Este libro que salió el otoño pasado ha tenido una excelente acogida dentro del mundo de la cuentística. La ya veterana Clara Obligado nos presenta un conjunto de relatos interconectados entre sí (desde el inicio nos pide su lectura lineal), que forman una estructura novelesca, algo parecido a un comienzo un desarrollo y un fin.
En general predominan los relatos tiznados de melancolía, de amores frustrados, o del dolor de holocausto, también una hermosa parodia del otro final posible de los puentes de Madison.
Desde la cita inicial de Rilke, Obligado se centra en la idea de espiral, una línea que rodea nuestras vidas y que la hace relacionarse con otras, de modo que aunque ni lo sospechemos, todo interactúa con todo conformándolo. Es hermoso ver lo sútilmente que se ha conseguido ese efecto por como se relacionan los personajes y los familiares de los diferentes cuentos, en general ese efecto de reverberación está muy conseguido. El estilo de Clara Obligado es contenido, algo pobre en ocasiones, a veces a sus relatos les falta imagen y les sobra emoción, o por decirlo de algún modo, le faltan imágenes que creen emociones en lugar de describirlas con las palabras. Sin embargo, son certeros, equilibrados y se dejan leer muy bien. El final del segundo relato me parece muy hermoso, perfecto.
El primer relato nos habla de una caracola, el último también, entre medias se asiste a un viaje, no errará el lector si decide emprender la lectura de estos viajes equivocados.
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