miércoles, 15 de febrero de 2012

Cambio de aires

La vida del interino es tan ingrata. Aunque en ocasiones se te recibe con los brazos abiertos es inevitable sentir que uno no pertenece realmente a ese sitio. Me fui de Fuenlabrada con un cariño que me pareció sorprendente para haber estado tan poco tiempo con los niños. Un grupo me aplaudió, una chica dijo que se alegraba y otra dijo que no podía ser, que ahora había comenzado a enterarse. Un chico muy majo llevó el tema a un ejercicio en el que tenían que inventar verbos, yo tengo uno me dijo, notevayasantoniosear. Son las mieles de mi trabajo, se recogen con cuentagotas, pero están ahí pese a los políticos y lo desprestigiada que está la educación para el sistema capitalista en general y con la crisis en particular.
La vida del interino pende de la bola de la suerte, un llamamiento por parte de una DAT antes que de otra, unos minutos antes, unos minutos más tarde. Nunca había tenido un destino lejano, y esta vez me tocó un pueblo al oeste, a casi noventa kilómetros de mi casa. Me gusta conducir pero cada día que pasa se me hace más dura la carretera, trato de aprender el inglés que nunca termino de aprender y escucho música. Después de tantos años he vuelto a escuchar a Rosendo que me despierta por las mañanas, o escucho la radio que me parece un coñazo y termino apagándola. Lo bueno de trabajar tan lejos es que uno viaja todos los días al campo, que es una forma de mirar el paso del tiempo, ves como florecen árboles o como cambia el color del paisaje. Algunas mañanas me protejo con la calefacción de los siete grados bajo cero. Hay muchas rapaces y buitres por la zona, he comenzado a aprenderme las curvas y las gasolineras. De momento los chicos no me aprecian mucho porque les mando más deberes que el profesor al que sustituyo. Siento predilección por algunos de ellos, pero no me quiero encariñar mucho.

La vida del interino es dura, la gente te pregunta cuanto vas a estar pero nunca sabes, en realidad nadie sabe nunca nada a no ser que sea un embarazo o una cirugía, tratas de enseñarles algo, de que su vida sea un poco mejor. No terminas de pertenecer a un sitio.

Me consuela pensar que pese a nuestros planes y lo que nos dice la estadística en realidad nada en nuestra vida es previsible y que también estamos aquí de paso sin pertenecer a ningún sitio y perteneciendo a todos.

2 comentarios:

  1. Animo compañero, eres una gran persona, y un gran profesor, ¿O será al revés..? Tampoco yo lo sé...

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  2. Jejeje. Gracias María José, qué maja eres. Te echo mucho de menos en los cafés compi, lo mismo que tú me dices te digo yo. Gran persona y gran profesora.
    Un abrazo muy fuerte

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