Una novela negra que aún respetando los moldes del género clásico; trama llena de giros abruptos, personajes que van y vienen, nombres, encañonamientos, golpes en la nuca, amores que no irán más lejos de una breve consumación sexual... trasciende los límites presentándonos a un héroe muy particular no porque sea huérfano sino porque padece el síndrome de Gilles de la Tourette, que es un fallo en el sistema nervioso que le lleva a uno, por ejemplo, a necesitar tocar el hombro de la persona que tiene delante, contar las chocolatinas que se apelotonan tras el metacrilato de una estantería o esbozar toda serie de ridículos tics, eso sin contar la incontintente verborrea, que sólo en los casos más graves (wikipedia dixit), y éste lo es, lleva al paciente a un parloteo de palabras, a veces jugando con sus sonoritdad, otras veces malsonantes o prohibidas para la voluntad del paciente que se queda casi sin la misma como consecuencia del síndrome. ¿Se hacen una idea?
 Mejor leerla, está maravillosamente bien escrita, da gusto perderse por su trama enrevesada hasta casi perderse en ella misma (como en casi toda novela negra) para presentarnos a este degustador de comida basura, bien jodido, esperpento para muchos pero que presenta los rasgos heróicos propios del protagonista de la "negra" clásica: valentía, lealtad e inteligencia. Y también obstinación claro, para seguir hasta el final aunque el resto del universo parezca sugerirle lo contrario. Personaje maravilloso, éste Lionel Essrog que acaso influyese en el fumeta de Pynchon en Vicio Propio. Es muy divertida, es muy inteligente. Aunque acaso decir lo segundo es una obviedad porque casi siempre el divertimento no puede estar reñido con la inteligencia. Es interesante y un ejercicio de contención muy gratificante, se tiene la impresión de que Lethem no está echando toda la carne en el asador para mantenerse fiel a su homenaje al género y sin embargo todo funciona perfectamente. Creo que gustará a los fieles de novela negra como a aquellos más ajenos al género.

lunes, 24 de marzo de 2014

Mire al pajarito de Kurt Vonnegut

Cuando leí matadero 5 lo flipé en colorines. La verdad es que como mi nivel de inglés no es muy bueno (y entonces lo era aún peor) pensé que quizá se trataba de eso, que aquella novela me parecía tan salvajemente extraordinaria como consecuencia de un proceso traductor deficiente pero al mismo tiempo excitado por la sensación de estar llevándose a cabo. No era eso. Después leí otras obras en inglés, de otros autores, leí cat's craddle también en inglés y corroboré que la literatura de Vonnegut es diferente a todo. Tiene rasgos de ciencia ficción pero no se parece en absoluto a otras obras del género. Es literatura inteligente, pero también emocional, llena de ternura, ( por explicar la innecesaria adversativa, diré que no se trata de los vacuos ingenios que asolan nuestra cuentística y cientos de salas de exposición de arte moderno). He leído otras obras de Vonnegut después Un hombre sin patria, desayuno de campeones y tengo a medias mother night, que son, aunque en menor grado que las otras, obras muy interesantes. Vonnegut es el tipo que necesitas si estás en un periodo lector en el que todo te parece lo mismo y estás cansado de solemnidad y artificio. Sexto piso ha publicado hace cuatro años unos cuentos póstumos que se pregunta Dave Eggers en la contracubierta, cómo no fueron publicados antes. Comparto la opinión de Eggers, no me parece una simple obra que haga negocio postumamente a costa de una merecida fama en vida. Mire al pajarito es un gran libro de relatos, no se trata de relatos redondos, fácil de predecir, ni tampoco de relatos de realismo sucio, también fácil de suponer (aunque una pizquita de eso hay en uno de ellos), es un libro de relatos al estilo de Vonnegut, lo cual es la mejor noticia que cualquier aficionado a Vonnegut que esté leyendo esto puede tener. 


Si quieres leer el libro sin saber nada, acaso sea mejor que dejes de leer porque aún sin destripar nada hablo de la temática de los mismos ampliamente. 
Los tres primeros relatos recogen el tema de la hipocresía de la sociedad norteamericana. El primero se parece a ese relato de Cheever de la radio, pero aquí se trata de un aparatito muy del gusto de Vonnegut capaz de mostrarnos lo que veraderamente pensamos de las cosas. O al menos también. El tercero es el que me parece que contiene alguno de los elementos del realismo que inauguró Carver, aunque no esperen leer a Carver, ni a Ford, ni a ningún otro de la escuela claro. El cuarto relato, el más largo, un extrañísimo relato de pesadilla kafkiana en el que un tipo sufreel acoso de un poderosísimo gangster, también tiene que ver con la hipocresía pero sobre todo con un nuevo elemento que aparece en muchos relatos, el abuso de poder por parte de un poderoso frente a un inocente, que es por supuesto uno de los grandes temas de literatura de denuncia americana, aunque no esperen tener la sensación al leer estos relatos de que están leyendo algo así como literatura comprometida. Este abuso de poder aparece en muchas historias de distinta forma, dos mirmecólogos descubren que las hormigas formaron sociedades análogas a las humanas pero ven como sus descubrimientos afean la ideología comunista, un hipnotizador con poderes sobrenaturales se enfrenta a un par de policías que sueñan con tener la situción controlada, un matón de un pueblo trata de ridiculizar al padre de un repartidor de periódicos, un pobre hombre sufre la amenaza de un criminal que utiliza a psicóticos para extorsionarle, una inocente y perfecta pareja descubre como son los culpables fortuitamente de que el mayor deseo de un hombre no sea satisfecho. and so it goes. 
También aparece la venganza, en el relato del cuchillo y los marcianitos, en la alumna de la que se aprovechó el profesor de canto y por supuesto, en el interesantísimo último relato cuya ascensión climática está maravillosamente conseguida. 
La venganza, la hipocresía y el abuso de poder. Un retrato crítico del mundo americano. Pero no se encontrarán con nada ácido, ni nada descorazonador y eso a pesar de que la presencia del mal es realmente poderosa en algunos relatos, ¿cómo es posible? Ese es uno de los secretos de Vonnegut, que es absolutamente encantador.

