Con esta película se abre la sección oficial del cine pirata asiático http://losthighwayblog.blogspot.com.es/2012/06/primer-festival-pirata-de-cine-asiatico.html.
Esta es la segunda película de Izuru Narushima y fue todo un éxito en los premios de la academia japonesa ganando película, director, actriz secundaria y casi todos los ténicos: guión, fotografía, música, iluminación, sonido, montaje.
Esta es la segunda película de Izuru Narushima y fue todo un éxito en los premios de la academia japonesa ganando película, director, actriz secundaria y casi todos los ténicos: guión, fotografía, música, iluminación, sonido, montaje.
Se trata de una película de dos horas y media que narra el particular "secuestro" de un bebé. Se trata de un rapto de la amante del marido que dolida tras un aborto al que él le animó se ha quedado sin poder tener hijos. La película es más que correcta, está bien interpretada y la historia, sobre todo la forma fragmentada en que está contada, es lo suficientemente atractiva como para enganchar al espectador. La música y la fotografía son hermosas, así pues, pertenece a esa raza de películas que dificílmente no gustarán a la mayoría del público, pero también, y ahora pasaré a analizarlo es una película a la que le faltan ingredientes para maravillar.
Uno de las cosas que no funcionan es el maniqueismo a la hora de presentarnos a los padres biológicos como un desastre absoluto (algo que me resulta poco verosimil) y también el ritmo se estanca un tanto en determinados momentos, sin llegar a ser aburrida se podría haber aprovechado mejor el metraje. Por otro lado, existen escenas algo recargadas de melodramatismo, algo inevitable en parte por la trama presentada pero también que le acerca inevitablemente a cierta esencia de las películas de sobremesa, cosa que también le ocurre a Almodóvar pero este lo sortéa gracias al humor y a su sello personal. Por lo demás es una película tierna, envolvente, llena de dolor e impotencia pero también de alegría y de agradecimiento.
Pues estoy de acuerdo en que cierto exceso melodrámatico le resta parte de su encanto. Un abarzo.
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