Creo que los tiempos que nos tocará vivir van a ser bien contradictorios.
Si en el siglo XIX Dios había muerto y el XX corroboró el fracaso de las utopías, este XXI comienza con el mito del trabajo y el esfuerzo para conseguir la salvación que no es eterna pero que lo pareciera por lo que viene durando la crisis. El ojo de Dios es un widget y el precio de las virginales tablets es tan alto que no hay quien pueda manosearlas o mancillarlas. De los tiempos dorados solo queda el masivo número de coches de lujo que siguen poblando las emes madrileñas, pero el tiempo que todo lo puede ser lo acabará llevando.
Y al final la historia es la de siempre, el abuso tiránico de los gobiernos por mantener a sus insatisfechos ciudadanos tranquilos, si protestas corres el riesgo de ser acusado de poco menos que terrorismo y si te pones enfermo tú verás pero te pagamos la mitad (es un eufemismo actual, en breve no pagarán nada o te echarán a la calle), siempre puedes irte al paro a hacer bulto y cola. Si te aburres puedes al menos mandar unos cuantos whatsup o saber si lloverá por la tarde y coger un paraguas.
Hemos sido estúpidos por creer en esto, es cierto, y todavía no sabemos muy bien adonde ir, también es verdad, ahora parece que se nos despoja de nuestra condición de burgueses para dárselas a ciudadanos de economías emergentes, que esto sirva de algo. Que no luchemos para recuperar esa "privilegiada" condición, que no nos enfrentemos los unos a los otros para ello, que nos hagamos humanos ante un sistema que no lo es.
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