lunes, 10 de marzo de 2014

Brilla, mar del Edén. Andrés Ibáñez

Tras la lluvia de los inocentes (esa exquisita radiografía de los años 70 y 80 en un país que aletargado comenzaba a despertarse a la modernidad) llega una nueva novela de andrés Ibáñez en la misma, lo que es noticia, editorial que la precedente: Galaxia Gutenberg.
Tras leer las 100 primeras páginas de este vasto proyecto me repetía incansablemente, qué suerte tenemos de tener un narrador así y qué infinita suerte de tenerlo en nuestra lengua. Pero dejemos aparte juicios personales y vayamos al análisis de la novela.
Se trata y ya es mucho decir en su caso, de su obra más ambiciosa. No sólo por sus ochocientas páginas sino por lo que en ella se refiere. Ibáñez ha competido siempre con los grandes y no estoy hablando de España, siempre le ha preocupado trasladar el misterio de las cosas, radiografiar el alma personal y el alma del mundo, es el mismo de siempre, pero con dos o tres vueltas de tuerca. Atrás quedan obras más recientes para volver a la creación de mundos propios de sus tres primeras novelas, como en "la música del mundo", la música será uno de los leitmotiv de la narración, no sólo porque el narrador en primera persona sea músico (el autor también lo es) sino por la importancia de la música, del canto para trascender lo impermanente, del silencio, la importancia de la sinfonía número ocho de Bruckner y la figura del propio Bruckner que será crucial en la trama principal. 
Dejando de lado la música por el momento y sin querer destripar nada que no sea evidente leyendo la contraportada o habiendo escuchado la presentación del autor, la trama principal está construida siguiendo el argumento de la exitosa serie televisiva "lost" (perdidos) y que por si alguien por un milagro no se enteró, es la historia de un grupo de náufragos que habrán de enfrentarse tras su accidente de avión a una isla en la que ocurren fenómenos inexplicables. Al igual que en la serie los dos protagonistas contraponen dos visiones del mundo, Wade-Locke representa la intuición y la interpretación providencial de los hechos y Joseph-Jack la visión científica y racional, aunque hay que decir que Joseph desoye el método empírico porque se niega a creer lo que experimenta y percibe (que es un rasgo propio del fanatismo racional). También otros personajes son calcados a los de la serie Jimmy, Santiago Reina o en menor medida la pareja asiática. Conviven con ellos otros inventados por el autor, desde el protagonista Juan Barbarín (que tiene un nombre al que me costó adaptarme) que cuenta la historia en primera persona (cosa que no ocurría en sus novelas-mundo anteriores), Rosana, Syra, Xochitl, el obispo Tudelli o figuras reales como el maestro de yoga Dharma Mittra o incluso el gran escritor chileno Roberto Bolaño. Los personajes se mezclan con naturalidad y la primera parte de la trama, aunque sigue con bastante fidelidad la serie, se comporta como una perfecta novela de aventuras en la que lo que impera es la narración y el suspense. Es extraño que un autor se fije en una serie para crear una novela, pero estamos ante uno de los rasgos característicos de la novela posmoderna, el pastiche, la influencia de modelos de la cultura pop, la confusión entre literatura y realidad, la paráfrasis de otras obras literarias, el ensayo ficticio, la mezcla de tonos, el gusto por las listas y las enumeraciones, lo circular predominando sobre lo líneal o la presencia de lo líneal como meramente aparente, la ya citada mezcla de elementos reales con ficticios o de mundos que contienen otros mundos o que los simbolizan de forma poco explícita pero evidente... Estos rasgos en mayor o menor medida aparecen en esta Brilla, mar del Edén posiblemente la más posmoderna de todas las obras del autor, porque su tema es el fin de las creencias y ese es el tema central del posmodernismo.