lunes, 10 de marzo de 2014

Brilla, mar del Edén. Andrés Ibáñez

Tras la lluvia de los inocentes (esa exquisita radiografía de los años 70 y 80 en un país que aletargado comenzaba a despertarse a la modernidad) llega una nueva novela de andrés Ibáñez en la misma, lo que es noticia, editorial que la precedente: Galaxia Gutenberg.
Tras leer las 100 primeras páginas de este vasto proyecto me repetía incansablemente, qué suerte tenemos de tener un narrador así y qué infinita suerte de tenerlo en nuestra lengua. Pero dejemos aparte juicios personales y vayamos al análisis de la novela.
Se trata y ya es mucho decir en su caso, de su obra más ambiciosa. No sólo por sus ochocientas páginas sino por lo que en ella se refiere. Ibáñez ha competido siempre con los grandes y no estoy hablando de España, siempre le ha preocupado trasladar el misterio de las cosas, radiografiar el alma personal y el alma del mundo, es el mismo de siempre, pero con dos o tres vueltas de tuerca. Atrás quedan obras más recientes para volver a la creación de mundos propios de sus tres primeras novelas, como en "la música del mundo", la música será uno de los leitmotiv de la narración, no sólo porque el narrador en primera persona sea músico (el autor también lo es) sino por la importancia de la música, del canto para trascender lo impermanente, del silencio, la importancia de la sinfonía número ocho de Bruckner y la figura del propio Bruckner que será crucial en la trama principal. 
Dejando de lado la música por el momento y sin querer destripar nada que no sea evidente leyendo la contraportada o habiendo escuchado la presentación del autor, la trama principal está construida siguiendo el argumento de la exitosa serie televisiva "lost" (perdidos) y que por si alguien por un milagro no se enteró, es la historia de un grupo de náufragos que habrán de enfrentarse tras su accidente de avión a una isla en la que ocurren fenómenos inexplicables. Al igual que en la serie los dos protagonistas contraponen dos visiones del mundo, Wade-Locke representa la intuición y la interpretación providencial de los hechos y Joseph-Jack la visión científica y racional, aunque hay que decir que Joseph desoye el método empírico porque se niega a creer lo que experimenta y percibe (que es un rasgo propio del fanatismo racional). También otros personajes son calcados a los de la serie Jimmy, Santiago Reina o en menor medida la pareja asiática. Conviven con ellos otros inventados por el autor, desde el protagonista Juan Barbarín (que tiene un nombre al que me costó adaptarme) que cuenta la historia en primera persona (cosa que no ocurría en sus novelas-mundo anteriores), Rosana, Syra, Xochitl, el obispo Tudelli o figuras reales como el maestro de yoga Dharma Mittra o incluso el gran escritor chileno Roberto Bolaño. Los personajes se mezclan con naturalidad y la primera parte de la trama, aunque sigue con bastante fidelidad la serie, se comporta como una perfecta novela de aventuras en la que lo que impera es la narración y el suspense. Es extraño que un autor se fije en una serie para crear una novela, pero estamos ante uno de los rasgos característicos de la novela posmoderna, el pastiche, la influencia de modelos de la cultura pop, la confusión entre literatura y realidad, la paráfrasis de otras obras literarias, el ensayo ficticio, la mezcla de tonos, el gusto por las listas y las enumeraciones, lo circular predominando sobre lo líneal o la presencia de lo líneal como meramente aparente, la ya citada mezcla de elementos reales con ficticios o de mundos que contienen otros mundos o que los simbolizan de forma poco explícita pero evidente... Estos rasgos en mayor o menor medida aparecen en esta Brilla, mar del Edén posiblemente la más posmoderna de todas las obras del autor, porque su tema es el fin de las creencias y ese es el tema central del posmodernismo.
Por supuesto que esta novela es mucho más que una mera adaptación de la serie Lost, ese es el hilo principal y conductor, pero de forma cervantina, y también bastante Bolañesca, a esa historia principal en seguida se le empiezan a emparejar otras muchas historias, de los personajes, de la propia isla, que comienzan a enredarse entre sí para culminar esta novela-novela que no oculta sus referentes sino que los homenajea: Pynchon, Perec, Salynger, John Crowley, Castaneda. En muchas de las historias secundarias se adapta incluso el tono de esas literaturas y uno tiene la sensación de estar leyendo al propio Murakami en la historia de Noburu que es de algún modo un pequeño guiño a 1Q84. Mención especial requiere el caso de Bolaño, cuyo personaje habla como Bolaño y sobre todo como la literatura de Bolaño y su Méjico terrible está en la historia de Xochitl y esas menciones exquísitas y al mismo tiempo espántosas sobre Ciudad Juarez que recuerdan a 2666. Porque gracias al posmodernismo ya no necesitamos esperar cien años, 2666 es un clásico de nuestras letas, es una obra de referencia para la cultura hispana y no es necesario agazaparse en espera de que el tiempo nos lo diga y homenajearla desde ya es un acto de valentía y también de buen juicio. Hablo de Murakami y hablo de Bolaño, y habría que hablar de su concepto del mal, de la fascinación que el mal provoca en esos escritores y que también aparece en esta novela, la incomprensión del mal y al mismo tiempo su irrefrenable poder.  Quizá esas influencias sean el motivo de que esta novela contenga ciertas imágenes de violencia y horror pocos frecuentes en la poética de Ibáñez, muy interesante es también la reflexión personal sobre el horror de la violencia institucionalizada y jerarquizada. Pero en Andrés siempre vence la luz, siempre vence la belleza. No se trata del optimismo vacuo de la new age ni de una convicción religiosa esperanzada o resignada. Es que, y esto es una certeza de genio y talento, es capaz de trascender la visión cotidiana de las personas, la naturaleza de las cosas para alumbrarlos y alumbrarnos con la contemplación de un detalle normalmente desapercibido.Ya desde el comienzo, en mitad del accidente "todos los nombres de Dios sonaban igual, como el nombre de un perro lejano, un perro gris que se volvía a mirar, vagamente asombrado de lo que había hecho" y también en la descripción del cadáver de esa chica a la que un pájaro picoteaba un ojo, una chica que habría jugado al baloncesto en el instituto y leído a Salinger y habría aprovechado la casa vacía para hacer el amor. O totalmente poético "la selva parecía guardar trozos de noche entre las plantas". La reflexión hermosa, el estilo natural, el detalle importante, esas son sus armas y como buen guerrero, todo escritor lo es, hace buen uso de ellas de modo que la lectura resulta placentera y gratificante, nunca enconada en lo que el autor en sus ensayos califica de prosa leprosa; Palabras acomplejadas tratando de probar sabiduría, talento. La verdadera literatura no depende de hermosas palabras, ni de un estilo abigarrado, ni de un tono solemne y sentencioso, la verdadera literatura se crea con imágenes reales, creando vida. En un pasaje en el que los insiders raptan al hijo de una pareja se nos cuenta "Todos les vimos llorar en silencio y les vimos discutir y les vimos rezar y vimos a Henry McCullough, un hombre corpulento y de aspecto señorial, recorrer las selvas con los grupos de búsqueda empuñando inútilmente en la mano su arma, una pistola, que según su esposa, no sabía disparar". Eso es literatura, todos podemos ver a ese personaje en mitad de esa jungla, podemos sentir su dolor, podemos ver lo patético (en su sentido genuino) de su gesto y de sí mismo, es una imagen absolutamente conmovedora.
La grandeza del escritor, en mi humilde opinión, no está en el ritmo de su narración (aunque la novela fluya perfectamente) o en la creación de personajes sino en su mirada virgen y al mismo tiempo inteligente. Desde siempre me han fascinado, desde su descripción del efecto en la primera novela, las teorías que el autor defiende sobre como funcionamos.  Sus personajes no evolucionan en sentido tradicional. Estos evolucionan intermitentemente, tienen revelaciones que luego se apagan, piensan algo y pronto se contradicen, aunque no creo que esto sea un defecto sino una consecuencia de lo que la novela trata de expresar, en nuestro mundo sin creencias lo verosimil no es una evolución líneal sino irregular, inconsistente. Y esta es una novela en la que todas las creencias son puestas en duda; ya vimos como se comporta Dios ante el accidente, el poder inagotable e incomprensible del mal, la insuficiencia de la religión y de muchas ideas espirituales que no hacen sino esclavizarnos. Su protagonista dice " Es difícil no ser esclavo de algo, de la carne o de no comer carne, del alcohol o de la pureza...la fe hace esclavos. ¿ Es posible vivir así? No creer en nada conduce al vacío y la depresión. entre el vacío y la esclavitud, seguramente existe una senda...los que caminan por esta senda, tan final como el filo de una navaja, son los únicos seres libres". Quizá estas palabras sintetizan el gran "asunto" de la "novela", de la novela de nuestros días. A esta reflexión parece oponerse lo que piensa su antigua novia cuando comienza en el mundo del yoga "He aprendido que nuestra vida es real. Que las cosas que nos pasan nos pasan verdaderamente...que nuestra vida es un regalo sagrado que hemos recibido y no tenemos derecho a malgastarla". Ambos tienen su parte de razón.
Por supuesto el fin de las creencias se extiende sobre lo social y lo político, "el sueño es fascista, el sueño es el opio del pueblo" es uno de los disparates que proclama un guerrillero comunista. ¿Y qué decir de las "leyes" que los poderosos Kunze y el obispo imponen para asegurar el "orden"?. Es quizá aquí donde el autor se muestra más irónico . No queda del todo claro, como en la serie , que fuerzas mueven a los insiders, pero creo que representan de algún modo a los poderosos que nos dirigen y controlan nuestras vidas esclavizándonos "Ustedes no se dan cuenta de que han llegado a una prropiedad privada. Han llegado a un lugar que ya tiene dueño" El sistema no nos quiere más felices sino más esclavos del sistema, aunque el sistema nos parezca irracional e inhumano. Así pues...¿cual es la salida? no se concreta ninguna claro, y sin embargo se apuntan algunas: la música y la creación artística en general, el amor, la búsqueda del verdadero conocmiento (esa deliciosa, edénica y borgeana  universidad blanca)...
No digamos ya más, espero no haber contado más de la cuenta, descúbralo el lector, así como su emotivo y perturbador final, un final digno para esta novela total, novela mundo, que tiene rasgos de novela de aventuras claro, pero también de novela de frontera, novela erótica, novela antropológica, novela de terror, social y de denuncia, novela amorosa, novela filosófica, metaficcional y metaliteraria, novela lírica, histórica, falsamente histórica y novela metafísica, pues todas esas cosas es y definitivamente ninguna de ellas, pues como ocurre con las grandes obras estas son inclasificables. Wade Erickson antes de comenzar su labor creando templos, se convierte azarosamente en crítico literario y dice "lo que quiero decir es que la vida es muy hermosa y que ningún libro logra captar esa hermosura, pero que algunas veces, muchas veces, de hecho, los libros son mucho más hermosos que la vida". Esta es una de esas muchas veces y mucho.

