No pudo ser. Como ya auguraba hace unas tres semanas, el final de
temporada es con diferencia el talón de Aquiles de Rafa, desde aquel
torneo indoor que ganó en Madrid hace ya ocho años, el balear no sabe lo que es la victoria en este tipo de torneos, lo tuvo cerca contra Federer en 2010, tras una semifinal extenuante el día anterior con que ganó a Murray, y luego poco más, semis de París un par de veces y poco más.
Esta vez iba concienciado de que podía ser su año, tras su pletórico regreso y limpio de lesiones se ha encontrado con un hueso, que desde hace tres años es junto con la rodilla la mayor de sus preocupaciones. Nole ha ganado absolutamente todo desde hace dos meses, como si la pérdida del número uno hubiera azuzado al serbio, este ha comenzado a jugar como lo hiciera hace un par de años. Da miedo. Llega a bolas inimaginables, resulta casi imposible hacerle un winner, saca bien, resta como nadie, tiene buena volea, derecha y revés, es un jugador total y en los dos últimos enfrentamientos Nadal ni siquiera le ha hecho cosquillas.
Acaba así este grandioso año para Nadal, quizá el más meritorio. Con la agridulce sensación de que en 2014 tendrá enfrente a un jugador que ha reaprendido a ganarle de nuevo, la próxima cita grande será en Australia donde el serbio gana la partida 4-1, es su fortín de Grand Slams, porque allí acumula 4/6, la expectación está servida. ¿Se recuperará Murray de su lesión? Viendo como está Federer y que ninguno de los jovenes despunta, todo parece indicar que es cosa de dos.
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