Por supuesto que esta novela es mucho más que una mera adaptación de la serie Lost, ese es el hilo principal y conductor, pero de forma cervantina, y también bastante Bolañesca, a esa historia principal en seguida se le empiezan a emparejar otras muchas historias, de los personajes, de la propia isla, que comienzan a enredarse entre sí para culminar esta novela-novela que no oculta sus referentes sino que los homenajea: Pynchon, Perec, Salynger, John Crowley, Castaneda. En muchas de las historias secundarias se adapta incluso el tono de esas literaturas y uno tiene la sensación de estar leyendo al propio Murakami en la historia de Noburu que es de algún modo un pequeño guiño a 1Q84. Mención especial requiere el caso de Bolaño, cuyo personaje habla como Bolaño y sobre todo como la literatura de Bolaño y su Méjico terrible está en la historia de Xochitl y esas menciones exquísitas y al mismo tiempo espántosas sobre Ciudad Juarez que recuerdan a 2666. Porque gracias al posmodernismo ya no necesitamos esperar cien años, 2666 es un clásico de nuestras letas, es una obra de referencia para la cultura hispana y no es necesario agazaparse en espera de que el tiempo nos lo diga y homenajearla desde ya es un acto de valentía y también de buen juicio. Hablo de Murakami y hablo de Bolaño, y habría que hablar de su concepto del mal, de la fascinación que el mal provoca en esos escritores y que también aparece en esta novela, la incomprensión del mal y al mismo tiempo su irrefrenable poder.  Quizá esas influencias sean el motivo de que esta novela contenga ciertas imágenes de violencia y horror pocos frecuentes en la poética de Ibáñez, muy interesante es también la reflexión personal sobre el horror de la violencia institucionalizada y jerarquizada. Pero en Andrés siempre vence la luz, siempre vence la belleza. No se trata del optimismo vacuo de la new age ni de una convicción religiosa esperanzada o resignada. Es que, y esto es una certeza de genio y talento, es capaz de trascender la visión cotidiana de las personas, la naturaleza de las cosas para alumbrarlos y alumbrarnos con la contemplación de un detalle normalmente desapercibido.Ya desde el comienzo, en mitad del accidente "todos los nombres de Dios sonaban igual, como el nombre de un perro lejano, un perro gris que se volvía a mirar, vagamente asombrado de lo que había hecho" y también en la descripción del cadáver de esa chica a la que un pájaro picoteaba un ojo, una chica que habría jugado al baloncesto en el instituto y leído a Salinger y habría aprovechado la casa vacía para hacer el amor. O totalmente poético "la selva parecía guardar trozos de noche entre las plantas". La reflexión hermosa, el estilo natural, el detalle importante, esas son sus armas y como buen guerrero, todo escritor lo es, hace buen uso de ellas de modo que la lectura resulta placentera y gratificante, nunca enconada en lo que el autor en sus ensayos califica de prosa leprosa; Palabras acomplejadas tratando de probar sabiduría, talento. La verdadera literatura no depende de hermosas palabras, ni de un estilo abigarrado, ni de un tono solemne y sentencioso, la verdadera literatura se crea con imágenes reales, creando vida. En un pasaje en el que los insiders raptan al hijo de una pareja se nos cuenta "Todos les vimos llorar en silencio y les vimos discutir y les vimos rezar y vimos a Henry McCullough, un hombre corpulento y de aspecto señorial, recorrer las selvas con los grupos de búsqueda empuñando inútilmente en la mano su arma, una pistola, que según su esposa, no sabía disparar". Eso es literatura, todos podemos ver a ese personaje en mitad de esa jungla, podemos sentir su dolor, podemos ver lo patético (en su sentido genuino) de su gesto y de sí mismo, es una imagen absolutamente conmovedora.