domingo, 23 de febrero de 2014

Comienza Literatuya: Los hermanos Karamazov de Dostoievski

He decidido leer ciertas novelas que llevo años prorrogando leer por pereza, por su dimensión, por no haber encontrado el momento o por no haber conseguido conectar con ellas. 1 obra al mes, durante diez años, un total de 120. He hecho una lista ,incluso le he dado un nombre al proyecto: literatuya.
Pero la palabra no se compone de un posesivo sino de un adverbio, no quiero poseer nada, no quiero demostrarme nada, durante bastante tiempo la literatura se convirtió para mí por un extraño complejo en el que no me dentendré por el momento, en una forma de demostrarme a mí mismo algo, en comprobar que era algo, tengo que leer tal, tengo que disfrutarlo. No quiero ser como el personaje de Berlanga en Amanece que no es poco. Suficiente sufro a veces como aspirante a escritor como para que la lectura me remueva mis inseguridades. Este proyecto está orientado al placer única y exclusivamente, quiero disfrutar con esas maravillas que hasta hoy me perdí y que como amante de literatura quiero probar, si no me convencen las dejaré, quizá lo pruebe años más tarde o quizá no, no merezca la pena ni siquiera. He seleccionado sobre todo narrativa, pero no he querido cerrar las puertas ni a la poesía, ni al teatro ni a la filosofía.

