Ya ha comenzado la segunda temporada de Game of thrones y aunque en un principio pensé en dejarla correr para luego verla toda seguida sin las interrupciones semanales, no he podido resistir la tentación de ver los tres primeros capítulos. Y estas son mis impresiones generales:
- A las subtramas y reinos ya bastante poblados se unen nuevos personajes, que si bien son atractivos: pienso en ese castillo desfragmentado en varias colinas y el reino del hierro, ralentizan la trama un poco, en cada capítulo apenas si da tiempo a verlos en uno o dos pasajes. Por ejemplo; Necesito que la acción en el norte transcurra, quiero saber qué pasa con las extrañas criaturas allende el muro. Quiero más Jhon Snow ya.
- Por el mismo motivo anteriormente mencionado, a veces los pasajes alcanzan su relevancia a través de ciertas convenciones algo previsibles. Hay traiciones algo esperables, caracteres algo caricaturizados como el del malísimo rey Jeoffrey.
- Algunos personajes se están consolidando definitivamente. Pienso sobre todo en Lord Baelish, que al igual que en vías cruzadas, es un personaje interesantísimo, misántropo, complejo y retorcido sin llegar a ser malo.
- De todo lo dicho, y a pesar de ello, Game of Thrones no sólo mantiene el nivel de la primera entrega sino que llega a superarlo, como ocurre con otras muchas series el universo que se va creando forma a llegar parte de nuestras vidas y nos va envolviendo progresivamente, más en este caso que se trata de un universo tan exhaustivo: poblado de misterios y maravillas, de violencia y erotismo, de maldad, ansia de poder y unas dosis mínimas de redención.
Sigo sin aficionarme a las series. Me quitan demasiado tiempo para el cine y los libros. Un abrazo.
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