Llevo días pensando en escribir sobre Palestina.
Quizá no lo he hecho porque no soy la persona más documentada sobre el tema y para qué.
Quizá no lo hago porque temo que se me va a avinagrar el carácter con el tema, que de por sí saca de mí lo peor.
Quizá no lo he hecho porque no va a servir de nada.
Me duelen sobre todo los inocentes, esa gente que recibe todo ese odio que no tiene nada que ver con ellos y que acaso en un futuro, ellos mismos si sobreviven o sus familiares proyectarán sobre otros que tampoco entenderán, como los que lo infligen a ellos ahora lo sufrieron hace décadas ya sin comprender.
Me duele ver qué hay gente que dice: es una guerra, son cosas suyas, el problema es Hamás.
Me duele ver cómo la ideología nos dicta, "lo que se supone que debemos pensar porque está dentro de las líneas que marcan nuestras afinidades de partido y los aparatos mediáticos" y una población enorme lo sigue a pie juntillas sin plantearse nada. Aunque mueran niños. A miles.
Creo que la humanidad está todavía en pañales.
Y otros pañales se llenan de mierda, claro, pero también de sangre, por ese motivo.
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