Aunque no voy a comentar todas, lo haré con aquellas cuyo resultado me haya resultado más satisfactorio o quizá más decepcionante, en general, como casi siempre en general he hecho tenderé a la crítica positiva. Me gustó escuchar a Andrés Ibáñez, que en tantas cosas ha sido un maestro para mí, que el trabajo de escritor es tan poco satisfactorio en la mayor parte de las ocasiones que es algo desproporcionado que otros colegas de profesión te critiquen, y no puedo estar más de acuerdo. Si lo haré aquí alguna vez será para dar mi opinión sincera sobre una obra que supuestamente es canónica y no fui capaz de encontarle ese valor. En cualquier caso trataré de ser benevolente con aquellas partes que no hayan sido tan bien tratadas por el paso del tiempo y me centraré en lo universal e imperecedero que en ellas encuentre. Dos cosas más, no pienso leer crítica sobre esa obra hasta haber terminado de leerla para evitar la predisposición y en mi selección on incluiré (a pesar de tener ganas de leer muchas obras recientes que ya son casi canónicas) ninguna obra anterior a mi nacimiento.
La primera obra que he leído es los hermanos Karamazov de Fiodor Dostoevski. Es una novela de 1000 páginas que he leído en 18 días y con eso ya digo buena parte de lo que me ha gustado.La escribió en un par de años, salió por entregas como era costumbre en la época en 1880, un año antes de la muerte del autor ruso y según la mayoría es su mejor novela. Yo sólo he leído crimén y castigo, muy jovencito y me pareció que Dostoievski era un pintor maravilloso del alma humana, sobre todo las atormentadas, y especialemente cuando el tormento viene por las culpas. Eso era crimén y castigo y eso también está en esta obra, pero mucho más. Aunque una novela de 1000 páginas tiene inevitables momentos densos, a mí personalmente no me ha conquistado demasiado la historia secundaria de Iliusha, he de decir que practicamente no decae, y que tiene momentos de absoluta grandeza y emoción literaria que sin duda no desmerecen la ristra de elogios que lectores bien variopintos le han dedicado. Es la novela perfecta para comenzar este proyecto, emoción, maestría narrativa y gran inteligencia. Puede que Tolstoi sea más elegante, pero es innegable que Dostoievski es un genio.
En mi opinión, como todo lo que voy a decir por otra parte, porque no he leído ninguna crítica sobre esta novela, es una novela cuyo tema es la fé o la falta de ella, en unos personajes en particular, muy extremos y en una situación extrema, pero también en un momento en que la falta de fé comenzaba a arraigar con profundidad, especialmente en los círculos intelectuales, estamos a finales del siglo y tener creencias religiosas es sinónimo de ingenuidad por no decir ignorancia. La primera parte aún siendo más lenta es para mí tan valiosa o más que la segunda. Hablo de partes hipotéticas dividiendo el libro por la mitad. El problema quizá es que en esta primera parte los personajes son algo más caricaturescos y bastante maltratados por parte del autor, aspecto este que no me suele gustar en los narradores omniscientes, acaso porque aspiro a divinidades compasivas. El único que se salva es Aliosha que es el héroe de la novela, o al menos el personaje más idealizado, por momentos incluso casi cercano al Starets zosima, al que venera. Digamos para los que no han leído la novela que es un hombre santo, una especie de gurú de la iglesia ortodoxa rusa. Ellos representan la fé y en contraposición tendríamos a Miusov, que luego desaparece pues sus ideas eclipsadas son sustituidas por la exposición más nihilista que ateista de Iván. De hecho este tiene una larga conversación con Aliosha, que encarna el trasunto principal de la novela. Me gusta el personaje de Fiodor al final de esta parte porque pasa de ser un personaje bufonesco y caricaturesco por un personaje más complejo, un epícureo dispuesto a llevárselo todo por delante. En la época caótica en una novela de misterio, el asesino hubiera sido el santo Aliosha, en los tiempos de Dostoievski no se puede llegar a tanto, es fácil adivinar quién ha sido el culpable, sin embargo el autor es capaz de darle las suficientes vueltas de tuerca como para hacernos dudar en algún momento lo cual tiene mucho mérito para un lector del siglo XXI. Me decepcionó un poco el juicio en la parte final, no me funcionó que se mencionara el resultado de antemano, y se me hizo casi indigerible el parlamento larguísimo del fiscal convenciendo al pueblo de algo que sabemos que es mentira, aunque a lo mejor eso es lo que quería el autor, sacarnos de quicio haciéndonos ver como de obstinada, ciega e injusta es la humanidad. La misantropía en la primera parte era una caricatura, en la segunda, unos acontecimientos. Hablando de caricaturas Smerdiakov se lleva la palma. Es el asesino, pero también, otro Karamazov, el ilegítimo, de él Iván dice una frase memorable "ésta mala bestia, y encima con gafas". Eso es Dostoievski en su salsa. La novela también habla de padres e hijos, de la sociedad rusa y por supuesto de las apariencias y la realidad, y no sólo por la trama principal sino porque aunque Dmitri es inocente del parricidio es culpable de un crimén acaso más horrible que es el de la ofensa al capitán y su hijo.
Mis momentos favoritos y llenos de esa grandeza a la que antes me refería son:
El comienzo del libro y esa síntesis maravillosa que nos pone en escena a Fiodor y su vida. El esperpéntico encuentro con el Starets, lleno de gran tensión y al mismo tiempo sirviendo al autor para plantear el conflicto de la historia en un marco en el que aparentemente no tiene nada que ver (sólo aparentemente), la vida del starets magníficamente narrada y sobre todo esa historia del asesino que se le confiesa (de nuevo la culpa) y por supuesto, y en esto no creo que sea muy original, la historia de Dmitri desde que es engañado por Samsonov hasta que es detenido por la policíaen la que se consigue un efecto de climax de más de setenta páginas, lo tiene todo, los momentos en la taberna tratando de despertar al borracho, el empeño de las armas, la locura, la desesperación, la culpa, pero también la lucidez ebria, el amor y la esperanza. El interrogatorio así como las dos noches en las tabernas son un antecedente de la literatura kafkiana y por tanto de la modernidad. En otra línea, pero muy sobrecogedora y patética también es la entrevista particular de Iván tras su última visita a Smerdiakov.
Podría seguir hablando líneas y líneas de esta novela. Es una maravilla, no sólo porque sea literatura adictiva, esa virtud maltratada estúpidamente por la modernidad, si no por la brillantez y al mismo tiempo la naturalidad con la que está escrita. Lo único malo de leerla es que no podrás volver a leerla por primera vez.          

