jueves, 3 de mayo de 2012

Un pastel de mierda o Sinfonía rabiosa (Allegro ma non tropo)

Si se hicieran las cosas como se debe, alguien, llamémoslo Crisísfulo Seloquepasa, podría dedicarse a recopilar la información en la que se afanan los mass media ultimamente (me refiero a los últimos cinco años). Estoy hablando de una especie de hemeroteca,videoteca, radioteca y demás tecas que pudieran contener toda, absolutamente toda la información con la que los medios de comunicación nos informan sobre la crisis. Datos, cifras, comparaciones, testimonios.
El material es tan ingente que si yo fuera buen escritor trataría de imitar a Borges diseccionando en una sóla frase una empresa que sería capaz de fatigar al infinito. Como no lo soy, citaré un ejemplo: El suicidio del farmacéutico griego. Toda la información recogida por la prensa (física y digital), así como todas y cada una de las opiniones de los tertulianos de la tele sobre tan trágico acontecimiento, boletines horarios, comentarios en la cola del inem,  los escritos vertidos por cualquier mindundi cibernauta que se permita opinar de la crisis, etc.
La segunda parte no por escandalosa sería más fácil. Estoy hablando de un proceso no todo lo minucioso que podría imaginarse, no tiene porque ser toda la mierda, no es necesario que la mierda de todo ciudadano esté representada, pero sí estoy hablando de toneladas de mierda, la mierda nuestra de cada día, la que expulsamos durante estos años, no toda, pero buena parte. Supongo que hay maneras, ahora que está a punto de privatizarse el canal de Isabel II, basta empalmar unas cuantas tuberías, crear un macrodepósito al que vayan a parar las contingencias. Por supuesto Crisísfulo no podría encargarse de todo, él sería el coordinador simplemente de tamaña empresa. Podría darle un toque creativo, combinando los estratos de mierda con el papel de periódico y los discos externos que contuvieran los gigabytes, trilobytes (o como se escriba) y otros disparatobytes con toda la información sobre la crisis. Se pueden hacer cosas divertidas, por ejemplo una pota de cocido con las mejores imágenes del congreso de los disputados. Un especial datos del paro con excremento cánido.
¿Por qué poner límites al pastel de mierda? ¿Por qué imaginarlo como un objeto y no como una ciudad o una especie de agujero negro que se lo va tragando todo?
El desenlace de dicho pastel queda abierto a la imaginación del lector. Yo sólo propongo algunas vías harto evidentes:
- Lanzamiento del pastel al espacio como tarjeta de presentación del planeta azul. 
- Patíbulo de mangantes del guante blanco en una sociedad utópica diseñada por un periodista reconvertido.
- Lanzamiento sin contemplaciones al mar (como se hace sistematicamente con la basura).
- Creación del sexto continente, lugar de peregrinación de futuras generaciones dispuestas a demostrar que visitaron semejante obra.
- Párque temático científico, a visitar previo paso por taquillas a cuyo lado florecería una estatua de Crisísfulo Seloquepasa, al que también le caerían varios miles de millones de TB de fotos, porque coño, Crisísfulo somos todos.

(Nota: Siento la rajada, no me suelo sentir orgulloso de mis ataque de rabia, por el contrario me abochornan o me dan culpa, pero este me hizo gracia)

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