La grandeza del escritor, en mi humilde opinión, no está en el ritmo de su narración (aunque la novela fluya perfectamente) o en la creación de personajes sino en su mirada virgen y al mismo tiempo inteligente. Desde siempre me han fascinado, desde su descripción del efecto en la primera novela, las teorías que el autor defiende sobre como funcionamos.  Sus personajes no evolucionan en sentido tradicional. Estos evolucionan intermitentemente, tienen revelaciones que luego se apagan, piensan algo y pronto se contradicen, aunque no creo que esto sea un defecto sino una consecuencia de lo que la novela trata de expresar, en nuestro mundo sin creencias lo verosimil no es una evolución líneal sino irregular, inconsistente. Y esta es una novela en la que todas las creencias son puestas en duda; ya vimos como se comporta Dios ante el accidente, el poder inagotable e incomprensible del mal, la insuficiencia de la religión y de muchas ideas espirituales que no hacen sino esclavizarnos. Su protagonista dice " Es difícil no ser esclavo de algo, de la carne o de no comer carne, del alcohol o de la pureza...la fe hace esclavos. ¿ Es posible vivir así? No creer en nada conduce al vacío y la depresión. entre el vacío y la esclavitud, seguramente existe una senda...los que caminan por esta senda, tan final como el filo de una navaja, son los únicos seres libres". Quizá estas palabras sintetizan el gran "asunto" de la "novela", de la novela de nuestros días. A esta reflexión parece oponerse lo que piensa su antigua novia cuando comienza en el mundo del yoga "He aprendido que nuestra vida es real. Que las cosas que nos pasan nos pasan verdaderamente...que nuestra vida es un regalo sagrado que hemos recibido y no tenemos derecho a malgastarla". Ambos tienen su parte de razón.
Por supuesto el fin de las creencias se extiende sobre lo social y lo político, "el sueño es fascista, el sueño es el opio del pueblo" es uno de los disparates que proclama un guerrillero comunista. ¿Y qué decir de las "leyes" que los poderosos Kunze y el obispo imponen para asegurar el "orden"?. Es quizá aquí donde el autor se muestra más irónico . No queda del todo claro, como en la serie , que fuerzas mueven a los insiders, pero creo que representan de algún modo a los poderosos que nos dirigen y controlan nuestras vidas esclavizándonos "Ustedes no se dan cuenta de que han llegado a una prropiedad privada. Han llegado a un lugar que ya tiene dueño" El sistema no nos quiere más felices sino más esclavos del sistema, aunque el sistema nos parezca irracional e inhumano. Así pues...¿cual es la salida? no se concreta ninguna claro, y sin embargo se apuntan algunas: la música y la creación artística en general, el amor, la búsqueda del verdadero conocmiento (esa deliciosa, edénica y borgeana  universidad blanca)...
No digamos ya más, espero no haber contado más de la cuenta, descúbralo el lector, así como su emotivo y perturbador final, un final digno para esta novela total, novela mundo, que tiene rasgos de novela de aventuras claro, pero también de novela de frontera, novela erótica, novela antropológica, novela de terror, social y de denuncia, novela amorosa, novela filosófica, metaficcional y metaliteraria, novela lírica, histórica, falsamente histórica y novela metafísica, pues todas esas cosas es y definitivamente ninguna de ellas, pues como ocurre con las grandes obras estas son inclasificables. Wade Erickson antes de comenzar su labor creando templos, se convierte azarosamente en crítico literario y dice "lo que quiero decir es que la vida es muy hermosa y que ningún libro logra captar esa hermosura, pero que algunas veces, muchas veces, de hecho, los libros son mucho más hermosos que la vida". Esta es una de esas muchas veces y mucho.

1 comentario:

  1. "Tras leer las 100 primeras páginas de este vasto proyecto me repetía incansablemente, qué suerte tenemos de tener un narrador así y qué infinita suerte de tenerlo en nuestra lengua". Me pasó exactamente lo mismo y lo pensé aún con más intensidad al terminar esta magnífica novela con la que Andrés Ibáñez se ha superado. Era admirador suyo y ahora lo soy todavía más si cabe. He recomendado y casi obligado a leer este novelón a todo bicho viviente. Lo terrible es que esta obra maestra no se haya convertido en un fenómeno editorial, eso da idea del bajísimo nivel de nuestros lectores. Afortunadamente con A. I., el nivel de los escritores en español brilla a gran altura.

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