viernes, 21 de febrero de 2014

Gilead. Marilynne Robinson

La sinopsis de este libro no puede ser más sencilla, son las ficticias memorias de un párroco en mitad de un pueblo de la América profunda. Materializadas en forma de larga epístola como testamento vital para su hijo. Se casó siendo muy mayor y se decide a escribir a su joven retoño porque su débil corazón le avisa de la presencia de la muerte. Poco cuenta en realidad, habla de sus ascendientes también párrocos, de cómo conoció a su mujer, de la materialización de la parábola del hijo pródigo en torno al hijo de un párroco amigo suyo. Poco más. 
Le basta con eso para llevarnos por el suave ritmo de las reflexiones de un hombre honesto y humilde, acaso por ser menos ambicionadas que otras, las virtudes más difíciles y más valiosas. Casi por momentos nos pareciera que estuviéramos escuchando a un hombre iluminado, superior, pero todo esto se nos presenta de forma muy sútil porque como ya digo es la modestia personificada. 
No se engañe el que lee esta nota pensando que no se trata de una novela interesante por quizá no
verse atrapado por el argumento aquí esbozado. Gilead fue un auténtico bombazo el año de su aparición en 2004 (Pulitzer y National Book Award) y también aquí en España, cuando Galaxia la publicó en el 2010 y razones no faltan. Habían pasado 24 años entre housekeeping (primera novela de Robinson) y ésta tan esperada novela, y en ese tiempo desde luego Robinson miró la vida, hace falta mucha profundidad, mucha inteligencia emocional y espiritual para destilar lo que aquí se nos presenta, porque ésta es una novela alegre, un canto a la vida lleno de esperanza, la condición maravillosa de la existencia está en Gilead como puede estar en cualquier lado, es fácil decirlo en teoría pero difícil llevarlo a la práctica, y entre otras muchas cosas, esta novela viene a probarnos esta atractiva tesis.

jueves, 6 de febrero de 2014

Las cien mejores novelas del Siglo XX

Bueno, es evidente que no son las "mejores", y no lo son por diferentes razones, no he leído todas las novelas del siglo XX y aún así no existe un criterio objetivo para asegurar que es peor y que es mejor. Creo que en cualquier caso ninguna es una mala novela, al menos son interesantes o buenas, si están aquí es que para mí resultaron lecturas gozosas o muy gozosas, en algunos casos, he procurado que no demasiados ha imperado lo subjetivo, hay lecturas que se sobredimensionan por nuestro momento de vida, especialmente feliz o lúcido, y esa imparcialidad poca justicia hace a la novela, pero claro, somos humanos.

Hay ausencias notables (hay gente que lee las listas buscando esas ausencias), no he leído a Lawrence, no he leído el Ulises (y en general Joyce no me apasiona demasiado), me gustó mucho Catch 22 pero por circunstancias no la terminé y también lo mismo con el señor de los anillos, en la lista sólo están las novelas que he terminado. No está Hemingway del que no he leído casi narrativa larga, no he considerado el viejo y el mar novela aunque sí lo he hecho con Franny and Zooey, seguramente porque esta obra es una de mis fvoritas. Tampoco está 1984 que traté de leer en inglés y no terminé, pero lo que leí no me resultó tan maravilloso como la mayoría dice y que suele sitúar esa novela entre las diez mejores. Hay autores que tienen varias novelas, y otros grandes que sólo tienen una, a veces no son las habitualmente más significativas pero en cualquier caso fueron las que "yo" disfruté.

En principio me parecía casi imposible hacer una lista de este tipo, ni siquiera sabía si iba a llegar a 100 pero la verdad es que finalmente he tenido problemas teniendo que dejar otras novelas que también me gustaron mucho y que no han podido estar (pienso en el árbol de la ciencia, en algo de Delibes que no me gusta demasiado pero que durante una época disfruté, en algo de Philip K. Dick, en más novelas de Faulkner, Woolf, Calvino, Perec, Coetzee, Murakami, del boom), pero en cualquier caso es lo que tienen las listas, que tienen límites. Poco a poco me fui animando con la idea porque al consultar otras listas me sentí profundamente decepcionado por el chovinismo con que se elaboraban listas supuestamente tan "magistrales" como la de Le Monde (donde la mitad de novelas son en francés, ja) o de Times, donde la literatura anglosajona avasalla de forma tan brutal al resto. Por supuesto que en mi lista hay muchas novelas en castellano, que durante muchos años formó parte una limitación lectora pero aunque haya menciones lejanas a un canón universal (muy lejanas en ocasiones) me mentiría a mí mismo si no dijera que de un modo u otro, todas fueron lecturas que disfruté mucho. Si algo tiene de bueno es que es bastante ecléctica, es lo que más me ha gustado al componerla, comprobar que soy capaz de disfrutar de tan diferentes géneros y  estilos, y no he tratado de forzar las cosas, es que realmente he disfrutado muchísimo esas obras tan diferentes. Pero basta de justificarse y explicarse y vamos con la lista.



