miércoles, 28 de marzo de 2012

Mi discurso del método

Pienso, luego, me despisto. Y eso a pesar del esfuerzo. Toda mi vida, siento no ser demasiado original, ha sido un intento desesperado por alcanzar la felicidad. He probado el amor, las drogas, el arte, la espiritualidad, los placeres m ás terrenales. Nada dura demasiado. Aquello que parecía tan importante y tan valioso parece olvidársenos todo el rato.
Paraíso perdido, perdido por buscarte...(una de mis citas preferidas).
¿Qué es el método? Tratar de repetir el modelo que nos llevó hasta aquel paraíso. Somos adictos a esas sensaciones y olvidamos que la verdadera liberatd es espontánea, impredecible, indomable desde el método y sin embargo insistimos, porque...
Pienso, luego insisto. No hace falta ser un obsesivo de primera categoría como yo para darse cuenta de que la estructura mental tiende a la repetición, fórmulas desgastadas ya, conjuros inútiles contra el miedo que a pesar de todo repetimos como un mantra inconsciente. Insistimos en los recuerdos agradables y en los desagradables, en los hábitos y las ideologías, dejamos de ver como son las cosas en realidad porque preferimos amoldarnos (moldes, patrones, métodos) a la idea que tenemos de ellas.
Pienso, luego me resisto. A todo lo que tengo etiquetado como malo, poco ético, inapropiado, inmoral. Todo aquello contra lo que lucho se engrandece, como dice Kafka una de las armas más poderosas del mal es la invitación a la lucha, porque lo que oponemos se resalta, nos invade y se hace más poderoso. Sólo aquello que se acepta deja de debilitarnos.
¿Es pensar existir? ¿Es el pensamiento, como dicen muchas escuelas, germen de todos los males? ¿Acaso no existen contrarios más poderosos de la lucidez y la conciencia que el despiste, la obsesión y la resistencia? ¿No es la alternativa el origen del dualismo?
Hay días que no puedo evitar sentirme denso.

3 comentarios:

  1. Yo por ello me oxigeno con alguna actividad práctica, el hombre no puede vivir martirizándose por la mente, es grande pensar y poder asumir ideas propias y albergar análisis pero si no respiramos al natural, en lo simple, nos ahogamos en esas aguas complicadas que todo lo ven con obsesión, con fijación o hasta engaño, caemos en redes que muchas veces no encuentran buena respuesta porque no todo está hecho para pensare sino para dejarse llevar también, sin que eso conlleve inercia o proclividad hacia el desastre, paz interior y eso también requiere un cierto vacío. Un abrazo.

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  2. Una reflexión muy interesante. Siempre hay que pensar, aunque, a veces, algunos, le damos demasiadas vueltas a todo. Y, claro, acabas por liarte. Pensar, sin pasarse, y actuar. Y luego, si es posible, no arrepentirse de lo que has hecho. Cuando lo analizas, ya los estás haciendo en base a otras circunstancias. Creo que yo también estoy denso. Un abrazo.

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  3. Pues sí, coincido con lo que decís ambos. Creo que el pensamiento no depende de nosotros y que cuanto más intentamos pararlo o le damos importancia más poder coge. Creo igualmente, que de ahí viene el título irónico de la entrada que el "pienso luego existo" de Descartes es una falacia y que más bien debería decirse "A pesar de que pienso, existo".
    Un abrazo a los dos

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