jueves, 4 de octubre de 2012

El punto E

Y también es hermoso de alguna manera, desde mi casa oigo como los chicos juegan en el parque y se dicen las mismas cosas que todos los niños en todos los parques, y hace un par de horas con mis compañeros de trabajo diseccionabamos miserias, niños que por exigencia del guión no lo son, y han de imponerse a algo, no se sabe muy bien qué, han de creer en algo, no se sabe muy bien qué, necesitan amor y ni siquiera lo sospechan, se esfuerzan, estudian, se rebelan, se ponen peinados y mal requiebran a veces con insultos, y muy pesados de puro no ser ni una cosa ni la otra. 
Y es hermoso el calor, y estos cielos, y hasta el tráfico y los conductores desesperados, y el asco que da todo; los bancos, los políticos, el tonto del vecino o ese compañero de trabajo, no me digas que no es un hijo de puta, putada, las enfermedades raras, ya ni recuerdo el nombre, pero sí el de la persona, Carlos Cristos, un médico que sufre una enfermedad degenerativa y mortal y que en un documental exhibe su tristeza pero sobre todo su alegría, su curiosidad por la muerte, la hemos desterrado de nuestras vidas, no queremos ni oir hablar de ella y acaso por ello nos atenaza más de lo normal, las alas de la vida.
Volar, marchar en autobús, cruzar la estepa castellana hasta el mar del norte, para hablar de literatura, he venido aquí a hablar de literatura joder, llevo acumulando datos un par de meses y ahora los voy a vomitar, si hay suerte estaré inspirado y el conocimiento se unirá al corazón, al amor por las letras. Va a salir el tema del Quijote. 
Es lo justo, y bueno, la vida no siempre es justa, aunque siempre hermosa y perfecta, porque es hermoso pese a todo, pese al esfuerzo abusivo y el constipado inoportuno, y las horas que me he perdido con mis hijos, pero también como disfruté las otras, enamorado, fascinado, como el que es capaz de asistir a un prodigio, el del conocimiento, el de la interacción con la realidad, la danza de la realidad, y no sé muy bien porqué escribo esta entrada, acaso simplemente porque me apetecía hacerlo y ya, porque me siento triste y confundido, pero también enamorado de la vida y privilegiado, me siento un privilegiado y me gusta poder decirlo por aquí.



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