1- El árbol de la ciencia
2- Camino de perfección.
3- Sonatas. Valle Inclán.
4- Niebla. Miguel de Unamuno.
5- El gran Gatsby. Fitzgerald.
6- Las olas. virginia Woolf.
7- La metamorfosis. Kafka.
8- El proceso. Kafka.
9- La montaña mágina. Thomas Mann.
10- Al faro. Woolf.
11- Por el camino de Swann. Proust
12- El extranjero. Camus.
13- El gran Meaulness. Tournier.
14- El sabueso de los Baskerville. Conan Doyle.
15- Los monederos falsos. Gide.
16- Muerte en Venecia. Thomas Mann.
17- Siddharta. Hesse.
18- Molloy. Beckett.
19- Impresiones de Africa. Roussel.
 20- El amante. Duras.
21- Memorias de Adriano. Yourcenar.
22- El gatopardo. Lampedusa
23- Mientras agonizo. Faulkner.
24- Retrato de un artista adolescente. Joyce.
25- Lolita. Nabpkov.
26- Pnin. Nabokov.
27- Ada o el ardor. Nabokov.
28- Bajo el volcán. Lowry.
29- En el camino. Kerouac.
30- El maestro y margarita. Bulgakov.
31- El nombre de la rosa. Umberto Eco.
32- El guardian entre el centeno. Salynger.
33- Franny and Zoeey. Salynger.
34-El desierto de los tártaros. Buzzati.
35- Poderes terrenales. Burguess.
36- Confesiones de un payaso. Boll.
37- V. Pynchon.
38- El hobbit. Tolkien.
39- Tiempo de silencio. Santos.
40- Primera Memoria. Matute.
41- Alfanhui. Ferlosio.
42- Mortal y rosa. Umbral.
43- La colmena. Cela.
44- Nada. Laforet.
45- El sueño eterno. Chandler.
46- El halcón maltés. Hammet.
47- Crónicas de Narnia. C.S. Lewis
48- La ciudad y los perros. Vargas Llosa.
49- Cien años de soledad. García Márquez.
50- Rayuela. Cortázar.
51- Paradiso. Lezama Lima.
52- El astillero. Onetti.
53- El amor en los tiempos de cólera. García Márquez.
54- Un mundo para Julius. Bryce Echenique.
55- El obsceno pájaro de la noche. Donoso.
56- La tregua. Benedetti.
57- El barón rampante. Calvino.
58- Si una noche de invierno un viajero. Calvino.
59- La vida instrucciones de uso. Perec.
60- Matadero 5. Vonnegut.
61- Cuna de gato. Vonnegut.
62- Las enseñanzas de Don Juan. Castaneda.
63- La conjura de los necios. Toole.
64- Mujeres. Bukowski.
65- La historia interminable. Ende.
66- Corre Conejo. Updike
67- Los tipos duros no bailan. Mailer.
68- Pequeño grande. Crowley.
69- Aegypto. Crowley.
70- Dinero. Amis.
71- Justine. Durrell.
72- El mal de Portnoy. Roth.
73- Las vírgenes suicidas. Eugenides.
74- Ensayo sobre la ceguera. Saramago.
75- El orden natural de las cosas. Antunes.
76- El niño del jueves negro. Jodorowski.
77- Vida y Destino. Grossman.
78- Esperando a los bárbaros. Coetzee.
79- El palacio de la luna. Auster.
80- Trastorno. Bernhard.
81- Seda. Baricco.
82- Fuegos con limón. Aramburu.
83- Amado monstruo. Tomeo.
84- Mañana en la batalla piensa en mí. Marías.
85- La música del mundo. Ibáñez.
86- El mundo en la era de Varick. Ibáñez.
87- El mapa de las aguas. Galiano.
88- Diario de un ama de casa desquiciada. Kaufman.
89- El quinto en discordia. Davies.
90- El Dios de las pequeñas cosas. Arundhati Roy.
91- El lector. Schlink.
92- Vurt. Noon.
93- Al sur de la frontera al oeste del sol. Murakami.
94- Crónica del pájaro que da cuerda al mundo. Murakami.
95- La montaña del alma. Xingjian.
96- La literatura nazi en América. Bolaño.
97- Los detectives salvajes. Bolaño.
98- Los restos del día. Ishiguro.
99- De Madrid al cielo. Grasa.
100- Botchan. Soseki.

martes, 4 de febrero de 2014

Técnicas de iluminación

Que Eloy Tizón es uno de los mejores narradores en castellano ya lo sabíamos, que su último libro corroboré y confirme esta idea es la novedad. Como ocurrió con Velocidad de los jardines, el libro ha tenido una excelente acogida por parte de la crítica y del público en general. Tras un irregular segundo libro (Parpadeos), con momentos de genialidad absoluta y otros algo más flojos, aparece este tercer libro de relatos, donde el autor fiel a su estética nos ofrece un recorrido, a ratos cotidiano, a ratos onírico de gente ordinaria, que en realidad es extraordinaria, y de ahí el título del libro y de ahí el mérito del escritor (iba a poner poeta y creo que es un lapsus que revela mucho de su literatura). Por que Tizón no es un cuentista en el sentido canónico del término, de relatos cerrados, perfectos a la manera de Salynger o Chejov por citar ejemplos variopintos, ni siquiera lo es por aquello que no cuenta (ya conocen la técnica del iceberg, Hemingway, Carver...), no predomina la anécdota como en Cortazar ni la inteligencia superior a la hora de crear universos como en Borges. Y sin embargo sus universos son hermosísimos, sentimos una profunda tristeza al terminar cada uno de sus relatos porque tenemos la sensación de que es un mundo que se termina. El mismo ha revelado la doble naturaleza del libro, en algunos predominan relatos más convencionales y narrativos, en otros la sutileza se confunde con el lirismo, y la trama se pierde en un vaporoso esplendor poético, sin embargo nunca se descompone, reconocemos el tono del relato aunque en este se desdibuje la causalidad y las leyes habituales narrativas. También expone el autor algunas de sus técnicas, la enumeración en la que un elemento sorprende y cautiva, desordenándolo todo por ejemplo, y claro que es reconocible en sus cuentos, pero uno tiene la sensación de que sus bellos relatos están integrados a su vez por obras más minúsculas que a veces engloban un pasaje completo, un párrafo o una simple frase. Uno tiene la sensación de estar siendo golpeado varias veces en unas pocas líneas y eso sólo se consigue fruto del talento y el trabajo (siete años han pasado entre este libro y el anterior). Trabajo que nunca importuna la naturalidad, el fluir del relato, su unitaria composición. Da igual que se trate de un paseo, de la mano de Eloy Walser, una orquesta en un bosque, una caja, una maleta, una pastilla que también es una naranaja o un viaje a una boda, diferentes estilos, diferentes tonos, el mismo autor. 
 Lean ustedes este libro, lean a Eloy Tizón, todos sus cuentos. Es ya uno de los narradores de referencia para todos los cuentistas y un disfrute para cualquier lector.

