Ultimamente, aunque de modo inconsciente, estoy practicando un ejercicio muy saludable para el alma y que es el equivalente al no hacer chamánico. Se trata de eso, de hacer lo que no es habitual en nosotros, y va desde cambiar de marca de desodorante, echar una moneda a una máquina, horror, tragaperras o comprar una marca de galletas hasta ahora desconocida. Ultimamente me ha dado por ver cine español y opinar bien de él o leerme un libro al que normalmente no le hubiera dado una mínima oportunidad. La elegancia del erizo es un superventas, un best seller, como buen aprendiz de intelectual siempre me he cuidado y mucho de este tipo de productos excesivamente democráticos, pero, qué queréis, últimamente casi prefiero la vulgaridad a la intelectualidad, así que me metí en esta novela tratando de dejar a lado todos mis prejuicios.
La elegancia del erizo es un libro que engancha con facilidad, que bien mirado no es poca virtud. Cuenta como una especie de Perec de segunda división, la vida de los vecinos de un inmueble parisino. Lo hace a traves de dos voces femeninas, una adolescente superdotada de doce años que odia a su hermana y sus padres y piensa suicidarse cuando tenga trece años y una portera amante del arte y la filosofía que prefiere que su cultura quede en el anónimato por una razón algo forzada. Su autora, marroquí de nacimiento, es también una mujer, y me temo por sus conocimientos en filosofía que ha caído en ese error tan javiermariesco de hacer que sus personajes hablen como ella. Aquí radica el primer error narrativo de bulto, las dos protagonistas hablan practicamente del mismo modo, de hecho como los capítulos no siguen una alternancia regular a veces dudamos de quien se trata.
Más cosas; el libro tiene una estructura muy irregular, al comienzo es tan extraordinariamente lento que resulta algo desesperante, y el final es excesivamente precipitado, así que el ritmo no está nada conseguido, el suspense no está nada conseguido porque es bastante previsible todo lo que pasa. Es un libro muy poco visual, apenas vemos a los personajes, ni a los objetos, ni las casas, ni nada de nada. Las emociones están muy poco conseguidas, apenas si empatizamos con los personajes, (algo más con la niña), así que no esperéis nada especial por ahí. El final es bastante lamentable, es como ya dije muy forzado, pero además extraordinariamente cursi e inverosimil.
Y a pesar de todo esto, el libro es bastante interesante.
¿Cómo es esto posible? Pues sencillamente porque este libro, o mejor dicho, el valor de este libro no radica en lo narrativo sino en lo filosófico o si se prefiere ensayístico. Su autora parece ser una mujer extraordinariamente inteligente, muy hábil para detectar algunas de las idiosincrasias de la condición humana reflejadas en nuestra socieda (especialmente lacerantes e inteligentes aquellas que tienen que ver con cierto tono misántropo, en especial sobre la hipocresía de la izquierda intelectual). La elegancia del erizo, es como su propio título indica una obra con la belleza escondida, es una falsa novela, la trama es insignificante, poco creible y cursi, no es más que la excusa para que su autora nos hable del lamentable mundo en que vivimos, un mundo lleno de miseria y ciego, incapaz de ver al otro y por tanto de verse a sí mismo, pero también el mundo en el que el arte y la empatía todavía puede salvarnos.
muy acertado tu comentario, das en la clave de la trama, estoy viendo la película y a pesar de tu cr´tica quizá lea el libro. Un abrazo. Me alegro de haberte visto...gracias.
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