martes, 21 de enero de 2014

Lecturas muchas, tantas

El problema de leer es el tiempo. Cuando tenía tiempo leía mucho, leía incluso cosas que tampoco me gustaban demasiado pero había que leer (porque uno en seguida sigue sigue un canon aunque sea de modo inconsciente), releía cosas que me gustaban mucho, o leía por encima cosas que quería terminar por el simple hecho de decir que había leído. Son esas cosas de la juventud. No sabía entonces que no existe un tiempo infinito para leer, que a poco que uno vaya haciéndose mayor (familia, trabajo..) es habitual que se tenga mucho menos tiempo para leer, infinitamente menos tiempo para leer en realidad. Pero también uno aprende que no tiene porque leer cosas que no le gustan, aunque al resto sí, o ciertos agentes de autoridad consideren que sean cosas imperdibles de leer. Lo que es más importante aprende que aunque tuviera por poner por casos, una vida larga, o varias vidas humanas, aunque tuviera dos mil años de existencia para leer, por hablar en términos de era cristiana, apenas si tendría tiempo para leer. Si cada lectura es dependiente de un lector, y nosotros estamnos conformados de innumerables yoes en acto y potencia (el propio periodo de lectura implica unas circunstancias que nos transforman en otro), existen practicamente lecturas y relecturas infinitas de tan sólo una obra. Si los barrocos leyeron un Quijote distinto a los románticos y ambos leen un Quijote distinto al que nosotros leemos hoy que a su vez será distinto del que lean nuestros hijos, no basta un número de años finito para calcular las potenciales lecturas de una obra. Aunque no pretendo ser un adalid de crítica postmoderna creo que este pensamiento que a algunos perturbará a mí me tranquiliza bastante. Ahora mismo estoy leyendo estos libros de relatos: Cien novelas río de Manganelli, Técnicas de iluminación de Eloy Tizón y Las lunas de Jupiter de Alice Munro. Estoy leyendo Mother Night de Vonnegut en inglés y también en inglés Kill a mockingbird y El secuestro de Perec traducido y también he leído tres páginas de la última de Murakami. Estoy leyendo a Sankara y Gaganji de filosofía advaita. Tengo pendiente de leer todo esto, y a lo mejor hay varias cosas que no acabo o dejo en suspenso durante meses y años y luego retomo. Pero... ¿Qué mismo da? Durante un tiempo pensé que tenía que leer X cosas para llegar a algún sitio, para convertirme en otra cosa. Ahora trato de recordar que se debe leer por simple y puro placer, del mismo modo en que tomamos alimento para el cuerpo, tomamos historias y palabras para el alma. Hay grandes lecturas que todos tenemos de algún modo en el recuerdo, yo por ejemplo tengo asociado a ciertos momentos de mi vida la de Rayuela y los cuentos de Cortazar, la de La ciudad y los perros, Aegypto, Guerra y paz, Crónica del pájaro que da cuerda al mundo, por poner sólo algunos ejemplos de grandes novelas que supusieron gratísimas lecturas en mi vida personal. Recuerdo leyendo el Quijote un verano en la isla de Fuerteventura, era un tiempo en que volví a salir a correr, mi hijo no tenía ni un año de edad y el miedo estaba muy presente en mi vida, tengo especial cariño de esa lectura en ese momento de mi vida, y tengo la sensación de que esa lectura y mi propia vida son también de algún modo ambas integradas, una lectura también. De hecho, estoy casi seguro de que es así, a pesar de no ser capaz de pintar con palabras el tipo de lector que la lleva a cabo.

martes, 27 de noviembre de 2012

Confesiones de un ama de casa desquiciada de Sue Kaufman

Como apenas si he leido este año no puedo decir aquello de que este es uno de los mejores libros que he leído últimamente. Ahora que lo pienso, a pesar de ello, puedo decir perfectamente este es uno de los mejores libros que he leído últimamente en cualquier caso.
Desde el comienzo me sentí fascinado por la querida Bettina, sus fobias, angustias y frustraciones que a veces coinciden con las mías y otras no, pero que en cualquier caso nos resultan familiares porque tanto ella como el resto de personajes que pueblan estas páginas están llenos de vida e interés, su marido Jonathan y su amante George. 
Es una pintura exquisita de una mujer adorable, aunque también insoportable, neurótica, sumisa, rebelde, perdida, extraordinariamente lúcida, inteligente, débil, vulnerable y muchas cosas más. Todas ella perfectamente compatibles en un personaje que creo que debe ser tratado como un clásico y que gracias, una vez más, a libros del asteroide, podemos disfrutar.
Es muy interesante además el retrato adyacente del resto de la sociedad americana de alta clase en los años 70, una burguesía perdida entre los refinamientos artísticos y la apariencia de clase. Todo ello contado desde la argucia narrativa del diario en la que desde la aparente subjetividad de Teen, se nos despliega todo un mundo analizado desde la inteligencia, el humor, la sátira y la ternura.

miércoles, 29 de agosto de 2012

Clásicos Hispánicos: El lazarillo de Tormes

Pocos quedarán ya que no lo hayan leído, porque es una obra accesible y de corta lectura, pero si alguno no lo ha hecho ha de saber que el título tiene su ironía, porque son pocas las fortunas que contiene. En ella se recoge eso que ya se mete dentro de la idiosincrasia española: la picaresca. Algunas de las primeras historias con el ciego, casi todas sacadas del folklore, han quedado ya en el imaginario colectivo español.
La novela tiene dos mensajes terribles: Para sobrevivir uno se tiene que mimetizar con el entorno, Lázaro que era tierno ha tenido que hacerse pícaro para sobrevivir a los excesos de sus amos. El otro, que es el que justifica en modo espistolar la obra, nos presenta a un hombre resignado que prefiere perder la honra y ser objeto de habladuría por parte de sus vecinos a perder la condición social a la que tanto le ha costado llegar. Es de algún modo, el precio que tiene que pagar la burguesía, por baja que sea. 
Siempre me ha resultado conmovedor, esa forma en que Lázaro cuenta su vida, tratando de ilustrar su resignación, es como si nos dijera después de todo lo que he pasado, dejadme tranquilo. Lo merezco.
Pero siempre que explico el Lazarillo a mis alumnos les hablo del que sin duda es mi pasaje favorito, y que supone una isla de ternura en medio de tanto despropósito, me refiero a ese episodio con el escudero en el que Lázaro conmovido por el hambre que pasa su amo, se compadece de él y decide compartir su uña de vaca, y no sólo eso, sino que facilita el envite alabando el manjar, pues sabe que ha de vivir acorde a la apariencia. 
Ese gesto redime a Lázaro, y a la obra entera, de todo su pesimismo, es lo que distinguirá a Lázaro de los decadentes pícaros que nos presentará la literatura posterior, Lázaro es un humano, capaz de descalabrar a un ciego, pero dar de comer a uno que ha sufrido lo que él. Se nos dice explícitamente: "Tanta lástima haya Dios de mí como yo había dél, porque sentí lo que sentía, y muchas veces había por ello pasado y pasaba cada día. Pensaba si sería bien comedirme a convidalle; mas, por me haber dicho que había comido, temíame no aceptaría el convite. Finalmente, yo deseaba que el pecador ayudase a su trabajo del mío, y se desayunase como el día antes hizo, pues había mejor aparejo, por ser mejor la vianda y menos mi hambre". 
Pienso muchísimo en este pasaje del Lazarillo, no sólo porque sea una joya dentro de la obra maestra que lo encierra sino porque me alivia la depresión. Por ejemplo ahora con la crisis, en que todo apesta tanto, en que sufrimos a políticos ineficientes que sólo la ignorancia y la desesperación pueden explicar que estén ahí , pienso en ese episodio del Lazarillo, y en esa compasión tan maravillosa, y creo que es ahí, en esos episodios de lo que Unamuno llamaba la intrahistoria, donde podemos encontrar asideros.

miércoles, 13 de junio de 2012

Algunas cosas de Junio (primera quincena)

A veces tengo la sensación de que nada pasa, de que los días se repiten, cuido de mis niños, voy al trabajo, saco algo de tiempo para leer o para ver una película, pienso las mismas cosas, siento una alegría infinita y a veces también desesperación. Pienso que debo hacer algo más para evolucionar, para estar más despierto, pero luego recuerdo que no está en "mi" mano, hacer nada. Y sin embargo la lucidez tiene algo de movimiento a contracorriente, quizá por eso suponemos que requiere un esfuerzo.
Todos los días a las cuatro cuando voy camino del trabajo esucho a Toni Garrido hacer su personal crónica de estos días tan nefastos en lo económico. ¿Están los ciudadanos por encima de sus políticos? Creo que estamos hechos de una pasta parecida pero duele imaginar que podemos ser tan ruines como ellos. Tras estar pendientes durante muchos días de la prima de riesgo, se rescató a España, aunque no se la rescató del todo, se vendió el rescate como todo un éxito ¿para quién? Los recortes sanitarios y educativos, la falta de consumo y por tanto el consecuente paro, son sólo como consecuencia de pagar una deuda con unos intereses insostenibles, al haber sido rescatados, tendremos peores condiciones, y los políticos lo venden como que encima debemos dar palmadas de agradecimiento. No soy comunista ni anarquista, pero tampoco soy gilipollas, no pienso rezarle a los mercados para que vengan a salvar a sus ciudadanos, el capitalismo nunca ha escondido sus miserias, quizá eso es  lo único por lo que tenemos que estarle agradecidos; su objetivo es que el capital se mueva y que las empresas estén por encima de las personas. El que no se haya querido enterar todavía a estas alturas de la película anda bastante despistado, o simplemente le viene bien que el sistema sea como es.

En Junio se casó uno de mis mejores amigos, hicimos una despedida y nos invitó a una hermosa y atípica boda, atardecía por la sierra de Gredos y me di un baño en una piscina mientras me bebía una cocacola ¿por qué era tan feliz? ¿por tener unos amigos tan maravillosos? ¿por tener una pareja encantadora? Por si fuera poco la vida ponía a mi cuidado dos criaturas increíbles para que las ayudara a criarse y formarse. A veces tengo la sensación de que la vida se ceba conmigo, como si la realidad conspirase infinitamente por hacerme sentir feliz. ¿O es el escitalopram?


Vi dos comedias muy tontas que se estrenan esta semana, Project X y The Big Year. No sé porqué llegué a pensar que la primera tendría algo de gracia, quizá porque tenía un crítica bastante buena, o porque el concepto de una fiesta brutal que se sale de madre tiene su atractivo, pero para lo únio que ha servido dicha película es para convencerme de que no comparto sentido del humor con mucha gente, aparte de un rosario de tetas, la película no es más que un lastre de bromas arquetípicas sobre marihuana, follar y puñetazos en los huevos. Con todo la película se soporta hasta su media hora final en que se vuelve demasiado excesiva y nos mete con calzador una moralina sentimentaloide del tipo: mejor amiga que pendón, por bueno que esté el pendón, lo curioso es que la amiga está mucho más buena que el pendón.

The big year es el relato de la competencia de tres personajes muy distintos por lograr el record anual de avistamiento de aves en Norteamérica. Si los ingleses las mataban, los americanos sólo quieren verlas, eso sí, a su estilo, casi sin disfrutarlas, simplemente apuntando una cifra. Es la cultura del guinnes y de ser "el que más", cultura que será criticada en el film con algo de moralina. A pesar de todo es lo suficientemente entretenida como para no marcharse y tiene algo de homenaje a esas criaturas aladas que hermosamente nos acompañan.

Fue el mes en que Nadal volvió a derrotar a Djokovic en un Gran Slam tras aquel título en Open Usa que cerraba un círculo (y que impedía a Nole cerrar el suyo), el mes en que comenzó la Eurocopa y a las primeras de cambio todo el mundo se hizo seleccionador, (como si alguna vez hubiera entrenado a un equipo o supiera lo que es un banquillo) porque en España somos así, sabemos de todo.

Fue el mes en que leí El jardín colgante, un libro que ganó el biblioteca breve de Seix Barral y que nos presenta una alternativa a la realidad de la transicción, entre organizaciones terroristas y del Cesid, cuya ética se confunde. Una novela de Javier Calvo, uno de los exponentes de la generación Nocilla y que si bien se esfuerza por contaminar géneros y símbolos, el resultado final tras un comienzo con cierto interés es un batiburrillo pegajoso, falto de vida e imágenes, un simple juego de letra muerta.
No se trata sólo de construir una trama curiosa u orginal, no se trata de insertar escenas de sexó, violencia y drogas como reclamo, ni siquiera basta con presentar una historia equilibrada, con un buen ritmo. Si no tenemos personajes atrayentes, con que nos podamos identificar, si no tenemos una historia llena de vida, al final lo que leemos se convierte en eso: letra muerta.




Fue el mes en que tuve que luchar contra el Win32/Olmarik y finalmente conseguí tras un par de días de análisis, descargas y búsqueda de consejos, acabar con él. (gracias al Hitman Pro)